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Jungkook miró fijamente a Jimin mientras este dormía. Incluso si en sus mejores sueños se había imaginado en esa posición, seguía pareciendo surrealista.

Jimin había sido su primer amor. Un poco platónico, pero amor, al fin y al cabo. A fin de cuentas, Jungkook siempre supo que no tenía una oportunidad. En Estados Unidos, se pasó su adolescencia comparando a todos los chicos con Jimin. Sabía que estaba mal, pero nada impidió que, al final del día, se preguntara qué sería de él. Siendo honesto consigo mismo, todo lo que Jungkook quería era saber si Jimin tenía la vida que merecía, por eso su cabeza se volvió un desastre al saber que, en realidad, la perfecta vida que este parecía llevar se fue abajo en un suspiro.

Alguien le había roto el corazón a Jimin. Y Jungkook no podía estar en paz consigo mismo sin saber cómo estaba el chico. Había pasado los últimos años de su vida siguiendo limitadamente su vida a través de sus redes sociales, pero cuando Park decidió desaparecer del mapa, una parte de él desapareció con el chico. Jungkook estaba constantemente preguntándose si lo estaba haciendo bien, si había salido de la cama, si estaba trabajando como de costumbre, si seguía reuniéndose con sus amigos, si se culpaba del quiebre o no y, antes de notarlo, sus miedos ya habían llegado al corazón de cada uno de los integrantes de su familia. Así que, cuando su padre le insistió en que fuera a Corea a comprobarlo por sí mismo, Jungkook ya no pudo decir que no.

Inicialmente, ese era el plan: Saber cómo estaba y ayudarlo a salir del hoyo en que se había sumido su vida desde que su prometida lo había dejado. Sin embargo, los planes cambiaron su rumbo con ese primer encuentro. Jungkook no esperaba que Jimin lo reconociera, no después de tantos años y todo un cambio físico y personal de por medio, pero definitivamente no esperaba que esos ojos lo miraran con reconocimiento; como un hombre que era consciente de él.

Algo que jamás pudo ser posible para Jeon Jungkook se convirtió en una realidad para Jungkook Jones. Y, dándose una oportunidad a sí mismo, el joven decidió que bien podía cerciorarse de si su flechazo por Jimin seguía siendo platónico o no. Y, por supuesto, no lo era. Y lo que Jimin desarrolló por él tampoco lo era.

Así que así habían acabado: Enredados entre las sábanas después de haber hecho el amor por primera y segunda vez. Tan feliz como se sentía, Jungkook no podía fingir que no estaba igual de aterrado. Una voz en su mente, esa más pesimista, aún creía que Jimin despertaría y lo miraría horrorizado, como si notara tardíamente el error que había cometido. Fue por eso que, en vez de permanecer junto a él, Jungkook se levantó en silencio, apresurándose en ir hasta el salón, buscando aire y consuelo.

Porque sí, quería llorar.

―Jungkook, ¿puedes decirme qué haces llamándome a esta hora? Porque, aunque aquí el sol todavía está arriba, estoy seguro de que allá son como las 5 de la mañana ―dijo Namjoon apenas atendió su videollamada―. Espera, ¿qué tienes? ―lo miró preocupado―. ¿Estás enfermo? ¿Por qué luces tan pálido? ¿Por qué me estás llamando a mí en vez de llamar a una ambulancia? ¿Debería llamar a Yoongi para que vaya a verte? Aunque Yoongi es imposible de...

―Hyung ―lo detuvo―. Está bien, estoy bien. Yo solo... ―negó con la cabeza y cubrió su rostro sin saber qué decir―. Acabo de tener la noche más mágica de mi vida.

―Bien, tu cara no está muy de acuerdo con eso.

―Lo sé ―suspiró, descubriendo su rostro―. La cosa es... estoy en el departamento de Jimin ―Namjoon abrió la boca, sorprendido―. Y, si vas a preguntar lo que creo que vas a preguntar, la respuesta es sí, lo hicimos.

―Mierda.

―Mierda, ahá ―asintió pesadamente, frotando sus ojos.

―Pero ¿no es eso algo bueno? Porque, si lo es, ¿por qué luces como si fueras a llorar? Cabe aclarar que no me parecen lágrimas de felicidad.

―Estoy asustado ―confesó, permitiendo que las lágrimas bañaran sus ojos―. Hablamos de esto, de cómo nos sentimos por el otro y, aparentemente, él se siente como yo. Así que sí, tuvimos sexo, y fue perfecto, y estaba durmiendo felizmente con él hace un rato, pero... ―se quedó sin palabras, sintiendo que se ahogada con ellas. Namjoon lo miró apenado cuando este secó sus lágrimas.

―Pero crees que esto no es real ―terminó de decir por él―. Temes que Jimin despierte y se arrepienta de lo que sucedió entre ustedes.

―No sé si pueda soportarlo, hyung ―secó sus lágrimas―. Me siento tan estúpido por amarlo tanto. Sé que me quiere, pero también sé que no tanto como yo a él. Y, mientras yo estoy completamente seguro de que quiero esto para mi vida, me aterra pensar que él no está tan seguro como yo ―miró a su hermano―. ¿Qué debería hacer?

―Escucha, saltamontes ―respondió con calma―. Te estás adelantando a los hechos. Sí, es cierto que has amado a Jimin desde antes, pero dale una oportunidad al chico de demostrarte que está en la misma página que tú. Además, ¿de verdad crees que despertará y te echará después de lo que acaban de vivir? ―cuestionó―. Porque, hermanito, si ese chico hace eso, entonces no es el Park Jimin del que me has hablado todos estos años.

Jungkook guardó silencio. Terminando de secar sus lágrimas, asintió lentamente, de acuerdo con lo que decía Namjoon. No le servía de nada llorar y temblar, imaginando lo que se avecinaba. ¿No era ese su momento de ser feliz acaso?

―Bien, si lo entiendes... ―continuó Namjoon―. Quiero que cortes esta llamada y regreses a la cama con él. Y, si tu corazón se siente inquieto, entonces despiértalo y veremos qué hace. Con ello, tendrás la respuesta que esperas.

―Tienes razón ―suspiró, mirándolo con timidez―. Gracias, hyung.

―No te preocupes, sabes que cuentas conmigo ―le sonrió―. Siempre me dijiste que esperabas que Jimin fuera feliz, pero, como tu hermano, lo más importante para mí es que tú lo seas ―le recordó―. Así que vuelve ahí y sé feliz, Jungkook.

Jungkook asintió, cortando la llamada. Dejando su celular ahí, decidió regresar al cuarto de Jimin, tal como Namjoon le había dicho. Y, como su corazón aún se sentía inquieto, tocó el hombro del chico, esperando una respuesta de él.

―¿Jungkookie? ―Jimin llamó, mirándole somnoliento―. ¿Qué sucede, cariño?

―Tuve una pesadilla ―murmuró, sintiendo sus ojos humedecerse.

Jimin suspiró, extendiendo su brazo para que el menor se acurrucara en su pecho. Y, cuando este finalmente estuvo ahí, lo abrazó con fuerza y besó sus cabellos, asegurándole que todo estaría bien, porque estaba ahí con él. Esta vez, Jungkook sí lloró de felicidad. Permitiéndose soltar un par de lágrimas, se aferró a ese hombre con la certeza de que había tomado la decisión correcta.

 Permitiéndose soltar un par de lágrimas, se aferró a ese hombre con la certeza de que había tomado la decisión correcta

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Espero que seas feliz [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora