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Jimin se puso su pijama tras haberse dado una ducha. Había pasado el resto de la tarde limpiando su departamento y su cuarto, esperando que el orden del lugar ayudara con su caos mental. ¿Funcionó? No exactamente, pero fue un buen distractor mientras duró.

Ahora, recostado sobre su cama mientras miraba el techo, se preguntaba si sería buena idea preparar algo para comer, pedir comida a domicilio o simplemente volverse a dormir, porque no tenía mucho apetito. Se sentía agotado mentalmente y, cuando estaba en ese estado, no había mucho que quería hacer.

Aunque, en realidad, sí había algo que deseaba justo en ese instante: Ver a Jungkook.

Pero aún no estaba seguro de qué decirle después de aquel beso. Y, haciendo memoria de la noche anterior, tampoco sabía cómo podría mirarle a la cara sin recordar cómo este había lamido su dedo descaradamente hasta meterlo en su boca y chuparlo. Jimin se quedó mirando su propia mano, poniéndose rojo de solo imaginarlo.

―¿Quién será? ―suspiró, poniéndose de pie cuando alguien tocó el timbre de su apartamento.

Jimin revisó la pantalla, pensando que quizás uno de sus amigos querría confirmar en persona si seguía con vida, pero casi se le salió el corazón al ver que, en cambio, era Jungkook quien estaba de pie ahí. Si tan solo hubiera tenido algo de maldad en su corazón, se habría atrevido a dejarlo afuera e ignorarlo, sin embargo, él no era así. Aún sintiéndose atareado por los acontecimientos, Jimin abrió la puerta, encontrándose con los curiosos ojos de Jungkook.

―Hey, parece que vine un poco tarde ―Jungkook sonrió, alzando una bolsa―. Pasé por dónde Seokjin hyung y me pidió que te trajera la cena. Estaba muy seguro de que intentarías saltarte las comidas.

―Muy amable por su parte ―agradeció con un asentimiento, recibiendo la bolsa―. Pero ¿realmente te pidió expresamente a ti que me trajeras esto? ―cuestionó.

―Quizás... quizás me ofrecí voluntariamente solo porque quería saber tu dirección ―aceptó sin dejar de sonreír con inocencia―. Y tal vez él me lo dijo enseguida, porque quería darme una mano contigo.

―Sí, eso suena más como ustedes ―se dio la vuelta―. Puedes pasar, Jungkook. Estoy seguro de que no viniste aquí solo para esto.

―Correcto ―Jungkook cerró la puerta y se quitó los zapatos, dirigiéndose a uno de los sofás―. En realidad, estaba preocupado por ti.

―¿Por mí? ―Jimin se sentó frente a él luego de dejar la comida sobre la mesa―. ¿Por qué?

―Sé cómo eres cuando piensas demasiado las cosas ―rodó los ojos―. Incluso desde que eras un adolescente, te enfermabas cada vez que tenías que tomar una decisión importante. No creo que hayas cambiado mucho desde ese entonces ―Jimin enseñó una sonrisa torcida sin poder rebatirlo―. Siento si te puse en esa situación.

―Me puse solo en ella ―respondió con calma―. Yo fui el que te besó, Jungkook. Y sí, no he estado en la mejor condición desde entonces, pero no es tu culpa.

―Entonces... ―jugó con sus manos―. ¿Podemos hablar de eso ahora? ―pidió―. Porque creo que debemos hacerlo. Si esto seguirá afectándote psicológicamente, deberíamos poner las cartas sobre la mesa y ya.

―Ah... ―Jimin peinó sus cabellos hacia atrás, incómodo―. Siempre has sido demasiado directo.

―Me gustas.

―... y a eso es que me refiero.

―¿Te gusto?

―Jungkookie, esto no es solo si me gustas o te gusto ―intentó explicar, nervioso―. Eso no es lo importante ahora. Además, ¿cómo puedes decirlo con tanta convicción?

Espero que seas feliz [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora