Jimin no volvió directamente a casa después de la escuela y eso preocupó a Jungkook. Por lo general, el mayor no era alguien que tomaba desvíos, por lo que un mal presentimiento se acentuó en su corazón cuando, tras esperarlo como cada tarde, este no llegó. El más joven de la familia Park llevaba días actuando extraño y Jungkook comenzaba a hacerse una idea de lo que iba mal, pero no había querido sacar el tema a colación. Sobre todo, era demasiado consciente de que era mucho más pequeño que Jimin y probablemente este ni siquiera le tomarían en serio.
Sin embargo, en vista de los acontecimientos, ¿no era esa su señal para hacer algo?
Jungkook tomó su bicicleta y se dirigió al río Han. En sus años conociendo a Jimin, había descubierto que este chico siempre iba al mismo lugar cuando algo le molestaba. El mayor había estado enfermo recientemente, quizás debido a lo mismo que lo traía preocupado, por lo que, tras haberse repuesto, debía suponer que había ido a ese lugar.
Y, como era de espera, Jungkook tenía razón.
Jungkook se detuvo a pasos del mayor, quien parecía estar centrado en el río, pero algo en su corazón se rompió cuando lo vio frotar sus ojos, confirmándole el peor de los casos: Jimin estaba llorando. Bajándose de su bicicleta, ni siquiera le importó dejarla tirada, sino que se apresuró en ir hasta su hyung. Jimin se sorprendió cuando, al alzar la vista, se encontró con ese par de ojos que adoraba. Y, aunque estaba inmerso en sus propios problemas, no pudo evitar preocuparse al ver la tristeza en la mirada de aquel niño. ¿Por qué Jungkook lucía como si algo terrible hubiera pasado?
―Jungkookie ―Jimin suspiró, dando golpecitos en el sitio junto a él―. Ven aquí.
El menor obedeció, sentándose junto a él sin demora. Jimin acarició sus cabellos, buscando sus ojos para intentar saber qué pasaba.
―¿Qué haces aquí? ―le preguntó―. ¿Sucedió algo malo y por eso viniste a buscarme? Siento no haberme ido directamente a casa ―se disculpó.
―No me pasa nada ―respondió, girando a verlo―. Vine, porque estaba preocupado por ti. ¿Por qué lloras, hyung?
Jimin se distanció, sintiéndose descubierto. Pensó que había hecho un buen trabajo al ir ahí y llorar en silencio, por lo que se sintió tonto al ser descubierto por un niño de 10 años. Es más, ¿no debería avergonzarse de sí mismo por preocupar a alguien tan pequeño?
―No es nada, no te preocupes. Tu hyung solo es un bobo demasiado sensible ―intentó convencerlo, volviendo a mirar el río.
―No es cierto, Jimin hyung es muy fuerte ―rebatió Jungkook―. No soy tonto, sabes que puedes confiar en mí.
―Lo sé ―asintió―. Pero es... complicado ―musitó, mirándolo de reojo. No obstante, el menor le miró con tal insistencia, que no supo cómo decirle que no―. Es sobre Taehyung.
―¿Pelearon?
―Ha comenzado a salir con una chica ―corrigió, mirando el río con tristeza―. Y lo apoyé desde que me dijo que le gustaba, pero ahora que los veo juntos... simplemente, ¿se siente como raro? Justo aquí ―señaló su corazón―. Duele.
―¿Porque te gusta Taehyung?
Jimin no respondió; no fue capaz. Si le hubiera contado ese problema a cualquier persona, probablemente habrían inferido que le gustaba esa chica o tenía miedo de perder a su mejor amigo, sin embargo, como era de esperar, Jungkook fue justo al grano: Dolía, porque le gustaba Taehyung. Y lo terrible no era haberse dado cuenta demasiado tarde, sino que ni siquiera sabía que le gustaban los chicos también. Jimin no sabía cómo tener esa conversación con sus padres y ni siquiera sabía cómo se lo explicaría a un niño. ¿Era bisexual? ¿Qué le gustara Taehyung significaba que lo era? ¿O quizás estaba confundido? Pero no se sentía como confusión. El dolor en su corazón era real; las lágrimas lo eran. La manera en que se volvió consciente de lo encantador que era su mejor amigo también se volvió bastante real, hasta el punto de resultarle escalofriante.
Mierda, le gustaba Taehyung. Le gustaba su mejor amigo. Le gustaba un chico; un chico que, de hecho, se sentía atraído únicamente por chicas y acababa de conseguir su primera novia.
¿Acaso no tenía suficientes buenas razones para llorar?
―Jimin hyung... ―susurró el menor, viendo cómo el mayor escondía su rostro, queriendo ocultar su silencioso llanto―. Está bien ―intentó animarlo, estirando su brazo para darle palmaditas en la cabeza―. Está bien.
―¿Qué está bien? ―preguntó Jimin con la voz quebrada, sin atreverse a mirarlo.
―Lo que sientes ―aseguró―. Está bien llorar si a la persona que te gusta le gusta alguien más ―sonrió con tristeza―. Y tampoco está mal si te gusta un chico en vez de una chica.
―Solo tienes 10 años, Jungkook ―Jimin finalmente lo miró―. Tienes 10 años, no lo entiendes.
―Lo entiendo, ¡porque a mí me gusta mucho Jimin hyung! ―declaró, pero Jimin solo rio, enternecido―. Es verdad.
―Eres tan pequeño... ―ahora fue Jimin quien acarició sus cabellos―. Gracias por intentar animarme, Kookie.
―Pero yo... ―Jungkook se detuvo, notando que Jimin había vuelto a sonreír solo por él. E, incluso si solo era una sonrisa diminuta, no quería arruinar eso―. Pero de verdad está bien si te gusta un chico ―insistió por ese lado, tomando la mano que acariciaba su cabello―. Porque, sin importar quién te guste, Jimin hyung siempre será Jimin hyung.
―¿Sí?
―Sí ―asintió, convencido―. Jungmin hyung, la señora y el señor Park, y todos tus amigos, te aman, porque eres tú, no por quién te gusta ―sonrió―. Así que no te preocupes, ¿sí? Quienes te amamos, lo hacemos incondicionalmente.
Jimin lo miró sin saber cómo responder a esas palabras dichas con fervor. Jungkook parecía tan seguro de sí mismo que, por primera vez, los tormentos de Jimin no pesaron tanto en su corazón. Su vecinito tenía razón: El amor no era algo que condicionabas. Así que, abrazándolo en respuesta por sus dulces palabras, agradeció ser amado por ese niño. Pues Jimin sabía que, incluso si el día de mañana todos le daban la espalda, aún lo tendría a él.
Jeon Jungkook siempre velaría por él.
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