Espero que seas feliz [JiKook]

[02]

Jimin se alegró de comprobar que sus amigos aún no habían cerrado su local; aún quedaban unos pocos clientes cuando cruzó el umbral. Desde la caja, Seokjin le sonrió, haciéndole un gesto para indicarle que volteara el cartel a cerrado. Su sonrisa rápidamente pasó a una de interés cuando notó que tenía compañía y esta no se trataba de Taehyung o Hoseok.

―¿No estabas con los chicos? Pensé que te convencerían de ir a mover las caderas ―Seokjin fue rápidamente hasta su mesa tras dejar a su hermana a cargo de la caja.

―Buenas noches, hyung, también me alegra verte. Y ¿Hoseok y Taehyung? Se han esfumado de mi vista apenas entramos al club, así que decidí venir por algo de comida junto a Jungkook ―señaló al joven que lo acompañaba, quien sonrió en respuesta―. Hyung, este es Jungkook Jones. Jungkook, este es el hyung de mi grupo, Kim Seokjin.

―¿Jones? ―repitió el mayor, mirándolo con interés―. ¿No eres coreano?

―Según mi pasaporte, soy muy estadounidense. Pero, si hablamos de genética... ―rio entredientes, cubriendo su boca por reflejo.

―Eso es tierno ―Seokjin compartió una risa con él, encontrando adorable su gesto―. Gran estilo, por cierto ―y señaló sus uñas.

―Solo tienes que decir que es tu tipo ―dijo alguien más tras de él. Jimin rio cuando Yoongi apareció sin expresión alguna, depositando una bandeja en la mesa―. Hola, Jimin. Hola, chico nuevo. No planeo seguir cocinando por hoy, así que confórmense con las sobras.

―Hey, no seas maleducado ―Seokjin golpeó su cabeza―. Jimin tiene un nuevo amigo, al menos intenta dar una buena impresión.

―Es medianoche, Seokjinie. Es hora de dormir, no de dar buenas impresiones ―frunció sus labios, mirando nuevamente al desconocido―. Así que ¿Jungkook Jones? Ya que eres amigo de Jimin y lindo, las sobras corren por cuenta de la casa.

―¡Min Yoongi! ―Seokjin reprochó, pero este lo ignoró, tomando asiento junto a los recién llegados.

―Bueno, si estas son las sobras, no puedo imaginar lo increíble que debe ser un plato real ―admitió Jungkook, tomando sus palillos con entusiasmo―. Y nunca le diré que no a la comida gratis.

―Bien, él acaba de robarse mi corazón ―aceptó Seokjin, sentándose junto a Yoongi. Una sonrisa se extendió en sus labios cuando el joven de cabello negro azulado hizo un sonidito de satisfacción―. ¿Eso está bueno?

―¡Es lo mejor que he probado en años! ―admitió, volviendo a llenar su boca con más comida.

―Y con eso terminó de robarse mi corazón también ―añadió Yoongi, asintiendo―. Niño, eres justamente mi tipo. Me gustan los hombres con buen apetito.

―Y a mí me gustan los chicos con aspecto lindo ―dijo Seokjin por su parte, sonriendo falsamente a Min.

―Sí, de acuerdo, es por eso por lo que salen uno con el otro, así que no espanten a mi invitado ―intervino Jimin de inmediato, a sabiendas de que no debía dejarlos continuar. Sobre todo, temía que Jungkook quisiera huir tras escucharlos―. ¿Ustedes no tienen más trabajo por hacer?

―Ya atendimos a todos los clientes y Ryujin está en la caja, eso es todo ―respondió Yoongi y, cuando Jimin abrió la boca para rebatir, agregó: ―Y ella no necesita ayuda, para eso le pagamos.

―Ja, ja, tan agradables ―Jimin sonrió con falsedad―. Honestamente, está bien si nos dejan solos. Estoy seguro de que Jungkook estará más cómodo sin ustedes.

―Pero no estoy incómodo ―dijo el menor, masticando felizmente su comida. Jimin lo miró con suplica mientras el otro par chocaba los cinco―. Ellos también son mi tipo ―añadió al final, sonriendo.