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[Jungkook, 20 años. Febrero de 2019.]

Jungkook se lanzó a su cama después de elegir lo que llevaría para su viaje. Aunque tenía que ir al otro lado del mundo, no le hacía feliz llevar mucha carga consigo, así que solo llevaría lo esencial. Sin importar por cuánto tiempo estaría afuera, parecía innecesario llevar cosas que fácilmente podría conseguir en Corea también.

Revisó su celular, como era habitual. A pesar de que tiempo atrás los amigos de Jimin solían publicar fotos con él, eso había ido acabando gradualmente hasta volverse inexistente. Sin embargo, aún sabiendo esto, Jungkook no perdía la esperanza de que una foto de Jimin volviera a aparecer en sus incesantes búsquedas. ¿Por cuánto tiempo más podría estar el mayor escondiéndose en su desgracia? Porque ¿de qué otra forma llamar a las decisiones que había tomado tras el fin de su compromiso?

Jungkook sabía cuán importante era Sonyuh para Jimin. Prácticamente, la chica había sido su amor de toda la vida. No obstante, ya había pasado un año desde que esa relación acabó. ¿Era cruel de su parte querer que el hombre lo superara de una vez por todas? ¿No era más dañino alejarse del mundo y hundirse en soledad?

Ese no era el Jimin que Jungkook había conocido en su infancia. Aunque, claro, las personas cambiaban. ¿Qué tanto había podido cambiar Park Jimin entonces?

―¿Estás buscando señales de vida de él de nuevo? ―preguntó Namjoon asomándose por la puerta―. ¿No te sientes ni un poco como un acosador?

―¿Acosador...? ―Jungkook se enderezó en su cama, soltando su celular―. No realmente. Más bien... ¿soy como una persona que espera que sea feliz? ―sonrió―. Eso es. Solo compruebo si hay señales de él, porque sé que el día en que se atreva a salir de su caparazón, volverá a mostrarse al mundo tal como solía hacerlo ―miró su celular abandonado―. Porque así es Jimin hyung. Le gusta sacarse fotos con amigos y familiares, además de publicar vídeos cortos bailando y desearle un buen día a todos.

―¿Irás a Corea con eso en mente? ―Jungkook volvió a mirarlo. Ahora su hermano se había cruzado de brazos sobre el pecho, mostrándose un tanto inconforme―. Ese es el Jimin de tus recuerdos. Le estás deseando felicidad a un recuerdo y no solo eso. Estás viajando hasta el otro lado del mundo para ayudar a ese recuerdo.

―Eso es duro viniendo de ti ―el menor se levantó con una sonrisa.

―Solo me asusta que te rompan el corazón y no poder estar ahí para ti ―admitió entristecido―. Ninguno de nosotros estará ahí.

―Hyung ―Jungkook sostuvo sus manos―. Desearle felicidad al Jimin de mis recuerdos es lo bastante increíble para mí, ¿sabes por qué? Porque quien estuvo conmigo cuando niño fue justamente ese Jimin ―señaló―. ¿Viajar al otro lado del mundo por él? Lo haría sin pensarlo dos veces, porque, sin importar cómo es ahora, ese fue el chico que corrió por mí cuando yo era quien necesitaba a alguien ―sonrió―. Eso es todo. Eso está bien para mí. No espero que Jimin entienda mi corazón, solo planeo devolverle lo que un día me entregó.

―Y eso está bien, porque siempre hay que estar agradecidos con quienes han hecho de nuestro mundo un lugar mejor ―dijo William, apareciendo detrás de Namjoon―. Calma, hijo, Jungkook sabe lo que hace.

―Sí... bueno... ―frunció sus labios mientras William presionaba su hombro con cariño―. Entonces, al menos debería ser un poco más egoísta.

―Pero soy una persona muy egoísta ―rebatió Jungkook con la mano en el corazón, haciendo reír a los dos hombres―. El único egoísmo aceptable es el de procurar que todos estén bien para estar uno mejor ―recitó.

―Jacinto Benavente, dramaturgo español y premio nobel de literatura en 1922 ―agregó su padre, mirándole con diversión―. Pero no sé si darle totalmente la razón ―miró al mayor de sus hijos―. Nam, ¿me permites tener a solas con Jungkook una seria charla sobre egoísmo?

Espero que seas feliz [JiKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora