El Príncipe Comadreja de Konoha (Traducción)

Capitulo 12

– Uchiha Itachi, te he estado esperando. Tenemos mucho que discutir. – Dijo Otsutsuki Hagoromo con seriedad, los ojos púrpura del Rinnegan se concentraron por completo en el descendiente de Indra al que había señalado fuera de lugar en esta ocasión. Dicho Uchiha le miró con la misma seriedad, y una mano se dirigió hacia su hitai-ate. El anciano no hizo ningún movimiento para detenerlo e Itachi supuso que si realmente era el Rikudo Sennin no tendría ninguna razón para hacerlo. Si se sentía amenazado, podía apartar fácilmente a Itachi como a un insecto molesto y acabar con él. ¿Qué clase de amenaza sería Itachi para él, que fue el primero en ser aclamado como el Dios de los Shinobi?

Así que Itachi no se sintió mal por tener que liberar su chakra desactivando el sello de supresión y se sintió un poco mejor cuando permitió que sus ojos se activaran rápidamente, convirtiendo el Sharingan en Mangekyo Sharingan y mirando al Otsutsuki con nuevos ojos. Lo que había sospechado se demostró cierto e Itachi dio un paso atrás, debatiéndose entre huir de este lugar o inclinarse ante el anciano en señal de respeto. A pesar de lo que su historia con Sasuke pudiera sugerir sobre sus tendencias suicidas, Itachi estaba lejos de querer encontrarse con la muerte. Quería vivir como cualquier otra persona, sólo que había aceptado que no lo merecía por todos los crímenes que había cometido y que Sasuke era el único que merecía acabar con él.

Eso no significaba que quisiera morir y ciertamente no quería que el Sabio de los Seis Caminos lo matara. Hagoromo pareció percibir hacia dónde se había desviado su línea de pensamiento y se apresuró a disuadirlo. – Tranquilo, Uchiha Itachi. No tengo intención de hacerte daño de ninguna manera. Simplemente deseo hablar contigo sobre tu situación actual.

Eso atrajo instantáneamente la atención de Itachi y se calmó un poco. Ni siquiera estaba seguro de por qué había tenido esa reacción en primer lugar. Podía ser que todo había sido demasiado. Estar a punto de morir, ser sacado del umbral de la muerte, conocer a personas muertas desde hace un siglo, que Konoha desapareciera, conocer al antepasado de su mejor amigo, que le propusieran experimentar por fin la paz él mismo y saber que no podía aceptarlo y ahora esto... Era realmente abrumador. Itachi sentía que se había tomado todo con bastante calma. Incluso se permitió un momento de debilidad, de pánico, aunque sabía que no estaba realmente justificado.

¿Pero no lo era? Hagoromo en realidad tenía razones más que suficientes para estar enojado con Itachi. Itachi no sólo había destruido uno de los clanes de su hijo, sino que además representaba un peligro para los otros dos. No es que los Senju o los Uzumaki estuvieran mejor que los Uchiha. Sólo quedaban, además de Sasuke, la Senju Tsunade, el Uzumaki Naruto y esa chica Uzumaki Karin que seguía a Sasuke. Pero la presencia de Itachi aquí debe representar una amenaza para el flujo actual del tiempo y por eso Hagoromo podría haber decidido borrarlo de aquí.

Y estaba siendo irracional de nuevo. Itachi estuvo a punto de poner los ojos en blanco por su comportamiento. Esto no era propio de él. Si alguno de sus compañeros de Akatsuki o ANBU lo hubiera visto así, se habría reído a carcajadas. Realmente, Itachi se sentía avergonzado de sí mismo. Sin duda tenía un tornillo perdido en alguna parte si reaccionaba así ante su gran antepasado, del que se rumoreaba que no era más que amable e indulgente en vida. Y decían que se llevaba su personalidad a la tumba.

Así que, como señal de buena voluntad y fe, Itachi permitió que su Mangekyo volviera a ser sólo el Sharingan normal, pero no volvió a poner el sello de supresión ni desactivó sus ojos por completo. Confiado podía estar dispuesto a ser pero no iba a volverse tonto. Este hombre había estado esperando a que Itachi se acercara a él por sí mismo durante casi un mes entero. Esto no iba a ser una simple llamada social para charlar.

Aun así, Hagoromo parecía complacido con la cantidad de confianza que Itachi había estado dispuesto a extender y sonrió a su gran descendiente. – Te agradezco que estés dispuesto a contribuir a esta conversación y a discutir este asunto conmigo a fondo.