La predicción de Itachi se cumplió y al final de esa semana, Hashirama y Butsuma tuvieron que partir para dirigir un pelotón hacia un nuevo campo de batalla donde un pelotón Uchiha había sido avistado por algunos de sus exploradores. Y por primera vez desde aquel día en el río, cuando se vio obligado a ver cómo su mejor amigo le daba la espalda, el Senju Hashirama se mostró reacio a abandonar el campamento Senju.
Normalmente, estaría casi hiperactivo por salir al campo de batalla, donde sabía que estaría su amigo y donde podría verlo e intentar hacerle entrar en razón de nuevo. Habían compartido un sueño, una hermosa fantasía que Hashirama aún creía que podrían hacer realidad si unían sus fuerzas, por lo que nunca dudaba en salir y enfrentarse por el resto de sus compañeros de clan, para chocar espadas y murmurar palabras de forma que sólo su amigo pudiera oírlas, sus conversaciones en voz baja ocultas bajo el choque de otras espadas, armas, explosiones, jutsus y gritos que resonaban en el campo de batalla. Independientemente de las heridas que pudiera sufrir en el combate, siempre consideraba que al final valía la pena si conseguía pronunciar aunque fuera una sola palabra a su amigo, algo por lo que Tobirama le llamaba idiota. A menudo era incluso el primero en salir corriendo de su campamento cuando se enteraba de que estaba a punto de producirse una escaramuza con el Clan Uchiha.
Pero esta vez no.
Esta vez, dudó.
Esta vez, tenía algo que lo retenía.
Esta vez, Itachi estaba aquí y Hashirama no quería dejar atrás al joven.
Itachi era todo por lo que Hashirama podría haber rezado, había rezado durante años y años, especialmente desde aquel día en el río. El joven tenía una voluntad fuerte, era decidido, tenía una fuerte brújula moral, hablaba con suavidad, no tenía ni un rastro de arrogancia, era sabio más allá de su edad a pesar de intentar ocultarlo bajo su humilde comportamiento y, sobre todo, quería la paz. El muchacho -pues ni siquiera Hashirama podía abstenerse de pensar en él como tal, a pesar de saber que era un shinobi y que, como tal, probablemente había dejado la niñez hace mucho tiempo- había propiciado con su sola presencia lo más parecido a la paz que ninguno de los Senju había sentido jamás, y Hashirama sabía que si Itachi hablaba alguna vez de paz a los miembros de su clan, éstos lo considerarían seriamente. A pesar de lo que a un Senju Butsuma le gustaba creer, sus parientes estaban cansados de la guerra y sus vidas. Querían vivir por algo más que la venganza. Simplemente no se atrevían a hablar en contra de Butsuma y del Consejo de Ancianos que apoyaban completamente su campaña contra los Uchiha.
Pero Itachi podría cambiar eso. El chico tenía una especie de encanto que atraía a la gente y se ganaba fácilmente su lealtad. Era neutral, no pertenecía ni a los Uchiha ni a los Senju. Era nuevo en esta guerra sin sentido y sus ojos podrían ver una solución que ninguno de ellos podía encontrar todavía. Tal vez, si tienen suerte, Itachi sea justo lo que necesitan para detener este ciclo de derramamiento de sangre. Hashirama quería aferrarse a esta alma gemela, no dejar nunca que Itachi se fuera, no alejarse demasiado de su lado, donde estaría desprotegido y vulnerable. Butsuma seguía siendo partidario de la ejecución de Itachi y la mayoría de los Ancianos estaban de acuerdo con él, pero sabían que no debían volver a cruzarse con Hashirama en el asunto de sus pacientes. No se atreverían a atacar a Itachi y Hashirama no dudaba de que Itachi era un ninja decentemente fuerte para haber llegado a la edad de veintiún años sin ninguna cicatriz en el cuerpo, como había descubierto cuando el chico fue traído por Tobirama y Toka al hospital. Mito tenía razón. Era fuerte.
Pero Hashirama seguía preocupado. Itachi había estado extremadamente enfermo no hacía mucho tiempo y durante mucho tiempo por lo que parecía. Podría tener una recaída y lo único que tendrían que hacer los Ancianos sería ordenar a todos los demás que se mantuvieran alejados de él hasta que volviera Hashirama, su sanador oficial, lo cual podría ser demasiado tarde para Itachi. Y Hashirama sabía que tampoco podía llevar a Itachi al campo de batalla con ellos. Butsuma o alguno de sus hombres simplemente lo mataría y diría que había sido en el fragor de la batalla porque se parecía demasiado a un Uchiha, algo que ni siquiera Hashirama podría negar. Y con su chakra sellado casi por completo, Itachi sería un blanco fácil y vulnerable que la mitad de su grupo no se molestaría en proteger. Un lastre, dirían.
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El Príncipe Comadreja de Konoha (Traducción)
FanficItachi nunca llegó a utilizar su Susanoo en su lucha con Sasuke. Tan pronto como el Kirin golpeó, fue enviado a través del tiempo a la era del fundador y todo dependía de él para asegurar un futuro salvo y más seguro para Konoha y el mundo en genera...