– ¡Oh, mi Kami, no puedo creer que realmente esté sucediendo! – Tres meses después, un extasiado Hashirama voceaba mientras empaquetaba las últimas pertenencias en uno de los pergaminos que Mito y su clan han proporcionado tanto a los Uchiha como a Senju para su gran mudanza. – ¡Parece que estoy soñando! Que alguien me pellizque, por favor.
– Con mucho gusto. – Dijo Toka y golpeó sin contemplaciones al líder de su Clan, no siendo demasiado suave con él. Los otros tres ocupantes de la habitación sudaron ante las payasadas de los dos primos. Hashirama se sentó con una mano en el lugar donde la guerrera le había dado un puñetazo y le lloriqueó con ojos grandes y llorosos y un gran mohín.
– ¡He dicho que me pellizques, no que me pegues, Toka!
Toka se limitó a encogerse de hombros, sin disculparse en absoluto. – Ups
Su respuesta sólo le valió más pucheros y Tobirama suspiró desde donde estaba ayudando a empacar a su hermano en el último maldito minuto . No le hacía ninguna gracia la falta de responsabilidad de Hashirama. Deberían haber salido hace diez minutos. Sería grosero que llegaran tarde sólo por el comportamiento irresponsable de Hashirama. Especialmente porque iba a ser Hashirama quien realmente construiría las primeras casas de la aldea.
Tobirama, sinceramente, sintió ganas de pellizcarse a sí mismo también, tan incrédulo como su hermano, sólo que por razones diferentes. Dos meses después de que Itachi entrara en sus vidas, se firmó el primer tratado entre el clan Uchiha y los Senju, poniendo fin a una guerra de siglos. Era como si hubiera ocurrido un milagro, pero Tobirama no iba a cuestionarlo. Si la repentina aparición de un extraño en sus tierras, herido y enfermo, era lo que ponía fin a una guerra aparentemente interminable, quién era él para arruinarlo. Quizás por primera vez en la vida, Tobirama no fue en busca de respuestas. Hashirama estaba un paso más cerca de hacer realidad su sueño imposible y nunca había visto a su hermano más feliz. Tobirama se había prometido a sí mismo el día en que accidentalmente arruinó la amistad de Hashirama con Madara que nunca más sería la razón por la que la sonrisa de su hermano se apagara y se iba a asegurar de cumplir esa promesa. Ahora, cuando todo se estaba solucionando, él iba a ser el apoyo de Hashirama a través de toda esta locura y se aseguraría de que esa aldea se construyera y perdurara.
Por primera vez, la paz era posible.
Por primera vez, esa aldea de los sueños de Hashirama y Madara era posible.
Estaba literalmente a un pelo de distancia. Y todo gracias a Itachi.
Aunque, Tobirama tiene algunas dudas sobre la rapidez del acuerdo para unir sus dos clanes.
Los Ancianos Uchiha han estado más en contra del alto el fuego que los Ancianos Senju. No es posible que aceptaran tan fácilmente la convivencia con los Senju después de sólo unas pocas reuniones en los últimos dos meses. Sabía que tenía mucho que ver con la última misión en la que había estado, hace dos semanas y media, en la que se encontró con Izuna y algunos otros Uchiha en medio de una batalla. Supuestamente, una de las tres caravanas de mercaderes había contratado a un Senju y otra había contratado a unos cuantos Uchiha para que les protegieran de los bandidos, de otros ninjas y de los animales salvajes que pudieran ponerles en peligro en su viaje. El tercero se había sentido cómodo con sus matones contratados y por eso no había pensado en contratar ninguna ayuda extra. A mitad de camino, los malditos mercenarios decidieron que les saldría mejor si simplemente robaban las tres caravanas. Después de todo, eran más de treinta y sólo había como cinco ninjas allí y todos eran bastante jóvenes, así que habían pensado que sería fácil si tenían el elemento sorpresa. Lástima que la mayoría de los ninjas presentes eran Uchiha, no se sorprendieron realmente, ya que su Sharingan había leído bien los movimientos iniciales del primer ataque y estaban listos para contraatacar. Fue una batalla rápida y veloz, más corta que cualquier combate de sparring que Tobirama hubiera visto o experimentado, en la que el fuego y el agua se encargaron de los mercenarios más que las armas.
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El Príncipe Comadreja de Konoha (Traducción)
FanfictionItachi nunca llegó a utilizar su Susanoo en su lucha con Sasuke. Tan pronto como el Kirin golpeó, fue enviado a través del tiempo a la era del fundador y todo dependía de él para asegurar un futuro salvo y más seguro para Konoha y el mundo en genera...