– Siento su pérdida. – Tanto Hashirama como Tobirama estuvieron a punto de saltar al oír las primeras palabras que salían de la boca de Itachi desde que regresaron de aquel campo de batalla, dos días enteros atrás. Ambos hermanos giraron la cabeza para mirar al hosco y solemne Itachi, con la cabeza baja y los ojos negros sin levantar para encontrar su mirada en lo que sólo podía ser vergüenza y remordimiento. – Soy el principal responsable de la muerte de su padre y entenderé si no podéis perdonarme. No se los reprocharé. Sólo sé que desearía que no hubiera sido así. Si lo desean, me iré.
Hashirama y Tobirama intercambiaron miradas que Itachi desconocía antes de caminar hacia Itachi. Antes de que el Uchiha secreto pudiera reaccionar, Hashirama atrajo al más joven en un fuerte abrazo y Tobirama levantó una mano para alborotar su cabello. Evidentemente, el cuervo no se lo esperaba y los miró con los ojos muy abiertos, con la conmoción claramente reflejada en su rostro. Ninguno de los dos Senju se apartó.
– Nuestro padre murió hace mucho tiempo, con nuestra madre. Lo único que nos quedó fue el Senju Butsuma, el líder del clan que no tuvo ningún reparo en enviar a sus hijos de siete años al campo de batalla para que fueran perseguidos y asesinados por enemigos que les triplicaban la edad, un hombre despiadado y sin piedad al que sólo le importaba su orgullo. Y aunque todavía lo amamos. – Hashirama tragó con fuerza, pero no soltó al sorprendido joven de veintiún años que tenía en sus manos. – Queda muy poco que llorar. Actuó de forma egoísta y no por el bien del clan. Le habríamos seguido hasta la extinción y no le habría importado. Nuestra lealtad no significaba nada para él, así que su muerte no significa nada. Sólo que una era ha terminado. Es hora de una nueva era, una liderada por las nuevas generaciones.
– No te culpamos de su muerte, Itachi. – Tobirama continuó donde lo dejó su hermano. – Su muerte fue obra suya. Murió en el campo de batalla que él mismo creó y al que pertenece. Les diste tanto a él como a Uchiha Tajima una última oportunidad de arrepentirse dejando atrás viejos rencores sin sentido y ellos te lo echaron en cara. Te habrían matado y eso habría sido una pérdida mucho mayor, una tragedia . Nosotros no conocemos la paz, Itachi. Tú sí. Necesitamos que nos guíes si queremos que esto funcione.
– Y creo que realmente lo hará, finalmente. – El mayor continuó de nuevo, recuperando su talante alegre y levantando a Itachi del suelo en un abrazo ya no reconfortante, sino de oso. Tobirama se rió ante el chillido que dejó salir el habitualmente digno joven. – ¡Y todo gracias a ti! ¡Te vi hablando con Madara! Oh, ¡qué alegría! ¿Sabes que en realidad me ha enviado un halcón?
– ¡¿Él QUÉ?! – Gritaron los dos jóvenes con la misma voz, mirando a Hashirama cuando éste adoptó una disposición inocentemente avergonzada. – ¿Cuando pensabas contarme esto, Anija?
– ¿Qué quería Madara-san? – Preguntó Itachi, con una mirada curiosa y cansada. Sus preocupaciones estaban fuera de lugar, por suerte, ya que Hashirama estaba radiante como un loco. Tobirama, sin embargo, sólo parecía más cansado que antes.
– ¡Quiere que nos reunamos en nuestro antiguo lugar donde solíamos saltar piedras junto al río! – Exclamó emocionado el moreno, que seguía sin soltar a Itachi y no hacía más que darle vueltas por la habitación mientras bailaba. El Uchiha no lo apreció. Hashirama no pareció darse cuenta. Tobirama al menos encontró algo de diversión en la incomodidad de Itachi, como haría cualquier buen mejor amigo. Itachi se preguntó brevemente por qué todos sus amigos más cercanos eran secretamente imbéciles y por qué nadie le creía cuando se lo decía. Luego se distrajo una vez más con el moreno excesivamente emotivo que seguía sujetándolo con fuerza. – ¡Dice que quiere redactar un tratado de paz!
– ¿Y? – Preguntó Tobirama, cruzando los brazos y arqueando una fina y blanca ceja. – Tiene que haber algo más en todo esto.
El futuro Shodaime Hokage dejó de bailar y realmente parecía un poco preocupado mientras bajaba a Itachi al suelo. Sin embargo, no lo soltó. – Dijo que estaba teniendo problemas para convencer a los Ancianos de su clan de que dejasen de lado el pasado y se centrasen en el futuro por el bien de los niños. Dijo que le vendría bien algo de ayuda.
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El Príncipe Comadreja de Konoha (Traducción)
FanfictionItachi nunca llegó a utilizar su Susanoo en su lucha con Sasuke. Tan pronto como el Kirin golpeó, fue enviado a través del tiempo a la era del fundador y todo dependía de él para asegurar un futuro salvo y más seguro para Konoha y el mundo en genera...