𝐌𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐦𝐢 "𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨" || 𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳

CAP 11

𝐇𝐚𝐥𝐜𝐨́𝐧

Ya hacía quince días desde la pelea de la escuela.

Iba a visitar a Tn todos los días y los doctores ya no tenían esperanzas de que despertara ya que es mucho tiempo, yo creo que si lo hará.

Tiene que hacerlo.

—¿Me estás escuchando?—me preguntó Mitch sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué?—cuestioné.

—Deja de pensar en ella ya—dijo cansado—, no va a despertar.

Lo miré enfadado antes de tomarle del cuello.

—Ella se va a despertar—dije—, no vuelvas a decir eso imbécil.

—Suéltalo, Halcón—ordenó el sensei Kreese.

Lo solté mientras lo miraba mal.

—¡La clase ha comenzado!—anunció el sensei.

[...]

Fue un entrenamiento normal.

Fui a mi casa, subí para ir a cambiarme y me fijé en su habitación, la puerta estaba cerrada.
Entré, y está me trajo muchos recuerdos.

Fue donde la besé por primera vez.

La habitación olía a su perfume, olía a ella.
Su móvil estaba sobre su mesita, tenía la pantalla rota debido a que lo llevaba encima cuando cayó desde el segundo piso.
Teníamos el mismo móvil ya que nuestros padres nos lo trajeron de un viaje que hicieron a California, la única diferencia era el color. Tomé su funda de cuadraditos y se la puse al mi móvil, la mía se la puse al suyo.

Salí de su habitación o si no me pondría a llorar.

Fui a cambiarme para ir a verla al hospital.

—¿Qué tal estas hoy, cariño?—cuestionó mi madre ya que no estaba pasando unos buenos días.

—Mal—contesté—. ¿Y si no despierta?

—Lo hará—aseguró—, confía en mí. ¿Ya has ido a verla?

—No, voy a ir ahora—contesté.

—Voy contigo—dijo

Salimos de la casa para después ir al coche de mi madre. Últimamente esto era rutina.

Cuando llegamos al hospital subimos a la habitación donde ella estaba, hoy su padre estaba trabajando, pero él solía estar aquí siempre.

—Hey, amor—dije tomando su mano.

—Hola Tn—dijo mi madre—, estamos deseando que despiertes, cuando lo hagas prepararé millones de esas galletas que te encantan—puso una sonrisa triste.

—Por favor, mi niña, tienes que despertar—pedí—, te extrañamos.

Tomé su mano y la besé.

—Cuando despiertes podremos ir a ver las estrellas—dije con una sonrisa—. Te amo.

Sentí como ella apretó ligeramente mi mano.

¿Había pasado de verdad? ¿O era una imaginación?

Sí, que ha pasado.

—¿Lo has visto, mamá?—cuestioné emocionado.

Ella asintió con una sonrisa.

—Eso es buena señal—dijo mi madre.

𝐑𝐨𝐛𝐛𝐲

Todavía no puedo asimilar lo que hice, tiré a mi amiga o la que por lo menos lo era desde un segundo piso, han pasado quince días y todavía no ha despertado, quien sabe si la he matado, pero, yo no quería hacerle eso a ella, ni a Miguel tampoco.
Sí quería golpear a Miguel pero, no hasta ese punto, ahora no tengo a donde ir y la policía me anda buscando para meterme en la correccional.