CAP 13

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TW:Autolesiones.

𝐓𝐧

Estaba a punto de irme a casa de Johnny ya que ayer vino y se ofreció a ayudarme.

—Tn, este es tu nuevo fisioterapeuta—informó mi padre—. Carmen lo conocía y lo ha llamado para que te ayude con tu rehabilitación.

—Pero yo...—traté de decir.

—Habías quedado con Johnny—siguió la frase que iba a decir—, le he dicho que venga a recogerte, mientras, él te va atender.

Miré al tipo ese que supuestamente me iba a ayudar, hizo una seña para que me tumbara en la camilla, me acerqué a la camilla y el me ayudo a subir. Una vez ahí tumbada empezó a hacer unos movimientos con mis piernas, se suponía que era un masaje, pero no sentía nada, mientras hacía esto no paraba de decir un montón de gilipolleces.

—¿Sientes la buena energia?—cuestionó.

¿Este qué se habia fumado?

—Sí—respondí sarcástica—, qué buena energia.

Llamaron al timbre y mi padre fue a abrir, vi como Johnny entraba a mi casa.

—¿Qué mierda es esta?—cuestionó Johnny.

Reprimí una carcajada, literalmente pensaba lo mismo

—Shh, Johnny, buenas vibras—dije intentando no reír.

[...]

Cuando termino de hacer el masaje el tipo ese se fue y yo me quedé con Johnny.

—Creo que eso no va a funcionar—dije

—Es una mierda—dijo Johnny.

—Estoy de acuerdo—seguí.

—Vamos fuera—dijo—, tengo algo preparado.

Cuando salimos fuera pude ver una barbacoa y algunas cosas más en el pequeño patio que había delante de mí casa.

—¿Cuándo has preparado esto?—cuestioné.

—Mientras que tú estabas haciendo respiraciones—respondió.

—Ja, ja muy gracioso—dije sarcástica.

—En realidad... Lo he preparado yo—dijo Miguel sonriendo.

—¡Miggy!—exclamé abrazándolo—. ¿Para qué habéis preparado esto?—cuestioné—. ¿Haremos una barbacoa?

—Algo así—contestó Johnny.

Empezó a contarme una historia un poco extraña.

—... Y esto me lleva a que te he distraído y he podido hacer fuego debajo de ti—informó.

—Ah. Espera... ¡¿Qué?!—cuestioné alterada.

El sensei me tomó de los brazos.

—¿¡Estás loco!?—exclamé

—Depende de a quien le preguntes—respondió—. ¡Vamos levantate!

—¡Créeme, es lo que más quiero!—respondí.

Vi como el fuego empezaba a subir por mi pierna.

—¡Ah!—grité, pero no porque me doliese, si no porque me estaba subiendo por la pierna.

—¡Sensei, que se quema!—exclamó Miguel.

El sensei tomó rápidamente un extintor y apagó el fuego de mi pierna.

—Pensé que funcionaría—confesó Johnny.

—¿Por qué me estaba quemando y no sentía nada?—cuestioné cansada de todo esto—. Voy a limpiarme antes de que venga alguien.

𝐌𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐦𝐢 "𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨" || 𝐄𝐥𝐢 𝐌𝐨𝐬𝐤𝐨𝐰𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora