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HARRY


—Tienes que dejar de observarme mientras duermo.—susurró mi novia levemente adormilada.

—Hey, aún tienes los ojos cerrados—me quejé sorprendido—, ¿Cómo diablos lo supiste?

—Magia.—replicó, removiéndose bajo las sábanas, escondiendo su rostro en el espacio entre mi cuello y mi hombro.

—¿Es decir?—cuestioné mientras la acercaba aún más a mí con el brazo que tenía bajo su cuerpo rodeando su espalda.

Rio suavemente.

—Siempre terminas tratando de unir las pecas de mi pecho. Y eso me hace cosquillas.—explicó con una sonrisa.

—Oh. Lo siento, amor, no quería despertarte.— me excusé con una mueca, mientras ella le restaba importancia con una sacudida de sus manos, y tras besar mi mejilla se puso en pie en dirección al baño de nuestra habitación.

Centré mi mirada en el techo mientras a lo lejos escuchaba el ruido del agua corriendo por el lavamanos, hasta que de reojo capté la imagen de mi novia secando su rostro con una pequeña toalla, para finalmente emprender su regreso a la cama.

Era sorprendente lo normal que parecía.

Bueno, evidentemente no lo era. No era normal despertar cada día en una ciudad diferente, o pasar más tiempo durmiendo en buses de gira que en una cama decente. No era normal que en el último año habíamos estado más noches en habitaciones de hotel que en nuestra propia casa.

Y no era normal que mi mejor amiga fuese ahora mi novia. Y mucho menos que mi novia trabajara conmigo y recorriera el mundo a mi lado.

No era normal para mí no estar solo en la gira, no era normal para mí compartir mi habitación con alguien, no era normal para mí tener algo estable en la locura que representaba la vida en carretera.

Pero con Gianna, más que normal, todo se sentía completamente natural.

Como si lleváramos toda la vida haciéndolo, como si nos conociéramos de toda la vida. Como si llevásemos juntos toda una eternidad, y no poco más de tres meses, como era en realidad.

Despertarme antes que ella para poder observarla con tranquilidad y delinear con la punta de mis dedos sus rasgos, se sentía completamente natural.

Verla caminando por la habitación usando mi camiseta, se sentía completamente natural.

Sentirla acomodándose en mi costado, apoyando su cabeza en mi pecho y meter mi mano bajo la tela de su prenda para poder estar en contacto con la calidez y suavidad de su piel, se sentía completamente natural.

Y apartar los mechones de su rostro cuando ella se inclinaba sobre mí para poder besarme, justo como estaba haciendo en ese preciso momento, se sentía completa, absoluta e increíblemente natural.

—¿Puedes creer que dentro de poco tiempo todo esto habrá terminado?

—Define "esto".—pidió distraídamente trazando con la punta de sus dedos el contorno de una de las golondrinas de mi pecho.

—El tour, la vida en carretera—enumeré lentamente—, ya sabes, esto.

Apreté con fuerza mis labios mientras observaba de reojo su expresión. El cómo su dedo se congeló por un instante sobre mi piel al comprender a lo que me refería. Su reacción duró muy poco, máximo un par de segundos, antes de seguir con fingida tranquilidad.

—Supongo que tendremos que disfrutar al máximo estas pocas semanas.

¿Que si estaba aterrado de lo que nos esperaba a Gianna y a mí después de la gira?

GOLDEN - 𝑯.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora