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Lo primero que venía a mi cabeza cuando recordaba a mis profesores era el llamado "proyecto de vida". Desde que tenía uso de razón mis profesores habían insistido en la formación del mismo. No paraban de decirnos que nos esperaban grandes cosas, que seríamos los futuros presidentes, los futuros arquitectos, los futuros médicos. Que teníamos el mundo en nuestras manos. Que podríamos cambiarlo. Mis profesores siempre me decían que tenía un futuro brillante.

Hasta que anuncié que estudiaría música.

La mayoría de mis profesores me habían insistido que la dejara como un pasatiempo, que lo estudiara como carrera alternativa, incluso, ¿pero dedicar mi vida a la música? ¡Por supuesto que no! ¿Desperdiciar mi talento en ello? ¡Inimaginable! 

Aún así no había cambiado de parecer, sino que mi deseo se hizo aún más fuerte, me propuse demostrarles que no estaba echando a perder mi vida, que iba a ser mucho más que una cantante en una esquina de la calle.

Abrir la academia había sido un gran paso.

Ahora iba a trabajar con uno de los artistas más grandes de la época.

Me sentía increíblemente orgullosa de mi misma mientras escuchaba el repiqueteo de mis tacones chocando contra el suelo cuando me dirigía al café en el que había quedado de encontrarme con Harry.

Iba a trabajar para él.

Para el mismísimo Harry Styles.

No podía de la emoción. Me había probado cinco vestuarios diferentes antes de salir de casa para finalmente decidirme por el primero que había probado. Llevaba la carpeta con el contrato en una mano mientras en la otra sostenía mi celular, por el cual estaba hablando con Nate.

—Así que todo está bien, ¿verdad?

—Sí, es una buena oferta.—contestó la voz al otro lado de la línea.

Le había enviado una copia del contrato para que él lo revisara, ya que era abogado y trabajaba en el importante buffet de abogados de su familia. 

—Bien, confío en ti, Superman.

Él rió. —Aunque hubiese sido una mala oferta no la habrías rechazado.

—¡Por supuesto que la rechazaría! — por supuesto que no lo haría, pero él no necesitaba confirmar eso.

Nate reía y estaba completamente segura de que estaba negando con la cabeza. —Bien, nos vemos después. Suerte en tu cita.

Puse los ojos en blanco. —No es una cita, es una reunión de trabajo, además él—

—Él tiene novia, ya lo sé, solo trata de recordarlo tú.

—Lo tengo muy claro. 

—Bien, te dejo. Adiós, bruja.

—Hasta nunca, Superman.— colgué rápidamente mientras entraba al local en el que Harry me había citado.

Era la primera vez que iba a aquel lugar, era pequeño, bonito y se sentía acogedor. Me extrañó no haberlo visto antes, ya que solía recorrer a pie las calles de Londres. 

Cuando entré me quedé algo sorprendida al ver a Harry sentado en una mesa apartada, no usaba ningún tipo de disfraz ni buscaba esconderse, y las personas a su alrededor parecían no sentirse asombradas por su presencia.

En el momento en que él me vio me dedicó una sonrisa y se puso en pie. Era sorprendente la manera en que su rostro se iluminaba al sonreír. Mi corazón se aceleró al verlo y me golpeé mentalmente mientras me acercaba a él. Me saludó con un rápido beso en la mejilla y apartó la silla para que me sentara. Me sonrojé como idiota, no recordaba la última vez que alguien había tenido ese gesto conmigo. Por supuesto que era capaz de apartar mi propia silla, pero siempre me había parecido un gesto bonito.

GOLDEN - 𝑯.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora