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Después de mucho tiempo, aquí tienen un capítulo un poco, ¿Agridulce?, y definitivamente largo, en serio, cada vez tienen más palabras. Espero que lo disfruten tanto como yo, espero sus comentarios, nos leemos al final <3

GIANNA

—No puedo creer que no me dejes participar.

—¿Cuántas veces tengo que pedirte que te vayas? —replicó Harry poniendo los ojos en blanco.

—Pero—

—Fuera de mi cocina. —insistió.

—Di eso una vez más y compraré un tiquete en el próximo vuelo a Nueva York. —amenacé, finalmente logrando que me mirara.

Una mirada aterrada, por cierto.

—¡No es justo! —lloriqueó.

—Lo que no es justo es que no me dejes acompañarte.

—¡Porque estoy haciendo tu pastel de cumpleaños! —replicó él con obviedad, levantando el bowl con la mezcla para enfatizar sus palabras —¡Y tú tampoco me dejaste ayudarte en mi cumpleaños!

Me encogí de hombros, aún apoyada contra la columna frente a la cocina de la casa de Harry en Los Ángeles, observando desde cerca, pero sin ingresar al espacio de la casa que al parecer se me había prohibido.

—Cierto, pero en mi defensa esta vez pasamos casi un mes sin vernos, y aún así tú estás rechazando la opción de pasar tiempo conmigo, lo que me hace pensar que no me extrañaste tanto como dijiste y—

—Eso es manipulación, ¿lo sabes, verdad?

Me encogí de hombros.

—¿Está funcionando?

—Gianna...

—¿Acaso es un delito querer pasar tiempo con mi novio? —bufé dramáticamente, logrando que él rodara los ojos mientras intentaba contener su sonrisa.

Aunque sus hoyuelos lo delataban.

Y debí haberme dado cuenta de lo que planeaba hacer cuando sus ojos brillaron con diversión:

—¿Estás tan desesperada? —preguntó fingiendo inocencia.

Pensé en si debía ceder.

—Como no te imaginas. —continué con un puchero. —Te extrañé tanto, tanto, tanto.

Él asintió comprensivamente mientras empezaba a caminar hacia mí, aún con el bowl en sus manos.

—Si te dejo ayudarme, ¿prometes portarte bien?

—¿Qué clase de pregunta es esa? Siempre soy una chica buena. —repliqué, decidiendo seguir con su juego.

Harry sonrió, deteniéndose frente a mí, con sólo el bowl en sus manos separándonos.

—Cierto. Siempre eres tan buena para mí.

No sabía en qué momento yo había perdido el control de la situación, pero no podía importarme en lo más mínimo, no cuando él estaba tan cerca y cuando su aroma se sentía como estar en casa.

—¿Qué tal está la mezcla? —preguntó, sacándome de mi nube de pensamientos y extendiendo su dedo, untado de la mezcla en cuestión, en mi dirección.

Sin dudarlo, incliné mi cabeza para envolver mis labios alrededor de su dedo.

—Le falta leche.

Él asintió.

Y luego regresó a la isla de la cocina para agregar leche y seguir batiendo.

—¿Eso es todo? —pregunté sorprendida, aún en el mismo lugar.

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⏰ Última actualización: Aug 07 ⏰

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