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Advertencia: Contenido que podría ser sensible para algunas personas.

Por favor, si estás pasando por alguna situación similar a la que verás a continuación, no temas en buscar ayuda. Recuerda que eres fuerte, que eres perfectx tal y como eres y que eres supremamente amadx. 


HARRY

—¿Por qué estás mirando tu celular como si quisieras asesinarlo? —pregunté cuando mi novia volvió al estudio con el ceño fruncido.

—Shhh, estoy tratando de inventar excusas para salvarnos, agradéceme después.

—¿Salvarnos?

—De una cena con los Aborn. —explicó.

Después de la boda (y de que Gianna me asegurara que no había hecho algo más estúpido de lo normal estando ebrio ya que no recordaba absolutamente nada) habíamos regresado para trabajar una semana más en el estudio antes de regresar a Inglaterra para pasar las fiestas con nuestras familias. Esta vez Gianna no estaba tan emocionada, pues ya que la Navidad pasada la había compartido con los Gassol, este año sería el turno de su familia paterna. Adicionalmente, los Gassol habían decidido pasar Año Nuevo en un crucero, por lo que tendría que pasar dicha fiesta también en compañía de los Aborn.

Tras enterarse de esa noticia empezó un pequeño juego en el que enumeró los lugares en los que preferiría pasar las fiestas en lugar de en casa de los Aborn. El infierno ocupó el primer lugar. Yo intervine confesándole que desde hace mucho soñaba con pasar el año nuevo en Japón. Ella se encogió de hombros y dijo que también era una opción. 

—Pero no puedo ir contigo a conocerlos en Navidad, pasaré las fiestas en Holmes Chapel. —le recordé.

—Lo sé, ellos lo saben, así que mi tía está planeando una cena antes de Navidad para que conozcas a la familia.

—Oh, bien, entonces sí podemos ir, ¿no?

Ella ladeó su cabeza.

—Técnicamente sí, por eso dije que tengo que inventar una excusa, créeme, es por nuestro bien.

La miré con el ceño fruncido.

—¿No quieres presentarme a tu familia?

—Ya conociste a mi familia. Mamá, papá, los Gassol.

—Pero no he conocido a los Aborn.

Ella lloriqueó mientras enterraba su rostro en sus manos.

—Si es tan malo, ¿por qué sigues yendo a visitarlos? —pregunté.

—Por papá —repicó sin dudarlo contra sus palmas—, son importantes para él.

—Si son importantes para él, deberíamos ir. ¿Cómo crees que se sentirá al saber que quisiste presentarme ante la familia de tu mamá, pero no con la de él? —insistí.

—Touchè. —murmuró.

—Hey, no puede ser tan terrible como lo haces sonar. —traté de consolarla mientras acariciaba su espalda.

—¿En serio quieres ir? —preguntó, finalmente levantando su rostro y mirándome de frente.

Me encogí de hombros.

—Tengo curiosidad. —admití.

Ella suspiró.

—Bien —cedió—. Aceptaré la invitación, pero recuerda que te advertí que sería horrible.

Levanté las manos.

—Aceptaré toda la responsabilidad.

Ella lloriqueó.

GOLDEN - 𝑯.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora