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Había pensado que las cosas serían igual en Los Angeles, es decir, que llegaríamos todos al hotel, que pasaríamos gran parte de la noche reunidos en una de las habitaciones, bromeando, divirtiéndonos y liberando la tensión, para finalmente prepararnos completamente para la presentación, bromeando en camerino y riendo durante los ensayos.

Me equivoqué, porque definitivamente había olvidado un detalle importante: Camille vivía en Los Angeles. 

Así que verdaderamente me sorprendí cuando después de pasar toda la noche viajando, al llegar en la mañana al lugar en que se llevaría a cabo el concierto nos encontramos a Camille sosteniendo su bolso y con una enorme sonrisa en el rostro mientras corría a los brazos de Harry, él la cargaba y se besaban.

Sip, como una jodida escena de película romántica.

Me sentí increíblemente agradecida cuando mi celular sonó, pues me dio la excusa perfecta para apartarme del grupo y no tener que observarlos. Contesté rápidamente con un tono alegre, dispuesta a agradecer a mi salvador, que resultó ser una grabación del banco recordándome que debía hacer el pago del crédito que había generado. 

Así de perfecta era mi vida.

Después de efectuar el pago regresé con la banda y nos acomodamos en el escenario para el ensayo, mientras Camille nos observaba desde primera fila.

Era verdaderamente extraño ver a Harry cantarle las canciones a Camille. Bailando para ella en Only Angel, mirándola durante Woman, e invitándola al escenario a saltar junto a él durante Kiwi, y fue esa última canción la que me afectó más, porque en el fondo la sentía como mía, todos nuestros amigos decían que lo era, es decir, me llamaban "chica kiwi" porque aquella era mi canción, había sido escrita con los recuerdos que habíamos forjado esa noche.

Pero ahí estaba él, cantándola mientras bailaba, sonreía y observaba con adoración a Camille; mientras que yo permanecía en la parte de atrás, acompañada únicamente por mi instrumento.

Me golpeé mentalmente y me recordé a mi misma lo mucho que disfrutaba de ser soltera, es decir, no debía soportar a nadie, tenía el control total de mi tiempo, no tenía que dar excusas de lo que hacía, ni sentía las inseguridades que vienen con una relación, ni la presión que éstas generan, ni el temor a ser engañada o lastimada.

Evidentemente, en ese momento yo sólo había vivido el lado negativo de las relaciones, y aún me quedaba muchísimo por aprender; pero en aquella etapa estaba completamente segura de que me encontraba mucho mejor estando sola, aunque a veces esa soledad se sentía un poco demasiado difícil de soportar.

Ver la manera en que Harry miraba a Camille mientras él le cantaba y ella le bailaba fue definitivamente uno de esos momentos.


*


Mi día definitivamente no mejoró con el paso de las horas. Lo único que esperaba era que finalmente fuese el momento del concierto, porque sabía que sobre el escenario iba a obtener el consuelo y la distracción que necesitaba, serían un par de horas sin problemas ni preocupaciones. Las horas en el camerino se me hicieron eternas, me arreglé con tiempo de anticipación y estuve recorriendo el lugar de un lado a otro, esperando que los minutos pasaran lo más rápido posible. Estuve así hasta que Sarah me obligó a sentarme y me distraje cuando me dejó encargarme de su maquillaje y peinado, aunque terminamos recorriendo el lugar en busca de comida. 

Por otro lado, era extraño sentir el lugar tan callado, el día anterior Harry había estado yendo de un lado a otro, irrumpiendo en nuestro camerino bastante seguido para molestarnos y conversar, pero ese día estuvo únicamente con Camille, encerrados en su propio camerino. Y me forcé a mi misma a no escuchar las bromas de Adam y Jeffrey sobre lo que ellos estaban o no haciendo, porque aquello no era de mi incumbencia. 

GOLDEN - 𝑯.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora