Capítulo 2

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Temblaba.

Me salía sudor.

Mi mente solo pensaba en una cosa.

Ese día, habían empezado a vacunar en la escuela, se me había olvidado por completo, cada año me excuso para poder escaparme, aunque siempre mis padre me terminaban llevándome a vacunar, me ahorraba la vergüenza de que mis compañeros me vean en un momento tan vulnerable. 

Ese maldito día se me olvidó por completo.

-¡Siguiente, por favor!- Me congelé al escuchar eso.

Vi atrás mio -Hey Rolf, creo que te toca- Sonreí intentando ocultar mi nerviosismo.

-El hijo del pastor no necesita esas idioteces, Rolf a sobrevivido así- Decía orgulloso. Tenía que hacerlo avanzar si quería deshacerme de la vergüenza.-¿Qué? ¿Tienes miedo? Ga-lli-na- Deletree cada letra con malicia, doble mis brazos apuntando a mi cadera e hice movimientos hacia adelante y atrás -Gallina-

-Rolf no es una gallina chico Kevin- Me aventó a un lado y empezó a caminar a la enfermería.

Me reí por lo bajo, debo seguir así para que mi plan funcione. Todos pasarán y por desgracia no se ajustará para mi. ¡Mi plan es perfecto!

Así iban pasando los minutos.

Kevin cedía su lugar para que los demás pasarán, algunos no lo vieron con importancia, más sin embargo otros sospechaban del comportamiento de aquel peli naranja, pues la gran mayoría (por no decir siempre) de las ocasiones, quería ser el primero para poder alardear de ello. Uno de ellos fue Eddy, quien tenía una mirada acusadora hacia Kevin, obviamente Edd no le dijo sobre su secreto ya que se lo había prometido.

-No voy a pasar- Eddy seguía firme.

El plan se había ido por el caño, tenía que hacerlo ir a la enfermería o estaría en graves problemas.

-Te doy 5 centavos si pasas- Empezó a negociar. Sabía que aquel enano iba a dar su brazo a torcer cuando se trataba de dinero.

-...- Se quedó en silencio, sabía que debía ser duro si quería que aquella oferta subiera. Aunque ya tenía mejores planes- Sé que tus padres manejan una dulceria Kevin- Sonrió ladino, por el comportamiento del chico más alto sabía que algo andaba mal, así que ¿Porqué no disfrutarlo?

-Ve al grano enano- Ya sabía hacia donde se dirigía esto.

-Pasaremos Ed y yo- le rodeo el cuello con el brazo- pero a cambio nos darás 3 frascos de dulces- haciendo énfasis en el número de frascos.

-Uno- se enojó, no podía dar tanto, si sus padres se enteraban de lo sucedido era hombre muerto.

-Tres-

-Uno-

-Tres-

-Queso- 

Ed se unió a la conversación, Eddy y Kevin lo vieron por un momento, pero realmente no le tomaron importancia, ya sabían que Ed solía decir cosas nada que ver con el tema de conversación. Así que continuaron su negocio durante unos minutos más, siguiendo el patrón.

-Un frasco y cinco centavos, es mi última oferta, tómala o déjala- se hartó, no tardaría en llegar la enfermera enojada agarrando al primer niño que vea.

-Muy bien- extendió la mano- Un frasco y cinco centavos-.

Estrecharon las manos y sin más, Ed y Eddy fueron hacia la enfermería. Sabía que con Ed iban a tardar, aquel grandulón suele espantarse con las agujas, y como es bastante fuerte, les cuesta más trabajo mantenerlo bajo control, por eso es un alivio que esté acompañado de sus amigos, ya que son los únicos que saben cómo calmarlo en aquellas situaciones.

Mi querido Doble tontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora