El sol entraba por la ventana, en el cuarto de Kevin, quien no quería levantarse, "Es fin de semana, dejen dormir" y con eso se volvió a cobijar, sin embargo no lograba reconciliar el sueño. Un poco harto de esto, decidió ir mejor a desayunar, ese día sus padres iban a estar fuera del país, lo que significaba una cosa para él: Podía hacer la limpieza con gusto, sin que sus padres le dijeran que tenía que hacerlo y arruinar sus ánimos.
Ya en la cocina, simplemente se sirvió cereal con leche, mientras veía la hora.
8:00 A.M.
"Es bastante temprano", desbloqueó sus celular y empezó a ver vídeos en you tube, poniendo algunos de Dross. Ya acabado el cereal, lo fue a lavar, mientras planeaba su día.
-Debo empezar desde los cuartos de arriba- hablaba, sin esperar respuesta alguna- Y después bajar a la sala- colocó la cuchara en el escurridor, cerrando la llave- Para acabar con la cocina- fue directamente al cuarto de planchado, donde agarró unos trapos y una escoba, aunque un pequeño vistazo a su izquierda, le hizo dar cuenta que donde se hallaban normalmente las botellas de cloro y pinol, no estaban.
Chat: La creadora.
Jefa
dónde dejaron el cloro y el pinol??
Oh cariño, se lo dimos a unos amigos que nos pidieron el favor, ya que andan cortos de dinero. Pero sabes que puedes agarrar dinero de nuestro cuarto, ya sabes dónde.Apagó su celular, colocando las cosas a un lado de la puerta, disponiéndose a ir por el dinero, y así comprar las cosas para poder limpiar de una vez la casa. Una vez con la cartera llena del dinero suficiente, fue a la cocina y al cuarto de limpieza para revisar sino faltaba alguna otra cosa, para así poderlas comprar de una buena vez. Ya revisadas las cosas, y con un pequeño papel con una lista de cosas que faltaban, se fue al garaje, donde destapó su motocicleta.
Con un trapo la limpió un poco con orgullo, la había pulido tanto que se veía con claridad su reflejo. Se subió a ella colocándose el casco y salió del garaje, cuidando abrir y cerrar con precaución. Al doblar una esquina, para salir del vecindario, vio a doble d a lo lejos, en la parada del camión, con su típica gorra, suéter naranja de rombos y unos pantalones de mezclilla, un poco flojos.
"¿No debería estar ya en su examen?"
Fue el primer pensamiento que se le vino, y era cierto, el examen de admisión de doble d iniciaba a las 9:00, y antes de salir de su casa el reloj de pared marcaba las 8:40. Así que aprovechó que no cruzaba ningún carro en ese momento, para dirigirse a la parada.
-¿Qué haces aquí?- su voz se notaba claramente preocupada, y su cara también, aunque el casco le impedía que doble lo notara.
-Buenos días Kevin- habló con nerviosismo- Lo que pasa es que me quedé dormido, mi alarma no sonó- sus cejas se doblaron, para pasar a una cara notoriamente preocupada- Y ahora estoy esperando el bus, con la esperanza que lo que sea omnipotente y poderoso, se apiade de mí y me ayude- jugaba con la correa de su bolso, que Kevin asumió tenía los útiles para realizar dicho examen.
-Súbete-
-¿Perdón?- se asombró un poco.
-Súbete- repitió- El camión que tanto esperas suele pasar a las 8:30- explicó- y el siguiente pasará hasta las 9:00, no hay alguna posibilidad de que llegues a tiempo, así que súbete- ladeó la cabeza, señalando detrás de él.
Normalmente doble d se negaría rotundamente, ya que no le parecía seguro, sin embargo era una situación de vida o muerte, su futuro pendía de un pequeño hilo. Así que, sin esperar un minuto más, se subió a la motocicleta, rodeando la cintura de Kevin, para su desgracia no llevaba un segundo casco, sin embargo el pelinaranja le dio su casco.
-¿Listo?- sólo escuchó un leve "sí", suficiente para quitar el pie del suelo y arrancar al examen.
Durante todo el camino, doble d procuraba no dejar de abrazar a Kevin, a veces las manos se les resbalaban por el sudor de los nervios, en las paradas de los semáforos procuraba mirar a las calles y distraerse de la preocupación por la hora.
"Kevin me dejará a tiempo"
............
La motocicleta chirreaba, Kevin frenó su motocicleta enfrente de la universidad, donde le tocaba el examen de admisión, iba algo fuerte por lo que quedó marcada la llanta en la acera. Doble d se bajó de inmediato, con cuidado de no caerse, sacándose el casco y devolviéndoselo.
-¿Estamos a tiempo?- le preguntó Kevin preocupado. Ambos miraron el reloj que colgaba hacia afuera, señalando 5 a las 9:00.
-Bastante a tiempo- se devolvió sonriendo y le abrazó por los hombros- Gracias- Kevin le devolvió el abrazo unos segundos, aunque al instante se apartó de él.
-Debes de ir a contestar ese examen- le agarró su hombro derecho- Haz estudiado muy duro para este día, y por fin a llegado- doble d asintió, le veía un poco serio- Así que pase lo que pase, si entras o no, recuerda que diste todo en este campo de batalla y debes de estar orgullosos de ti, por haber llegado tan lejos y poder perseguir el sueño de tu infancia- le revolvió un poco el pelo, más bien, el gorro- Ve a ese examen, y demuéstrales quién es Edward- Alzó su puño en dirección a doble d- Sé que puedes con esto- El puño fue correspondido.
Doble d tenía unas pequeñas lágrimas en el borde de sus ojos, giró sobre sus talones, viendo ahora las puertas de la universidad, que eran de un vidrio color azul polarizadas, para que no se viera el interior, abiertas de par en par, con un maestro y un guarda de seguridad en medio, revisando que las personas aspirantes traigan lo requerido. Se limpio las lágrimas con su dedo índice de la mano derecha, inhalo y exhalo, empezando a avanzar hacia aquella puerta con nervios y emoción juntas.
"Demuéstrales quién es Edward".
Kevin miraba como doble d cruzaba aquellas puertas, sin mirar atrás, decidido en quedar en aquella escuela. Se sintió aliviado, y se recargó en el volante de la motocicleta, tratando de tranquilizar su corazón tan acelerado.
-Pensé que no íbamos a llegar- soltó varios suspiros- Ser el capitán del equipo tiene sus ventajas- se rio por lo bajo, colocándose su casco.
"¡Tiene su aroma!" se sonrojo un poco.
Arrancó su motocicleta, ya que un carro le estaba tocando el claxon para que se quitara del camino, así que se fue, con una sonrisa algo boba y olfateando de vez en cuando el leve aroma que había dejado doble d, así fue durante todo el camino de vuelta a casa.
Cerró el garaje, y puso de nueva cuenta la tela impermeable con la que cubría su moto, cerrando el garaje y aventándose en el sillón, aún con la sonrisa de alivio. Buscó con los ojos el control de la tele, sin embargo tuvo que pararse para poder buscarlo, y ahí los vio: la escoba y los trapos.
-Mierda, mis compras- agarró sus llaves y otra vez se dispuso a salir, ahora sí a comprar las cosas.
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Mi querido Doble tonto
FanfictionCada día te llevo una flor de orquidea y de ortencia. Me recuerdan mucho a ti mi querido Doble tonto