Capítulo 18

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-Tienes 39 grados- dijo Kevin.

Doble d se encontraba postrado en la cama, cubierto con una ligera cobija, un fomento en la frente y a un pelinaranja sentado a su lado, revisando el termómetro.

-Estás bromeando- decía doble d- No caeré en tus bromas, se me está haciendo tarde para ir a la escuela- se descobijó de un jalón, siendo regañado al instante por su vecino y compañero de clases.

-¡Tienes temperatura doble d!- le empujó devuelta a la cama- Además de que ni puedes respirar bien por el moco que tienes- miraba preocupado al de gorra negra- Es más, deberías sacarte esa gorra que tienes, sino lo más seguro es que aumente aún más tu temperatura-

-No quiero sacarme mi gorro-se agarró con ambas manos la prenda antes mencionada.

-Bien, pero debes dejarte ayudar-

Por más que le doliera a doble d, no admitía el hecho de que no quería ser ayudado en esas condiciones, pues enfermarse en días de clases no estaba ni estará en su plan de estudio, su asistencia se vería afectada por aquel virus.

-No debí salir en la noche- se dejó caer vencido en la cama.

Kevin le iba a contradecir, sin embargo se quedó con la boca abierta, las palabras no le salieron, sentía que su comentario solo iba a ponerle más leña al fuego, optando mejor por guardárselo para sí mismo. "Me dió mucha alegría verte aquella noche, a la luz de la luna".

Agarró el fomento de la frente, para volver a mojarlo en el agua fría, pues así es como su madre le bajaba la temperatura cada que enfermaba. Sabía perfectamente que los padres del pelinegro, no se enteraban del estado de su hijo, sólo dejaban notas por toda la casa dirijidas a doble d, ni siquiera se dignaban a firmar sus boletas. 

-Eddy vendrá después de clases- le puso el fomento en la frente- Tal vez también venga Ed-.

-¿No vas a ir a clases?- miraba preocupado- Es mejor que vayas-.

-No es necesario- le respondió- Avisé a una de las secretarias de la escuela sobre esto, suele ayudarme bastante, aunque solo la llamo en casos importantes como estos- le dirigió una sonrisa amable a doble d.

-¿Seguro estará bien?-

-Eh faltado muchas más veces de lo que puedes pensar, y aquí ando- se reía- Hay personas a las que no nos funciona el ir a clases siempre, o poner del todo atención- se paró de la cama, poniéndose las pantunflas de conejo, las cuales habían entretenido al pequeño gato un rato.- ¿Tienes hambre? puedo prepararte algo de comer-.

Doble d solo asintió con la cabeza.

-¿Te duele la garganta?-

Doble d negó con la cabeza.

-Bien-

Acto seguido agarro al gato entre sus manos, "ven, vámonos, dejemos a doble d descansar un poco" y se fueron a la cocina, dejando al pequeño animal en la mesa, poniéndole un pequeño gorro de chef que había encontrado en internet para él. Buscó entre algunas cosas, para ponerse un mandil rosa con estampado de flores. 

-Preparémosle algo delicioso- miró al gato, quien solo atinó a girar la cabeza hacia su derecha, mirándole con curiosidad.

......

Servía con sumo cuidado la comida en el plato, poniéndolo en la bandeja de madera, junto a un agua de jamaica y una bolsa de hielo para la cabeza.

-¿Crees que le guste?- miraba al gato, quien luchaba por poder quitarse el gorro- Tomaré eso como un sí- Con ambas manos, una a cada lado, cargó la bandeja hacia el cuarto.

Iba con calma, pues su error fue llenar demasiado el vaso de agua, moviéndose con cautela para evitar alguna tragedia. Paso a paso fue subiendo las escaleras, hasta que se sintió aliviado de haber llegado, por fin, al segundo piso. Observó un poco, y se dió cuenta que no se escuhcaba mucho ruido en esa área, por un momento pensó en que doble d ya se encontraría dormido, así que dejó la bandeja en una mesa que estaba al lado de las escaleras para ver si su presentimiento era verdadero.

Abrió la puerta en silencio, maldiciendo cada crujido de la madera que sonaba.

Como había pensado, doble d se encontraba placidamente dormido, con la boca un poco abierta debido a las dificultades al respirar, el fomento que debía estar en su frente, resbalando por su cara, amenazando en mojar la almohada, tampoco tenía la cobija. Kevin caminó hacia la cama con sigilo, quitándole el fomento dejándolo en la cubeta con agua, agarró la cobija y lo envolvió en ella, hasta que vió que doble d despertaba un poco.

-Vuelve a dormir, no te preocupes- le sonrió.

Doble d le hizo caso, su cuerpo se encontraba bastante cansado. Kevin al ver que se volteó y durmió sin rechistar, volvió a su tarea anterior: cobijarle, le dió un beso en la cabeza y un "buenas noches doble d". Agarró la cubeta con el fomento, y con cuidado volvió a salir de la habitación, teniendo preocaución de que el gato no entrara en ella, para que no lo despertara, pues era la primera vez en un tiempo que veía a doble d relajado, ya que, aunque muchos no lo notaran, estaba agotado por estudiar para el examen y estresado pensando en las pésimas posibilidades, gástandose no solo física sino también mentalmente.

-Solo quedamos tu y yo- le decía al gato, quien se fue a la planta baja- Tienes razón, no debemos hacerle ruido- Tomó el agua de jamaica de un solo trago, tenía bastante sed, sosteniendo la tina entre su brazo y torso.

....

Kevin se encontraba viendo la tele en la sala de la casa de doble d, con un volumen bajo, parando oreja de vez en cuando por si es que el dueño de la casa se despertaba y necesitaba algo. Obviamente les avisó a los otros Edd's que no vinieran, pues ya se había quedado dormido y no quería que lo interrumpieran, por supuesto los otros dos también sabían, al igual que Kevin, el estado de doble d, por lo que le hicieron caso y se fueron a sus respectivas casas, prometiendo verlo la mañana siguiente.

Se empezó a poner un poco inquieto, empezando a preocuparse más por el chico de gorra negra, por lo que apagó la televisión para ir a su cuarto y ver el estado en el que se encontraba.

Doble d aun estaba dormido.

Kevin aprovechó para tomarle la temperatura con la mano, sintiéndolo aún caliente, así que empezó a ponerle nuevamente los fomentos en la frente y de vez en cuando en los brazos y piernas.

"Tú descansa, lo tienes merecido" Decía mientras intentaba bajarle la fiebre.

El resto de la noche Kevin se quedó poniendole los fomentos en las partes anteriormente mencionadas, de vez en cuando hacía pausas para retirar al gato de la habitación, ya que sentía que lo despertaría en cualquier momento, otras para cambiar el agua de la tina, pues se había calentado por lo que no sería de ayuda. 

Se quedó dormido al pie de la cama.

Mi querido Doble tontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora