Capítulo 30

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Kevin se quedó mirando la puerta estupefacto, una parte de él sabía que podía rechazarlo, pero no esperaba que aquel rechazo fuera cerrarle la puerta en la cara. Todavía intentaba procesar lo que pasó, iba a volver a tocar el timbre para poder saber la razón, pero antes de llegar al botón blanco con el ícono de una campana en medio de este, se volvió a abrir la puerta.

-¡Claro que iré!- era doble d- ¡Regreso en 10 minutos!- Y antes de articular una sola letra, le volvió a cerrar la puerta en la cara.

Simplemente bajo el brazo y esperó a doble d, girándose para poder sentarse en la banqueta, y cuando lo hizo, pudo ver que Nath lo observaba desde la distancia, desde su propia casa, en una de las ventanas, y cuando sus miradas chocaron, se escondió torpemente detrás de las cortinas, agudizando un poco su vista, logró ver que Nazz también se encontraba ahí, quien también imitaba la torpe acción de su amigo.

Agarró su celular y le marcó a Nazz.

-¿Bueno?- contestaron desde el otro lado de la línea.

-Nazz- habló viendo todavía la ventana- Ya sé que me están espiando, salgan de ahí- 

-No sé a que te refieres- se intentó excusar- si ya estamos en la fiesta- se escucharon unos ruidos de fondo, y al rato se empezó a escuchar un poco de música, que habían puesto desde el celular de Nath- Quizás estás viendo a otras personas en la ventana-

Hubo un pequeño silencio- Yo jamás mencioné algo de una ventana- 

Y ahí todos se quedaron en pleno silencio, sus amigos se habían golpeado la frente por la respuesta que habían dado, revelando torpemente que, efectivamente, eran ellos. Lentamente se levantaron, para poder verse completamente en la ventana, y que Kevin pudiera verlos bien. Nazz ya estaba con su vestido cola de sirena, de color azul pálido con brillos y un colar de perlas, unos guantes largos hasta los codos del mismo color de su vestido, su pelo agarrado en una dona con perlas en todo su cabello, solamente dejando dos mechones que ella misma se enchino con la plancha. Nath tenía un traje de color negro, adornado con flores de loto bordadas a mano, un pañuelo de color naranja y aún sin peinarse, ya que era enemigo natural del gel para el cabello.

-Sabía que eran ustedes dos- sonrió al verlos.

-Solo queríamos apoyarte bro- habló Nath acercándose al celular de Nazz- Pero creo que se a negado a venir- le miró algo preocupado, ya que quería ver como llegaban juntos al baile.

Se asomó una sonrisa boba en la cara de Kevin- Pues para tu información me a dicho que si- se rió un poco, todavía embobado, esperando verlo de algún traje, y en todas aquellas imágenes que se creaba en su cabeza, en cada una de ellas se veía completamente hermoso- Espero no te moleste Nazz- miró hacia la ventana de su casa.

-No hay problema- le alzó el pulgar- Más te vale que aproveches hoy, imbécil- ahora apuntaba hacia la casa de enfrente, a la de doble d- Es mejor que voltees- y con eso colgó la llamada.

Kevin le hizo caso a su amiga, y en el umbral de la puerta se encontraba a doble d, usando un traje de color lila y una corbata negra, unos zapatos negros bien boleados y un pañuelo blanco en su saco, el cual era de una cola larga. Ahora en la cara de Kevin, la adornaba un rubor "Dios mío, mi imaginación no se compara con la realidad". Se le acercó a pasos lentos, pero seguros, y nuevamente le extendió la flor.

-¿Irías al baile conmigo?- le sonrió nerviosamente y con el rubor.

-Ya te había dicho que iré al baile- se rió un poco.

-Pero no haz aceptado ir conmigo- le dijo- Así que preguntaré las veces que sea necesario- volvió a extenderle la flor- Edward- pronunció su voz suavemente pero al mismo tiempo con algo de nervios y cariño en él- ¿Quisieras ir al baile conmigo?- y esta vez se inclino en el camino, que partía el jardín en dos para indicar el trayecto hacia la puerta, que anteriormente había ayudado a llevar las masetas con plantas en ellas.

Doble d tomó la flor que sostenía su vecino, y con cuidado se la quitó de la mano, sacó su pañuelo blanco sustituyéndolo por la flor, colocándola con sumo cuidado. Una vez con el pañuelo en mano, lo dejó caer al suelo. Kevin, quien sabía lo que quería decir, sonrió. Recogió aquel pedazo de tela blanca, sacudiéndole el polvo que pudiera haber recolectado esos breves momentos en el suelo, imitó la acción de doble d, poniendo el pañuelo en la bolsa de su saco.

-Estoy contento de poder ser tu acompañante el día de hoy- hizo una reverencia doble d, con una mano en su abdomen y la otra en la espalda.

-El gusto es mío- le tomó la mano derecha- Me diste la oportunidad de asistir contigo al baile- colocó ligeramente en su frente- Prometo que esta noche será inolvidable-bajó la mano a la altura del pecho, aún sin soltarla- Espero que también me des la oportunidad de ser tu compañero en la pista de baile-le sonrió amablemente.

-Así será- y le apretó un poco más la mano con felicidad.

Alguien detrás de doble d rompió aquella atmosfera romántica que habían formado, cuando ambos voltearon vieron que Eddy estaba algo enojado y Ed comiendo unas chimichangas- Ya que lograron hacerme caso- habló Eddy- Espero que disfrutes doble d- sonrió, aunque para Kevin era algo nuevo verlo así- Últimamente haz estado algo tenso por los resultados del examen de admisión así que es bueno que al menos tengas un día en donde no logres pensar en ello- inmediatamente dejó la sonrisa cuando vio a Kevin- Más te vale que cuides a nuestro amigo- se cruzó de brazos- Hablo por ambos cuando digo que lo traigas sano y salvo a la casa- apuntó con su dedo índice a sí mismo, luego a Ed y nuevamente a él mismo.

Sonrió burlón- No se preocupe señor, se lo devolveré antes de la media noche- estiró un poco el brazo de doble d, indicándole que empezaran a caminar.

-Disfruta tu noche doble d- se despidió Ed agitando todo el brazo animadamente- ¡Ten cuidado de que un virus no entre en tu sistema inmunológico!- le gritó desde la puerta- ¡Y si es así, y te transformas como zombie me dices lo que se siente ser un muerte viviente!-

Kevin y doble d empezaron a caminar afuera de su vecindario, en donde se había acordado que los recogería la limosina que encargó Nath, aunque ya sabían que el carro lujoso pertenecía a su familia, tardó un tiempo en convencer a su padre para que lo dejara usarlo en el día del baile o algún otro día. 

-¿Listo para el baile?- le preguntó emocionado Kevin, pero al momento de ver la cara de doble d entendió -¿Aún tienes ese pánico escénico?- doble d asintió un poco- No tienes nada de qué preocuparte, tengo una idea- le sonrió con amabilidad.

Mi querido Doble tontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora