Capítulo 22

468 63 13
                                    

-¿Finanzas?- preguntó doble d.

-Si- respondió Eddy- me gusta hacer dinero y estafar a la gente, iría a ciencias políticas pero creo que ya hay demasiada competencia- seguía leyendo la lista de las carreras que le habían salido según un test hecho por su amigo de gorra negra, realmente no le generaba demasiada alegría, no por el hecho de querer estudiar, sino por que sus padres no tenían el recurso para pagarlo por lo que tenía que optar por otras opciones.

-Yo quiero investigar a los ovnis- mencionó Ed- ¿Qué debo de estudiar para lograrlo?- veía a doble d esperando respuesta alguna.

-Supongo que alguna ingeniería- decía pensativo- Realmente no lo sé- miró el suelo por un momento.

-Entonces estudiaré una ingeniería- y con eso el más grande de los tres, empezó a buscar opciones de ingeniería para poder investigar a los ovnis. Los otros dos se quedaron sorprendidos por su elección, sin embargo no dijeron algo, a pesar de su apariencia algo boba, descubrieron que era bastante listo para las matemáticas y física.

Se quedaron un rato en la sala investigando opciones, al parecer y como siempre, doble d fue de los primeros en entregar la papelería correspondiente para sacar su ficha, mientras que sus amigos se esperaron hasta el último momento para escoger alguna carrera y entregar sus papeles, aunque se preocupaba de su amigo Eddy por el dinero, sin embargo le ayudaría en lo que estaría a su alcance. Estuvieron charlando un rato, como en los viejos tiempos.

-Quisiera que se quedara así- mencionó Ed.

-¿De que hablas cabeza hueca?- respondió Eddy.

-Bueno- miró el suelo unos momentos- Doble d se irá a la universidad en otro estado, Eddy también lo hará al igual que yo, viendo nuestras opciones son de diferentes estados, ninguna cerca de la otra, por lo que muy probablemente no nos volvamos a ver o hablar dentro de mucho tiempo- empezó a llorar- y como doble d se hará un doctor reconocido no tendrá tiempo para nosotros-

A doble d se le encogió el corazón, al igual que Eddy, aunque este último no lo reconociera, a ambos les dolió ver a su amigo así, sobre todo porque sus palabras eran ciertas, ninguno de los dos tenía las palabras de consuelo exactas, por lo que unas miradas rápidas eran suficientes para saber que hacer. Doble d y Eddy fueron a abrazar al más grande.

-Tranquilo Ed- le decía doble d- Puede que sea un médico reconocido, pero no me olvidaré de ustedes- le pasó un papel para que pudiera limpiarse la nariz.

-¿Lo prometes?-le miró como un cachorro.

-Lo prometo- Doble d alzó el dedo meñique de la mano izquierda, Ed y Eddy le imitaron, haciendo una "pinky promise".

El resto de la tarde los tres chicos se la pasaron charlando, poniéndose un poco al corriente, ya que al parecer no sabían que Ed había recibido una beca deportiva por parte de una universidad, lo cual sería de bastante ayuda, aunque no solo fue de una sola universidad, sino como de cinco aproximadamente. Mientras que Eddy contaba como logró hacer negocios con las tareas, apuntes y algunos materiales para la escuela, claro que recibió una reprimenda por parte de doble d, sin embargo no fue tan duro al enterarse de que era para poder pagar la universidad. 

Una maravillosa tarde, como cuando éramos unos infantes, pensaba doble d.

-¿Podemos pasar la noche aquí doble d?- preguntaba Ed con ojitos de cachorro.

-No lo creo Ed- decía su amigo de gorra- Mañana tienes entrenamiento a primera hora del día y dudo mucho que quieras recibir un regaño por parte de Kevin- le sobó un poco la cabeza- Quizás el otro fin de semana cuando los tres estemos completamente libres grandulón-.

-Está bien-

Y con eso sus amigos se retiraron de su morada, mientras se despedían en la oscuridad, doble d no dejaba de pensar "¿Y si Ed tenía razón? Puede que en un momento esté tan ocupado que no podría verlos ni tener tiempo para salir con ellos al menos para un café" se deprimió un poco al pensar en ello, aunque era un pequeño precio a pagar para poder llegar a realizar aquel sueño de su infancia. Cerraba la puerta con seguro, y como ya era costumbre, volvía a la rutina de acomodar las cosas, lavar los trastes, acomodarlos en su lugar, apagar las luces de la sala y subir las escaleras mientras era acompañado por el minino, quien se adelantaba unos escalones y esperaba a que el chico le siguiera. Al llegar a su cuarto la casa estaba totalmente acomodada, con las luces apagadas, y en silencio.... un profundo silencio.

A veces se preguntaba si sus padres le valoraban, imaginando cómo sería su vida si ellos hubieran estado en sus cumpleaños, en aquellos festivales del día de la madre y del padre, estar junto a ellos jugando, comiendo, o simplemente sentados en una banca. Él llegaría de la escuela, su madre en la cocina haciendo su comida favorita porque sacó buenas notas, su padre estaría en el jardín colocando flores y podando el césped, llamaría a su padre para que pudieran comer todos juntos en aquella mesa de madera circular, hablando de cómo les fue en su día, haciendo bromas, les diría de sus amores, de sus amigos, les pediría permiso para poder ir con sus amigos Ed y Eddy, su madre le diría que no pero cedería a petición de su padre. Les ayudaría a limpiar la casa mientras escucha música de sus padres, quizás canciones como Queen, quizás country quizás rock... las posibilidades son bastantes.

Les pediría saber cómo es que se conocieron, lo cual sería en la universidad, en el trabajo o incluso un amor que duraría desde la infancia, un amor no correspondido durante años el cual alguno de los dos esperaría pacientemente al otro, mientras que él los escuchaba atentos al borde de la cama esperando pensar "ojalá me pase algo así" o un "Que romántico".

Y mientras su cabeza daba cuerda a muchos escenarios posibles, las lágrimas no se hicieron faltar, al igual que aquel hueco en su pecho se volvía a formar. Cada noche deseaba que en un momento llegaran sus padres del trabajo, intentando no hacer ruido para no despertarlo mientras caminaban por la casa, aunque sería inútil ya que estaría escuchándolos desde su cuarto, sus padres abrirían la puerta poco a poco, mientras que se envolvía entre las sábanas y colchas haciéndose el dormido, susurrarían debatiendo unos momentos para segundos después entrar y darle un beso de buenas noches cada uno, y retirarse de su cuarto, no sin antes haberle cobijado bien con la cobija.

El gato se acostó en la gran cama, arrullándose entre las sábanas desordenadas, sin nadie más ahí.

Doble d se había parado para irse al techo de su casa, a veces llegaba a pensar bastantes escenarios hasta que las lágrimas salían y no paraban hasta que se caía en los brazos de Morfeo, y al parecer esta noche no sería la excepción, sin embargo le tranquilizaba salir al techo a ver la noche, el silencio que había en las calles, la oscuridad y calma que había era bastante diferente a la del día. Se quedó viendo aquel satélite que acompañaba a la tierra, recordando aquella historia que le contó alguna vez Kevin. 

-El conejo...- la luna se despejaba de las nubes que le cubrían, se asombró ya que podía ver la forma del animal-...Es un conejo- agarró sus piernas con ambas manos en forma de un abrazo, mientras se hacía para adelante, contemplando la luna.

-¿Qué haces ahí?-

Escuchó a lo lejos, y con la luz de la luna iluminando las calles, pudo divisar a Kevin parado enfrente de su casa. No sabía que responder. Solo vio como el chico pelinaranja se acercaba,con ayuda de una escalera que doble d usaba para poder poner sus plantas, subió, incluso tuvo que ayudarse del tubo de la casa. El que hiciera ejercicio le fue de bastante ayuda en esos momentos, aunque le costó casi al final pues debió hacer un salto de fe para llegar al techo sin caer.

-¿Puedes decirme que haces aquí?- se sentó al lado de doble d, sin dejarlo de ver- Puedes hacerte daño con un paso en falso- Al ver que no recibía respuesta alguna, vió a donde estaba observando doble d, encontradose con la luna con el conejo en ella.

No hizo alguna pregunta más, algo le decía que no era oportuno el decirle algo.

-La luna me hace sentir tranquilo- mencionó doble d.

Sólo le miró por unos minutos, y se acostó en el techo, siendo imitado por doble d. Estando uno al lado del otro observando la luna, sin decir una palabra, había silencio pero no uno incómodo. Sin embargo Kevin se encontraba nervioso, sudaba frio.


¿Cómo podría decirle que fue a su casa porque en la suya no había agua y necesitaba cagar?

Mi querido Doble tontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora