Capítulo 40

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Se arreglaba el moño que tenía atado al cuello, si bien prefería las corbatas por la estética, le habían dejado en claro que todas las personas que usaran traje en la fiesta, debían de tener puesto moño y las que trajeran vestido, de preferencia que no fuera largo, ya que era jardín y se les podría ensuciar con mucha facilidad, sobretodo ahora en tiempo de lluvias.

-Maldición no puedo- seguía peleando con aquel pedazo de tela, que lo terminó por aventar a la cama de la desesperación.

-Vamos doble d, no es tan difícil- fue hacia la cama para agarrar el moño.

-Claro, porque a ti te lo pusieron tus sirvientes Nath- se giró sobre sus talones viendo a su amigo acercarse a él.

-Ventajas de tener personas a mi servicio, aunque también me siento mal por ser un niño mimado, ya sabes, un niño de mami y de papi-le ayudó a colocarse el moño lo mejor que pudo- Aunque yo fui quien me puse le moño, no ellos- y con eso le dio una palmadita al saco de su amigo, el cual era completamente gris, por excepción del moño y la blusa; los cuales eran gris con naranja, y blanco, respectivamente.

-Gracias bro- le dio un ligero puñetazo en el brazo- Ahora a esperar como mil horas a Nazz-

-Las chicas deben verse fabulosas- Con eso, agarro una de las maletas que se encontraban por la cama, acompañado por Kevin fueron a la habitación donde se encontraba Nazz arreglándose, aún en bata, haciéndose rulos con la plancha de cabello.

-Ya era hora- fue hacia ellos quitando les la maleta de los brazos.

-Si, de nada, fue un placer-

No hubo respuesta, solo se dedicaba a sacar los cosméticos que se encontraban, separándolos por grupos de acuerdo al orden en los que se los iba a poner, incluyendo algunas cosas para su peinado y sus pies.-¿Listos para la boda?- empezó a ponerse una de las cremas para preparar su cara, les veía desde el espejo.

-Para ser sinceros, algo nerviosos, sobretodo un chico- y antes de poder acabar, sintió un codazo, que si bien no lo mostraba, le había dolido.

-oh, si, el amigo de tu primo, el cual está enamorado de un doctor- enseguida se corrigió- oh, perdón, un -lo pensó un rato, algo que no fuera algo que lo delatara mucho- un dibujante que se encontró en el centro y se enamoró de él pero no tiene el valor de decirle sobre sus sentimientos- se reía mientras veía desde el espejo a Kevin avergonzarse, y su amigo Nath se reía a pesar del codazo de hace rato.

-No me da pena, ya lo sabe bien- hizo una pausa- ahora pensamos en regresar una vez que termine su especialidad, es muy duro el internado- entrecruzó los brazos, recargándose en la pared tapizada de póster de una banda coreana, no le interesaba mucho aquel gusto de Nath, era uno de los pocos que sabía sobre su gran fanatismo hacia esos coreanos, era una muy buena suerte que tuviera dinero para solventarse los gastos de la merch de ellos, y este fanatismo no hubiera surgido de no ser por Ed, quien en algún momento entró en el mundo anime y de alguna forma llegaron a los K-dramas, de ahí, el resto es historia.- Pero estoy seguro que de hambre no se muere- sonrió con cierta complicidad.

-¿Entonces tu eres el fantasma de la comida?- dijo antes de ponerse el labial.

-¿El fantasma de qué?- estaba confundido por lo que le habían mencionado.

-¿No lo sabes?- se reía Nath, viendo a su amigo más confundido que antes- Resulta que en el internado para especialidad de doble d, el cuál es...- dejó hablar a sus amigos, ya que siempre se le olvidaba o la confundía con la de su amiga.

-Dermatología- habló la chica, mientras se colocaba el rimel.

-SI, eso, bueno, resulta que ahí tienen una habitación solo para los internos, y en esa habitación hay un mini refrigerador para ellos, y cada mañana y noche, sin falta, hay un toper con comida que dice "con cariño, para Doble lindo -K". Y la verdad entre Nazz y yo sabemos que no hay ningún fantasma, solo un enamorado que quiere que su amado tenga algo para comer- Nath se le quedó viendo a Kevin, esperando su respuesta, y claro que la obtuvo, aunque no con palabras, sino con sus mejillas coloradas, ciertamente estaba al descubierto su "gran secreto".

Mi querido Doble tontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora