Capítulo 40

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40. ¡Este es mi hogar y se hará lo que diga!


Había pasado tantas noches pensado como seria este encuentro con Joe, pero en ese momento me paralice por completo.

Ya que, ésto, no era para nada como yo lo habría imaginado.

— ¿Me puedes explicar que rayos estás haciendo aquí? ¿¡En la casa de mi amigo!?

La voz exaltada de Joe logra sacarme de aquella situación paralizante y parpadeo repetidas veces. Entonces trato de mantener el control y no reaccionar de forma violenta.

— Por favor, no hagas un drama de esto.

— Pues lo siento, señorita tranquilidad, porque ya lo hice — el castaño rojizo señala discretamente al rubio el cual se dedica a mirarnos en silencio.

Apenas doy un paso en dirección a Ben observó a Joe ponerse en mi camino haciéndome detener.

Su mirada llena de odio y enfado lograron remover muchos sentimientos que no sabía que aún cargaba conmigo y preferí guardar mi distancia para no empeorar la situación.

— Tú mejor amigo, mi hermano, — hago una breve pausa tragándome el nudo que quiere formarse en mi garganta y continúo — me hecho de la casa de mis padres. Sola... Enferma — miento ocultando la situación que nos vincula a él y a mi — y sin ti para apoyarme, ¿Pero eso era lo que tú esperabas no, Joe? Después de todo te mentí, le mentí a él y les mentí a todos. ¿Y sabes qué? Si, me lo merezco, finalmente he entendido que nada de lo que haga por mi cuenta, podrá salirme bien.

A este paso las lágrimas caían por mis mejillas y me prohibí llevar mis manos a mi vientre para que la mirada del chico frente a mí no fuera hacia este.

— Yo... Mejor los dejo hablar.

— ¡No!

El rubio se queda a medio camino de poder levantarse de su silla y vuelve a sentarse obediente ante el grito de Joe y mío. Pero tan solo unos segundos después se pone de pie apoyando su mano libre con fuerza sobre la barra a un costado suyo.

— Saben que, ¡Este es mi hogar y se hará lo que diga! — abro los ojos de par en par y Joe se hace a un lado cuando Ben camina en dirección a ambos, entonces se detiene frente al castaño rojizo primero — la ayudé, porque a pesar de los errores que ha cometido sigue siendo humana, yo no guardo ningún rencor hacia ella porque jamás me dió una mínima de esperanza de un sentimiento correspondido — ahora continúa su camino hacia mí y aparta el pedazo de carne congelado de su rostro para mirarme — ahora sólo hablen, gritense y digan lo que tengan que decir, pero arreglen esto. Y no se guarden más secretos.

Sus últimas palabras logran hacerme sentir mal y bajo la mirada hacia mis manos frente a mí.

— Si me disculpan, iré a recostarme un momento.

Y con eso último escuchamos al rubio salir de la cocina dejándome a solas con el castaño rojizo a unos metros de mi, el cual lo ha dicho nada.

Permitimos que el silencio nos invada por unos minutos en los cuales trato de secar mi rostro con un poco de torpeza.

— ¿Porque Sam no me dijo que te había hechado?

— ¿Porque habría de hacerlo? — cuestionó levantando la mirada en su dirección mientras lo veo acercarse al banco que antes había sido ocupado por Ben y tomar asiento.— Si ambos parecían desearme lo peor del mundo... ¿O es que me equivoco?

White Lies [Joe Mazzello Y Tú] COMPLETA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora