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Me desperté en el diván tapada por una manta, les había hecho una mamada y luego había caído rendida por el cansancio del día.

Vi a Dean acercarme ropa y le sonreí.

Me cambié sin timidez, aunque sabía que me estaban mirando, no me importó.

Travis estaba con una taza en la mano y me la tendió. No dije nada, y ellos tampoco, me despedí con un beso en la mejilla a los tres y me fui, Landon estaba abajo y mientras íbamos me contó que tuvo que ir al hospital porque se encontraba muy mal. Le quité importancia, y luego me preguntó que tal iba con los chicos.

La universidad pasó lenta, igual que las siguientes semanas hasta empezar octubre.

Con los chicos todo seguía igual, aunque se hubiesen sugerido en varias ocasiones, me negaba, no quería, no de momento, y ellos lo respetaban.

Sean y yo íbamos a ir de fiesta, Landon estaba ocupado entre trabajos así que no quiso ir.

—Estás preciosa —me dijo Sean al ver el vestido azul marino que había cogido.

—Vamos —dije susurrando.

Me había escapado y hasta donde sabía Dean, que era el único que estaba, y estaba duchándose.

Corrimos hasta el coche y fuimos hacia una discoteca. Él pidió varios chupitos, y por último nos dieron un vaso.

Durante la noche fui al baño y recibí una llamada de Travis.

—¿Cloe? ¿Dónde mierdas andas?

—En una discoteca.

—Eso ya lo sé, quiero saber dónde —estaba enfadado, pero yo estaba borracha.

—Tu desapareces siempre y no dices donde vas, creo que no te voy a decir dónde.

Colgué e inmediatamente llamé a Dean.

—Cloe, podrías haberme avisado.

—No vengáis a por mí, estoy pasando un rato con Sean, por favor.

—Bien, les convenceré.

—Gracias, te quiero.

No dije el te quiero en ese sentido, si no como agradecimiento, aunque igualmente quedó un silencio incomodo en la línea del móvil, que terminé cortando.

Bailé y bebí toda la noche, estaba encantada y borracha, Sean no había vuelto a beber, porque el conduciría y estaba intentando convencerme para irnos.

—Cloe, vamos, son las cuatro.

Bufé y pasé mis manos a su cuello y me acerqué a él.

—Venga, bailemos.

—Cloe, me muero de sueño, vámonos.

Suspiré y me arrastré hasta el coche donde cerré los ojos todo el camino, si no iba a vomitar.

Me ayudó en el ascensor, íbamos con otro hombre que bajo una planta antes. Una vez en el pasillo llamó a la puerta mientras yo murmuraba incoherencias.

—Mis chicos —fui a abrazarles, o lo intenté porque me tropecé.

Sentí a Travis levantarme y echarme una mirara furiosa. Le sonreí, y luego miré a mí amigo.

—Adiós Chin

No sabía ni como le había llamado, aunque tampoco lo corregí porque me fui hacia Dean que me miraba con burla.

—Estas guapo, y me encantan tus rizos —cogí uno y lo enrede entre mi dedo.

Nick me separó y me besó inmediatamente.

CloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora