Extra-2

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DEAN

LOS PRIMEROS DÍAS DESPUÉS DE ELLA

Apenas estuve dos segundos con los ojos abiertos antes de cerrarlos.

Ayer nadie cerro la cortina, y la luz del día entraba de frente.

Vi a Nick a mi lado desnudo, y al girarme a Travis. Pero ni rastro de la chica.

Cloe, era su nombre.

Procuré no alterarme, pero su ropa no estaba y obviamente ella tampoco.

Así que cogí el teléfono y llamé a recepción. Me informaron de que se había ido hacia dos o tres horas.

Suspiré y me vestí antes de irme hasta casa. Donde vi a Rachel, sonreí y me acerqué para coger un trozo del bizcocho.

Esperé a que Travis y Nick llegaron, los cuales llegaron algo desubicados.

—¿Nos acostamos con la misma chica? —preguntó Travis como si no se lo creyera.

Asentí y miré a Nick que estaba mirando fijamente la taza.

—Fue increíble —dijo el castaño, y volví a asentir estando de acuerdo.

Nos pasamos los siguientes días intentando localizarla, pero ni si quiera nos acordábamos de su nombre, por lo que decidimos olvidarnos del tema.

El siguiente viernes, salí de fiesta sin mis dos amigos, y no tardé en encontrar a una chica guapa. No me parecía igual que la chica del viernes pasado, pero no quise decir nada más.

No tardé en llevármela al hotel y acostarnos, por la mañana ella estaba apoyada en mi pecho, así que me separé y me duché.

Cuando salí de allí ella se había despertado y me miraba sentada, enredada en la sábana blanca.

—Buenos días —dije buscando mi ropa.

—Hope —la miré sin entender —mi nombre es Hope.

La sonreí y seguí vistiéndome.

—¿Qué te parece si quedamos otro día?

La miré y recordé la noche anterior, me había gustado, así que no me quejé y la di mi teléfono, solo quedaré con ella mi quiero, así que no me molesta.

Las siguientes semanas fueron de lo más normales, seguíamos sin saber nada de la chica, aunque un mes o así después de Hope recibí una llamada de ella.

Me pedía vernos en un café lo cual me extraño ya que no solía ir con ninguna chica fuera de la cama. Aunque no me negué.

Cuando llegué pude ver sus rizos en una de las mesas, así que me senté enfrente y sonreí, antes de eliminar esa sonrisa.

Ella tenía cara de preocupación, así que no dudé en preguntar.

—Estoy embarazada.

Me quedé en blanco, sin saber que hacer hasta que la oí de nuevo.

—Es tuyo, lo juro, pero no puedo ser madre, no quiero serlo aún.

—Vale, tranquila, te creo, y respecto a lo otro

No sabía que decir, al fin y al cabo, era un bebe dentro de ella, pero desde luego la última decisión era la suya.

—¿Y si estoy contigo?

Ella me miró con el ceño fruncido.

—Quiero decir, podemos empezar una relación, o por lo menos conocernos, una vez que nazca el bebé, podemos tener una custodia compartida yo pagaría todo.

CloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora