CLOEDESCUBRIR UNA INFIDELIDAD
Miré de nuevo el sobre donde estaba mi nombre en mayúsculas. Llevaba más de una hora mirándolo, sin saber si debía o no abrirlo.
Al final, cogí el sobre y lo abrí con cuidado, unas fotos cayeron en la cama, y las cogí con rapidez.
Era mi madre, en la cama, y había un chico, pero no lo reconocí y por supuesto no era mi padre. Las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas, sin poder contenerlas cogí las fotos y me puse un abrigo.
Llamé a Landon, necesitaba hablar con mis padres, así que cuando Landon me recogió ni siquiera le hablé, estaba pensando en que decirles, y porque mi padre permitía esto si es que lo sabía.
—Cloe, dime que te pasa o no bajas del coche —Landon había cerrado con seguro.
Le miré con odio y le tiré las fotos. Él se quedó paralizado unos segundos.
—Mi madre engaña a mi padre —empecé a llorar sin contenerme—. ¿Cómo ha podido? Mi padre la ama con locura, y mi madre se dedica a ponerle los cuernos.
—Cloe, sabes que si se lo cuentas destruirás una familia, tu familia.
Asentí, lo sabía era una consecuencia que iba a asumir, pero mi padre merecía saber la verdad.
Entré en mi casa, Landon decidió quedarse fuera, así que, al entrar, vi a mi madre y a mi padre hablando sobre algo, como si estuviesen enamorados, limpié mis lágrimas y me puse en frente de ellos.
—¿Te pasa algo cariño? —oí a mi madre hablarme, pero ni si quiera me salía una palabra.
Solo tiré las fotos a la mesita que nos separaba, en seguida vi la reacción de mi madre, que fue sorprenderse falsamente y sus ojos se preparaban para llorar.
—¿Qué es esto Cloe?
—¿Qué va a ser? Mamá te engaña con otro hombre, y tiene la poca vergüenza de sentarse en el sofá como si todo estuviese bien.
—¿Cómo puedes acusar a tu madre así? —gritó esta, mientras se levantaba y empezaba llorar.
No me lo creía, estaba fingiendo y lo sabía. Así que miré a mi padre, podía ver la duda en sus ojos.
—Papá, tienes que creerme, me ha llegado con el correo.
—Cielo, no escuches a la niña, sabes que siempre se cree todo lo que le dicen —ella me miró y pude ver su odio.
Jadeé al notar que mi madre había alimentado odio hacia mí, así que me levanté y me fui.
—Papá, algún día te darás cuenta —dije antes de salir.
Landon me consolaba mientras íbamos hacia mi piso.
—¿Quieres que suba? —negué.
—Quiero estar sola.
Asintió y me dio un abrazo antes de marcharse, subí y volví a mirar las fotos, tenía que encontrar una forma de que mi padre entrara en razón.
Cogí las fotos y las hice unas fotos, luego entré en el correo de mi ordenador, y busque algún correo de alguna revista la cual ya había hablado de mis padres en alguna ocasión.
Sabía que era el odio actuando hacía mí, pero mi padre debía divorciarse de esa víboras, que, aunque fuese mi madre, ella, nunca nos había cuidado ni prestado atención.
Los días pasaron, y cuando el tercer día después de eso, me levanté y miré mi móvil, como cada mañana, me sorprendí al ver llamadas perdidas de varios números desconocidos, que decidí borrar y centrarme en las de mi padre.
Le marqué y apenas esperé diez segundos antes de que respondiese.
—Cloe, ¿Cómo te has atrevido a hacernos eso?
—Papá tienes que creerme.
—No, basta, eres una niña que no sabe nada, mi mujer, la mujer que te dio la vida, no me haría eso jamás, así que deja de mentir.
—Papá no pienso negarlo.
—Entonces olvídate de ser mi hija. Empaqueta tus cosas y vete del piso que estoy pagando yo, espero que tengas ahorrado, porque no te pienso dar un dólar más.
—Papá.
—No soy tu padre, me has traicionado, a mí, y a toda tu familia.
Colgó y tiré el teléfono a la cama frustrada antes de dejarme caer yo, y empezar a llorar. Sabía que mi padre hablaba en serio, pero no sabía dónde iba a poder quedarme, era completamente imposible encontrar un piso, con un alquiler bajo, y que no pillase muy lejos del centro ni de la universidad.
Llamé a Landon para pedirle ayuda, y me comentó que buscaría donde hiciera falta.
Los dos siguientes días recogí toda mi ropa, no iba a llevarme nada más, y empecé a buscar pisos, visitando algunos, demasiado desagradables.
Hasta que un día Landon me llamó y me dijo que había encontrado el mejor piso del mundo para mí. Aunque debía compartirlo con tres chicos, no me importaba, estaba desesperada y en cualquier momento mi padre vendría a echarme.
Aldara. G
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Cloe
RomansaDulogía Ellas I; son libros independientes, distintas épocas y con distintos personajes, pero ambos son relacionados con la poligamia. Acostarse con tres hombres el día de tu cumpleaños y luego huir suena lógico, pero que pasaría se dos años despué...