Extra-7

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RYLE

STACY

Es hermosa.

La miraba desde atrás de la clase.

Llevaba enamorada de Stacy desde que iba a la guardería, Cloe, no la conoció, pero mis padres dijeron que la nombraba siempre y Cloe me prometía que me ayudaría a conquistarla.

Era difícil. Vivir con cinco hombres podía llegar a ser un infierno en muchas ocasiones, pero siempre me tenían mimada, a pesar de que yo era la mayor de los hermanos.

Gray y Gil me cuidaban como hermanos sobreprotectores y eso causaba mucha gracia a la tía Harriet, ella y Emily eran las únicas mujeres en mi vida.

Aunque luego estaba Stacy, y hacía que todo mi cuerpo se estremeciera cuando sus ojos ámbar se posaban en mí.

Éramos pequeñas, teníamos quince años, pero yo sabía que ella era el amor de mi vida. Dean me lo había explicado.

Dean decía que el amor verdadero de los tres era Cloe, pero ellos no supieron cuidarla bien. Sabía que Nick aún se culpaba, le oía discutir con Travis de vez en cuando, pero luego tenía bromas y sonrisas para todos.

Travis salía muchas noches, de pequeña pensaba que solo le gustaba pasear de noche, más tarde descubrí que, aunque Nick y Dean mantuvieran relaciones de vez en cuando, sobre todo si Harriet y Sean cuidaban de todos durante una noche, Travis aprovechaba a irse también a tener algo con alguien.

Harriet lo sabía porque hablaban con el tío Sean sobre eso, pero siempre que preguntaba me decían que era muy pequeña para meterme en esos temas.

Realmente no era tan pequeña, solo procuraban que mis hermanos no se enterasen.

El sonido del timbre me despertó de mi insolación, y decidida caminé hasta Stacy.

—Hola Ryle —me saludó y yo sonreí.

—Quería invitarte a una cita.

—¿Una cita?

—Sí.

Era directa lo sabía, pero tener a los cinco monos viviendo por casa, y cada uno comportándose como querían, me hacía tener que decir las cosas como eran a la primera.

—Bueno, nunca he tenido una cita.

—Será la mejor cita de tu vida —me acerqué y sonreí antes de darle un beso.

Cuando me separé, pude ver su rostro pálido, convertido en rojo, y reí.

—Quedamos en central park.

Ella asintió y yo salí de allí con una sonrisa en mi boca mientras iba a la salida, uno de mis padres nos estaría esperando.

Era Nick, entré en el asiento del copiloto, y cogí mi móvil para empezar a apuntar en notas, lo que quería hacer con ella.

—¿Qué apuntas con tanto interés?

—Tengo una cita.

Le vi tensarse, y yo le miré con una sonrisa tímida.

—No es con ningún chico, la he propuesto yo, y es con Stacy, una chica.

No sería la primera vez que tenía una cita con un chico, pero cuando me dejaban en casa, salían todos, el tío Sean incluido, alegando que estaba practicando para cuando le tocase, y les espantaban, al día siguiente, volvía a ver a Stacy y todas las cosas que podrían pasar con mis pretendientes se me olvidaba.

—Mira —señalé a Gilson y Grayson. Emily venía seguido por ellos, como siempre.

Todavía nos reíamos en secreto, por los feos nombres que había elegido nuestra madre, pero tampoco la íbamos a discutir nada, y mis padres mucho menos.

Dejaron a la chica en medio y miré a mi padre divertido, otra broma que se oía mucho por casa, eran lo pillados que estaban, de Emily, lo mejor de todo, es que no se les vería mal que empezaran una relación poliamorosa con ella.

—¿Qué tal el día? —dejé de escuchar cuando mi hermano empezó a hablar y me puse mis cascos.

Cuando llegué Harriet y Sean estaban hablando con Dean en la cocina, a Travis no le quedaría mucho por llegar de su turno.

Le oímos llegar y empezó a saludar a todos, los miércoles, comíamos todos juntos, al igual que los domingos, se había vuelto una costumbre.

—Ryle —me saludó Travis cuando llegó con un beso en la frente, y luego se sentó para poder empezar a comer.

—Tu hija tiene una cita —oí a Nick hablar a Dean, y le miré fulminándole con los ojos.

Dean me miró y elevó una ceja, yo puse los ojos en blanco, y miré a Emily y su madre, ya que eran las únicas que se merecían una explicación.

—He quedado con Stacy, me he atrevido.

Ambas se emocionaron, ya que otra costumbre, era nosotras, los sábados, noche de chicas, y era completamente intocable, así que nos contábamos todo, a pesar de que Harriet era la madre de Emily le contaba todo, y eso en cierto modo me daba envidia, porque mi madre estaba desparecida, y si apareciese no querría verla, y Cloe, bueno, no estaba.

Terminamos de comer con varias tonterías de por medio, y subí a mi habitacion a cambiarme, Emily subió conmigo, ya que me ayudaría.

Me deshice el moño, y dejé mi pelo castaño suelto, aunque hace unos meses convencí a Travis para que me dejara hacerme reflejos rubios, y todavía tenía alguno.

Normalmente llevaba un moño, porque era demasiado incomodo tener el pelo rizado molestando por la cara, así que no me complicaba la vida, aunque la idea era hacerlo ahora.

Me miré al espejo y vi los ojos azules y las pecas, en las fotos que tenía de pequeña, tenía muchas más, y cuando tenía cinco años, mis padres empezaron a llamarme pecas, y aunque al principio pensé que era un insultó, luego Harriet me dijo que Cloe llamaba a Dean, pecoso.

—Estas guapísima —dijo Emily desde el sillón de la habitación.

Me había puesto unos pantalones beige oscuro, que me quedaban algo anchos, y una topo negro, llevaba el abrigo, porque estábamos en abril y todavía hacía algo de fresco.

Cuando bajé mis padres me miraron con una sonrisa, y Harriet se acercó a celebrar lo mayor que me había hecho y lo orgullosa que estaría Cloe.

—Llévala al puente de Brooklyn y compra perritos calientes —dijo Dean, y yo asentí haciendo caso a mi padre.

Me despedí de todos, y el chofer me llevó hasta Central Park. Caminé nerviosa hasta el banco que habíamos acordado por mensaje, y sonreí cuando la vi.

Sería la mejor cita de mi vida.

Sería la mejor cita de mi vida

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Aldara. G

CloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora