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Sonreí cuando desperté y vi a Nick a mi lado completamente desnudo.

Mis manos viajaron a su abdomen y me acomodé poniéndome a horcajadas con una sonrisa.

Eché mi pelo hacia atrás y bajé la cabeza hasta su cuello. Le planté varios besos y luego le miré.

-¿Quién ha dicho que parases?

Rei y volví a besar su cuello, succionando para dejarle chupetones. Ya se la había devuelto a Dean y Nick, me faltaba el moreno.

Durante los siguientes días dormí solo con Nick, Dean y Travis no pasaban las noches aquí, pero no me importaba.

Respiré pesadamente por tener que llamar a Landon, quería que me explicara todo, aunque sonara masoquista, pero necesitaba que me explicase las cosas.

-Landon, explícame o te juro que iré a tu casa y te obligaré.

-No sé cómo pasó.

-Hace cuanto que te acuestas con ella.

-Desde que tenía quince.

Abrí la boca, joder, éramos unos niños.

-¿Llevas 7 años acostándote con mi madre y no has encontrado el momento oportuno para decírmelo?

-No son 7 años seguidos, al principio apenas eran unos días, y los últimos dos años más seguido.

-¿Cómo has podido hacerle esto a mi padre?

Mi padre siempre había tratado a Landon como un hijo y Jack como otro hermano.

-¿Y cómo has podido traicionarme de esa manera?

Se quedó sin respuesta, claro, que pensaba, ¿Qué nunca me daría cuenta? ¿Qué viviría en la ignorancia?

-No vuelvas a hablarme nunca más, has destruido todo, me has visto llorar, porque mi padre no me creía, y eras tú el jodido gilipollas que se acostaba con mi madre.

Le colgué y me dejé caer en el diván. En un mes y medio tenía el juicio, verle la cara de nuevo a mi madre y a Landon.

Esta semana había decidido que lo mejor era decirle a mi padre, así qué sin mucha insistencia, los invité a cenar a casa.

Dean y Travis estarían, junto al castaño y también mi hermano.

Habíamos quedado en un restaurante, en el mismo en el que nos encontramos con mi madre, por lo que me puse un vestido parecido y fui con Nick. El resto estarían ya.

-Preciosa, te he echado de menos.

-Yo también, nena -dijo el moreno.

-Podrían no solo haber dormido en casa.

El rizoso iba a decir algo, pero vimos a mi hermano y a mi padre entrar. Ambos miraron a los tres hombres que tenía sentados en mi lado de la mesa.

Me miré con mi hermano. Estaba confundido y lo entendía.

-¿Quiénes son? -preguntó cuando se sentó al otro lado de la puerta.

-Nick, Dean y Travis -les señalé correspondientemente -unos amigos.

Noté la mirada de los tres, pero no me importó en absoluto. Mi padre nos contó que iba a divorciarse y que no iba a darle nada, llevaban acostándose siete años y había un video demostrándolo.

Mi padre no pudo evitar preguntar a los chicos distintas cosas, las cuales ellos respondieron sin ningún problema. Cuando nos despedimos mi padre me abrazó dejándome un poco bloqueada.

CloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora