Lencería - Ethan

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Quiero sentir tu tacto, estoy tan desesperada por un simple beso que puedo sentir como todo mi ser grita tu nombre.

Eran algunos de los pensamientos de (t/n).

— Ahh ~ gimió sonoramente la chica siendo penetrada contra el mostrador de la tienda.

+ No gimas tan alto, nos pueden escuchar — advirtió Ethan señalando el exterior de la tienda, donde deambulaban sin rumbo cientos de no vivos o zombis como los conocemos mayormente.

Empecemos desde el inicio.

En este nuevo mundo de caos y destrucción, todos los días se convirtieron en una lucha por sobrevivir. Como de costumbre, Lawrence repartió las raciones de comida y definió las patrullas, aunque salir a la ciudad era peligroso, es la única manera de conseguir insumos. Al ser muy arriesgado, se conformaba por cuatro personas, la mayoría de las veces iba Ethan, ya que era el más fuerte del grupo, los demás integrantes eran escogidos al azar o por voluntad propia, en esta ocasión iba Zion, Scarlett y (t/n). De cierta forma el viaje se mantuvo tranquilo, Scarlett estaba demasiado concentrada en atraer la atención de Zion como para molestar a (t/n), mientras Ethan, aunque parecía somnoliento, se mantenía alerta ante cualquier peligro.

— ¿Acaso no pudiste dormir? — pregunto (t/n) rompiendo el silencio.

+ Un poco, tuve un sueño algo... Extraño — respondió Ethan dudando en la última palabra.

— ¿Extraño? ¿En qué sentido? — dijo tomando la mano del mayor, masajeando está con sus dedos, acción que se había hecho común entre ambos. Algo así como un hechizo para mantenerlo despierto; aunque fuera todo lo contrario.

+ Bueno...

Pero antes de que este pudiera decir algo más, una horda de zombies hambrientos salió de la nada, dirigiendo su atención al grupo, procediendo a atacarlos, a pesar de la fuerza de ambos chicos era imposible acabar con todos, por lo que optaron en refugiarse dentro de los negocios que se encontraban alrededor, separándose para confundir a los infectados, Zion corrió con Scarlett mientras Ethan tomo fuertemente la mano de (t/n) y escapo a la primera tienda que encontró. El plan pareció funcionar, pues si bien todavía había zombies afuera, estos no mostraban interés en ingresar al establecimiento. Solo quedaba esperar a que se dispersaran para poder regresar a la escuela, con suerte verían allá a Zion y Scarlett.

— Parece que estaremos aquí un rato, lo mejor será buscar algo para atrancar la puerta — decía lo oji-(-) mirando por el aparador del lugar.

Al no recibir respuesta de su compañero volteo para ver como este miraba un poco avergonzado el sitio, (t/n) también pudo percatarse de la situación; películas pornográficas, dildos, mordazas, vibradores, se habían refugiado en una sex shop y de no ser por el polvo el lugar estaría casi intacto. Se miraron apenados sin saber qué decir realmente, hasta que un gruñido del exterior los puso en alerta de nuevo. Con cuidado bloquearon la puerta con algunos maniquís que se encontraron en la bodega, el escaparate por suerte tenía vidrios oscuros por lo cual era imposible que los zombies los vieran desde afuera y aunque no hubiera energía eléctrica, el interior era bastante acogedor, podían descansar en alguno de los "sillones", mirar sin vergüenza la mercancía, incluso tomar algo del mini refrigerador como agua y "caramelos".

— ¿Has usado algo de esto? — pregunto la joven divertida, señalando la tienda en general.

Ethan se puso rojo ante la pregunta, pero asintió levemente su cabeza, señalando el librero con revistas eróticas, la mayoría traía consejos de como conseguir un mejor orgasmo o las clásicas de mujeres desnudas, aunque (t/n) quería imaginarse la situación en la que el oji azul tendría esa clase de cosas, pareció contestarse así misma; joven de 18 años, atlético, guapo, simpático, pero tímido ¿Para qué crees que las usa? Después de todo era normal que a esa edad su mente se centrara más que nada en el famoso coito.

— ¿Sabes...? Hay algo que siempre quise hacer — dijo (t/n) observando un artículo en particular.

Ethan la miro curioso, sintiendo sus mejillas arder, el ambiente había cambiado, dejo de tener esa vibra incómoda para convertirse en una emoción de cosquilleo, parecida a la adrenalina ¿Acaso era excitación? (t/n) camino hacia el estante y mostró aquello por lo que estaba tan interesada. Unos cuantos minutos pasaron en los que la chica cambiaba su desgastada ropa por algo un poco más íntimo.

— ¿Te gusta? — pregunto, está saliendo emocionada del probador, pavoneándose delante del chico oji azul con un traje de conejita.

Este no dijo nada, mirando anonadado, sin poder creer lo que estaba frente a él, quizás había muerto y subió al cielo, porque nunca en su maldita vida se sintió tan bien como en ese momento, donde la chica que le gustaba podía ser así de obscena. Ni siquiera sabe cómo comenzaron a besarse o cuando ella empezó a frotarse contra su entrepierna, solo sabemos el comienzo la historia.

Aunque no como terminara...

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Sextember Compañeros Peligrosos (En corrección ⚠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora