Miel - Eugene

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+ No se lo cuentes a nadie — susurro el chico dejando que aquel néctar entrara en tu boca.

Conforme pasaban los días, los alimentos se hacía más escasos, en este punto hasta el mínimo gramo de comida era valioso, esto afectaba a todos, en especial a Eugene, que últimamente llegaba tarde a las juntas, además de que siempre se veía distraído y nervioso como si ocultara algo. Lo cual te resulto extraño, pues una persona no actúa así deliberadamente, entonces en el peor de tus pensamientos imaginaste a Eugene siendo el causante de todas las desgracias que transcurrieron desde que llegaste. ¿Quizás él desapareció a Judy? ¿O qué tal si empujo a Jay a los zombies ese día? Cientos de sospechas se formaron en tu cabeza, no querías empezar a acusarlo sin pruebas, esa clase de desconfianza fue lo que ocasiono la desgracia en el otro edificio y no deseabas que sufrieran el mismo destino. Primero quisiste hablar con él al respecto, pero se negaba a responder o lo hacía de forma sarcástica, así que solo quedaba una opción.

Justo como lo imaginaste, salió de su aula cuando creyó que todos estaban dormidos, caminando con cautela por el corredor para evitar ser escuchado, sin pensar que lo seguías por detrás, ayudada de la oscuridad del lugar, tu preocupación aumentaba con cada paso, pues Eugene se notaba ansioso, mirando constantemente a su alrededor, en un punto incluso temiste perderlo de vista.

— ¿El salón de música? — dijiste viendo como Eugene entraba a este.

Sabías que el chico amaba la música, tanto que deseaba convertirse en músico, él te lo confesó durante una patrulla, ¿Qué haría a estas horas? Esperaste unos segundos afuera de la puerta sin escuchar ruido alguno, mantenías cierta esperanza de que posiblemente haya ido a practicar un poco de piano o inclusive cantar alguna canción, pero nada, solo el sonido del aire colándose por los vidrios rotos.

— ¿Quizás escapo por la ventana? — supusiste al pasar los minutos.

Abriste la puerta con cuidado para asegurarte que este seguía en el interior, pero apenas lo hiciste...

— ¡Eugene! — exclamaste sorprendida.

+ ¿(t/n)? — dijo este deteniendo sus acciones.

— Tenías comida y no dijiste nada — te exaltaste molesta viendo como este comía un paquete de galletas con miel.

Planeabas dar la vuelta y decirle a los demás, pero Eugene se movió rápidamente para bloquear la puerta.

+ Escucha, escucha, piénsalo un minuto, si les decimos a los demás se acabarán esto en segundos, pero si solo somos nosotros dos podremos comer por unos días más — explicaba el rubio con voz algo nerviosa.

Eugene si quería compartir su hallazgo con los otros desde un principio, pero debido a todos los conflictos, prefirió guardarlo para él. No planeaba ser egoísta, así eran las reglas ahora, los demás hubieran hecho lo mismo en su posición.

+ Juro que te iba a compartir, pero necesitaba estar seguro de que la miel fuera buena — se excusó, rascando su cabeza.

(t/n) analizo la situación un momento, al menos estaba aliviada de que Eugene no tuviera nada que ver con las desapariciones, incluso se sintió mal de llegar a dudar de él, pero aún quedaba una duda que resolver.

— ¿De dónde sacaste la miel? — preguntaste.

El rubio te guio hasta la ventana del salón donde se encontraba un panal de abejas, todavía era pequeño, pero la miel que llegaba a escurrir de los bordes era suficiente para llenar un frasco, además de nutritiva, era un alimento que jamás caducaba, por lo cual podían guardarlo por un largo tiempo.

+ En algunos días crecerá lo suficiente para todos, por lo mientras...

+ Este es nuestro secreto — dijo besando tus labios con algo de miel en ellos.

+ Este es nuestro secreto — dijo besando tus labios con algo de miel en ellos

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Sextember Compañeros Peligrosos (En corrección ⚠️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora