Bienvenida~
El reto del sextember sale de la palabra sexo y septiembre combinadas, donde cada día implica un nuevo e interesante desafío.
Entra, da un vistazo y diviértete ;)
⚠️ Si no has jugado el juego, te advierto que este libro está lleno de s...
El vampiro disfrutaba como la mujer se retorcía entre sus brazos, mientras este succionaba su sangre. Impulsivamente, volvió a morderla formando otra marca en su cuello, deleitándose con sus suaves gemidos.
—¿Ya estás satisfecho? —preguntó la joven con un tono tembloroso.
El vampiro detuvo su labor para mirarla, satisfecho con la imagen frente a sus ojos. Su amada yacía debajo de él, con su cuello lleno de marcas de chupetones y mordidas, mientras ligeras lágrimas bajaban por sus mejillas sonrojadas.
—Oh, cariño, ¿acaso no lo estoy haciendo bien? ¿No te gusta cómo te estoy haciendo sentir? —mencionó Lawrence divertido.
—¿Debería consentir más a mi reina? —dijo el castaño, colocando su rostro entre las piernas de la joven.
La chica estaba a punto de protestar, pero el vampiro plantó una mordida en su muslo, dejándola indefensa. (t/n) solo miraba como Lawrence masajeaba sus piernas enterrando más su rostro en su intimidad, corriendo a un lado la ropa interior para tener un contacto más directo, disfrutando de la calidez de su coño.
La eternidad había sido un castigo muy cruel para Lawrence. Él nunca deseó ser un vampiro realmente, simplemente tuvo la mala suerte de encontrarse con uno en el peor momento. Si bien este lo salvó, Lawrence hubiera preferido mil veces morir en aquel campo de batalla que tener que vivir como un chupasangre. Ya no podía disfrutar de la luz del sol, tenía que ver cómo todos sus amigos y conocidos morían con el paso del tiempo y lo peor de todo... El hambre. Esa necesidad de consumir sangre era lo que más detestaba; la sola idea de chupar la asquerosa sangre de otro ser le provocaba náuseas, pero no podía negarse. Cada vez que intentaba abstenerse, terminaba matando cualquier criatura a su paso con tal de alimentarse.
Por supuesto, no todo era malo. Su nuevo cuerpo estaba dotado de habilidades únicas, como: fuerza sobrehumana, súper velocidad, levitar y, claro, la transmutación en murciélago. Aprovechaba todas estas habilidades para conseguir lo que quisiera, por eso no se contuvo cuando encontró a una humana con la que quería pasar la eternidad. Desde hace ya mucho tiempo, Lawrence veía a los humanos como simples herramientas, bolsas de sangre que solo servían para alimentarlo, pero cuando conoció a (t/n) sabía que había encontrado algo más especial: una compañera, no, una esposa. Alguien que estaría junto a él por siempre y para siempre.
Aún no comprendía cómo los humanos podían ser tan crueles al despreciar a una criatura tan hermosa como lo era (t/n), un ser que solo podía describir con la palabra bondad, y que había llegado a sus brazos por azares del destino, después de salvarla de un grupo de salvajes que solo querían dañarla.
—Lawrence, por favor... —suplicaba la joven.
El vampiro dio una larga lamida antes de levantar la mirada, con una sonrisa, sabiendo perfectamente lo que vendría.
—Te necesito, por favor, te necesito dentro.
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