Andrew empieza a besar mi cuello y todo se descontrola. Sus manos se aferran a mi cintura y entro en pánico. Bruscamente, bajo mis piernas de su cadera, lo aparto de un empujón y salgo corriendo sin mirar atrás.
Entro a la cabaña y me dirijo al cuarto de baño.
Al tiempo que el agua fría estalla contra mi cara caigo en cuenta de lo estúpida e inmadura que fui, no debí salir corriendo, tal vez si detenerlo, pero no alejarlo como si estuviera haciendo algo malo, porque de ninguna manera quiero que piense eso, ame ese beso más de lo que me permito admitir. No no soy buena en situaciones como estas, soy nueva, todo esto es nuevo para mí. Sé que eso no justifica mis acciones incoherentes, pero me alarmé, me asusté, una vez más.
Me siento frustrada, y como para sacar la rabia que tengo dentro, le doy pequeños golpes a la pared, pero es inútil, ya todo está hecho, ya no puedo volver atrás.
Cierro los ojos y apoyo mi cuerpo a la pared, recordando cómo se sintieron sus cálidos y dulces labios, su tacto delicado y es inevitable no querer salir corriendo otra vez, pero para besarlo.
«—¿Qué te pasó, Sarah? —irrumpe de nuevo mi subconsciente—. Hace apenas unas horas estabas dispuesta a todo con él».
¿Adivina qué? Soy bipolar.
De verdad me creí madura, de verdad creía que me las sabía todas, pero ya me di cuenta de que no. Estaba tan hundida en mi propio mundo que cuando conocí el real me aterre, y salí corriendo despavorida como niña pequeña, literal.
Repentinamente unos golpes en la puerta me sacan de mis cavilaciones. Cierro la llave, tomo una toalla, me envuelvo en ella y salgo. Miro discretamente por la ventana y por supuesto que es Andrew. Mi corazón se acelera. No quiero salir, no lo quiero ver.
Mientras me visto, él no deja de tocar la puerta.
—Sarah, no me voy a ir de aquí hasta que salgas —grita en el momento en que me estoy poniendo la blusa.
No le pongo atención y me dispongo a apagar la luz cuando mi subconsciente me hace entrar en razón: «— ¿Qué estás haciendo? Ábrele. Es ahora o nunca, tal como dijo Jeremy, nena—». ¿Desde cuando mi subconsciente se puso de acuerdo con mi corazón?
Respiro profundo y camino hacia la puerta, tomo la manilla y le doy vuelta despacio.
Se mira desesperado. Me aparto para que pase y se sienta en mi cama.
—Tu respuesta es no, ¿cierto? —Su voz es entrecortada y sus ojos están cristalizados. No digo nada, estoy tan avergonzada que no tengo valor ni para mirarlo a los ojos, por eso bajo la cabeza fijando la mirada en mis pies—. Creo que ya no tienes que responder—repara en tono frío y decepcionado. Se levanta y cuando pasa por mi lado se detiene—. Lo siento por lo del segundo beso... es que después de probar tus labios se me volvieron aún más irresistibles... pero tranquila porque no volverá a ocurrir.
Tomo su brazo y este se paraliza por completo. Lo observo detenidamente. Él no da ninguna señal, ninguna emoción.
«Pon Electric Love de Borns»
—¿Soy irresistible? —pregunto en tono burlón—. ¿Por eso me besaste la segunda vez? —Él traga grueso y asiente—. Aún tienes que cumplir los retos que te ponga —comento con una sonrisa seductora y él me mira confundido.
Lo agarro de la mano y hago que se siente en frente de mi en la cama. Busco en mi teléfono el cronómetro y lo configuro a un minuto.
—Tienes que aguantar por un minuto, estar lo más cerca de mí sin besarme —digo con tranquilidad.
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Amnesia "Solo se vive una vez" (Completa - EN EDICIÓN)
Romance¿Conocen ese pequeño instante en las películas y libros llamado "punto de giro"? Sí, ese en el que pasa algo inesperado que le cambia la vida al protagonista... Bueno, el mio tiene nombre y apellido: Andrew Miller. Y no, no quiero ilusionarte, esta...