November Rain.

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Luego de saludar, hablar y de que todos nos felicitaran a Andrew y a mí, estoy hablando con mi hermano mayor que dijo quien tenía algo que decirme, pero aún no ha ni mencionado ese "tema tan importante".

—¿Qué te pareció? —pregunta Alex con evidente nerviosismo.

Ya veo qué era eso tan importante.

—Hay mejores —aseguro, encogiéndome de hombros. Me mira impresionado con los ojos muy abiertos y yo sonrío ante su reacción—. Es broma, tonto —aclaro mientras tomo una copa de champagne que me ofrece un camarero y le doy una a mi hermano.

Él suelta un suspiro.

—Me diste un gran susto —dice en un hilo de voz.

—¿Tanto te importa mi opinión? —inquiero un tanto sorprendida.

—No es que me importe —ataja con suficiencia—. Es solo que sería una situación incómoda si supiera que no te agrada —explica.

—Sí, claro.

—No respondiste a mi pregunta —insiste.

—Entonces si te importa —afirmo y él sonríe con timidez—. Me parece muy linda, inteligente y gentil —comento observándola desde lejos mientras habla con mis padres—. Al parecer ya se ha ganado el corazón de todos.

—Sí —concuerda, admirándola a mi lado—. Sabía que les iba a gustar —Su voz ronca y el brillo en sus ojos me recuerda al de Andrew.

—¡Ay, hermanito! Te voy a decir como una vez me dijeron: Te perdimos —bufo.

—¡¿Qué?! —Me mira desconcertado—. Por supuesto que no —niega mirándome como si estuviera loca y devuelve su atención a ella—: es solo... solo... —Se queda sin habla por unos segundos que se me hacen eternos—. Okay, está bien, ya, lo acepto, pero tú no te quedas atrás —contraataca.

—¡¿Yo?! Yo no me quedo embobada mirándolo... —Alex levanta las cejas—. De acuerdo, si, los dos, los dos estamos perdidos —confirmo y admiro a Andrew desde lejos al tiempo que doy un suspiro—. Muy perdidos.

Me alegra que mi hermano parezca que finalmente se ha centrado con una chica. Desde que entró en la secundaria nunca paró de tener novia, no sé qué le ven, pero recuerdo que en el tiempo que estudiamos en el mismo colegio todas mis compañeras suspiraban cuando escuchaban su nombre o lo veían pasar.

Nos quedamos suspendidos en el tiempo, embelesados, mirando nuestras parejas, hasta que una voz nos saca de nuestro trance.

—¿Qué miran? —pregunta mamá.

—Nada —respondemos al unísono y nos miramos, nerviosos.

Cuando me vuelvo, he perdido a Andrew de mi campo de visión y mientras lo busco, empieza a sonar Uptown Fuck. Al instante, me teletransporto en el tiempo; Andrew y yo aún estamos en la universidad, en el comedor, el primer día que se me acerco, el primer reto —el juego que nos unió—, la primera canción que le vi bailar... el preciso momento donde por primera vez, empecé a sentir algo por alguien.

Mi corazón da un vuelco al verlo recrear aquel momento. Mi hermano me da pequeños golpecitos en la espalda sin dejar de sonreír al igual que todos los presentes.

Al terminar la canción sube al escenario y toma el micrófono.

— ¿Qué pretende? —le pregunto a Alex desconcertada.

Él se encoge de hombros como si le creyera que no sabe nada de lo que mi novio está tramando.

«Pon November Rain de Guns and Roses »

De pronto, "November Rain de Gun's and Roses" se escucha por todo el salón y quedo aún más confundida.

Andrew tiene su único e inigualable brillo en los ojos, además de esa sonrisa tierna y hermosa. Me mira y sé por su compostura que está nervioso, algo que no es muy fácil conseguir. Él se aclara la garganta e inspira exageradamente sin apartar los ojos siquiera un segundo de los míos.

—Una vez te dije que no puedo hablarte de mis sentimientos cuando te miro a los ojos —apunta con voz ronca y temblorosa—. Así que, ¿podrías hacerme un favor y voltear?

—¿Es en serio? —pregunto, incrédula.

Él sonríe y niega con la cabeza con los ojos cerrados, una vez los abre, continúa hablando.

—Hace exactamente dos años que bailé esa misma canción para ti en frente de toda la universidad, hace dos años que acepté una serie de retos solo porque algo me decía que un día íbamos a estar como ahora... y, aunque todo el mundo me dijera que estaba loco, que me estaba ilusionando y que iba a terminar herido, yo no perdí la esperanza, no cuando podía verla y conocerla cada día más, e incluso hoy en día puedo darme el lujo que decir que la conozco más que nadie en este mundo —constata con una gran sonrisa y lleno de suficiencia—. No me importó todo lo que tuve que esperar —aclara, bajándose de la tarima lentamente, dirigiéndose hacia mí—. No me importaron todas las veces que me rechazó o que luchó para alejarme, nada de eso me importó porque sabía, que algún día, iba a ser mía... —declara justo enfrente de mí. Al escuchar esas palabras "iba a ser mía" mi corazón brinca en mi caja torácica, me lleno de un regocijo desmesurado y unas cosquillitas de emoción invaden mi estómago—. Porque estaba seguro de que es la única mujer con la que quiero pasar el resto de mis días y porque cada día que paso a su lado me convenzo más de ello es que estoy aquí.

Acto seguido, se arrodilla e introduce su mano en el bolsillo del pantalón. Mi corazón empezó a latir rápidamente y tan fuerte que lo escucho resonar en mis oídos. Él saca una cajita aterciopelada de color negro, donde yace una pequeña circunferencia de plata con un diamante justo en el medio; un anillo de compromiso.

Siento como mi sistema nervioso hace corto circuitos, mis mejillas se calientan, nace un nudo en mi garganta y mi cuerpo tiembla. Esto me toma tan de sorpresa que he quedado inmóvil, sin saber qué hacer o qué decir, simplemente no lo puedo creer.

—Sarah Paker...

—Espera —interrumpo—. Ya sé cuál es tu pregunta y mi respuesta es no —alego con un gesto severo, doy media vuelta y empiezo a caminar con el corazón a todo lo que da.

Todos me miran confundidos y sorprendidos.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora