Amnesia "Solo se vive una vez" (Completa - EN EDICIÓN)

Memorias que duelen. (Parte III)

Hoy me despierto con una sensación rara en todo mi cuerpo, como si cada fibra de mi ser presagiara un buen acontecimiento. Miro mi teléfono y mi corazón da un brinco al encontrarme con un mensaje de Andrew.

—Te espero abajo de tu edificio a las 3 en punto.

No dice nada más. Este texto me ha dejado con un sabor amargo en la boca, no sé qué expectativa tenía antes de abrirlo, pero, al menos un «¡Buenos días!», no habría estado mal.

Estoy en el ascensor un minuto antes de la hora pautada. Visualizo a Andrew reclinado sobre su Chevelle y tomo una bocanada de aire para llenarme de paciencia y valentía. Al mirarme caminando hacia él, una leve sonrisa se forma en sus labios y aunque, eso me cause un nerviosismo incontrolable, no dejo de andar a paso decidido.

—Hola, hoyuelos —me saluda con voz roncan y varonil.

—Hola—respondo en un tono apenas audible.

Andrew me abre la puerta y yo me meto con un poco de dificultad debido a que las piernas me están temblando. Mientras él se monta del otro lado trato tranquilizar mi respiración y disipar la presión que tengo incrustada en mi pecho.

—Este es el último lugar a donde te voy a llevar—confiesa el chico antes de poner en marcha el auto—. Así que, si me notas un poco deprimido es porque... es porque este es el lugar más importante para los dos.

Me mira impasible y yo solo me limito a asentir frenéticamente. En el camino la sensación de melancolía se arremolina en mi pecho. ¿Será que esta es la última vez que lo voy a ver y por eso luce tan abatido? —pienso y un miedo se filtra en mis venas. Necesito seguir viéndolo para aclarar mis sentimientos.

—Es aquí—avisa cuando llegamos a un estudio de grabación.

Yo me bajo admirando en lugar, llena de emoción. Es mi primera vez en este lugar. Sin darme cuenta sonrío y mi corazón revolotea de alegría. Siento unos ojos mirándome y advierto a Andrew observándome con una dulce sonrisa. Me acerco a él esperando que me diga o pregunte algo, pero no lo hace, tan solo se queda ahí con los ojos fijos en los míos. De pronto, mi regocijo se convierte en paz y como si el tiempo se hubiese detenido y no dejamos de admirarnos mutuamente.

—Mataría porque el mundo se parara en este instante—confiesa y aunque mi sonrisa se ensancha desvío la vista al piso tímidamente—. Sin embargo—agrega acercándose a mi, lentamente—, tengo que mostrarte tu lugar feliz—Hace una pausa como si quisiera decir algo más—. Sabía que reaccionarías así.

Pasamos todo el día ahí. Andrew me presenta a un montón de gente, desde actores hasta los directores de sonido y el equipo de maquillaje. Vi como todos trabajaban, sentí la magia del cine en todo su esplendor y confirmé aún más porque decidí optar por esta carrera.

—Creo que hoy ha sido el día más feliz de toda mi vida—comento cuando ya nos habíamos montado en el auto.

—Y aún hay algo más que te quiero mostrar—repara Andrew sin dejar de sonreír.

En ese momento caigo en cuenta que esta es la primera vez que lo veo tan feliz con ese extraordinario brillo en los ojos que no ha parado de titilar desde que me vio sonriendo. Lo observo con detenimiento mientras enciende el motor y pone en marcha el carro ¿Será que me he enamorado otra vez? ¿Cómo puedo saberlo?