Al Despertar.

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Abro mis ojos y veo una luz resplandeciente que se cuela por el ventanal de la habitación, tardo en adaptarme a ella, pero lo logro restregándome los ojos. Siento una presión en mi vientre y un dolor un poco molesto en mi intimidad, es una sensación rara, extraña, como si algo hubiera cambiado y si, si lo hizo, ayer en la noche me he entregado a Andrew Miller.

Veo su pecho desnudo subir y bajar lentamente, observo detalladamente todas las facciones de su rostro y cabello castaño alborotado. Deslizo mi dedo índice sobre su abdomen sintiendo su piel suave y sonrío producto del recuerdo de una escena de anoche. Dejo pequeños besos desde su clavícula hasta su cuello. Él se mueve somnoliento hasta que finalmente abre sus hermosos ojos cafés y sonríe con dulzura. Dejo un tierno y duradero beso en sus labios y me aparto para ver el brillo y emoción que desbordan de sus pupilas.

—Buenos días, amor —digo sonando cariñosa.

Mi gran sonrisa es algo inevitable, estoy feliz... Soy feliz. Mis emociones se encuentran en estado total de relajación y serenidad. Ya no hay descontrol, no hay escalofríos ni respiraciones entrecortadas, ahora mi corazón late normalmente y mi pulso es el debido. Por primera vez, me siento en plenitud estando con Andrew. Ya no tengo dudas sobre lo nuestro. En este preciso instante sólo sé que quiero pasar el resto de mi vida con él; lo amo con locura. Soy suya y él es mío.

—¡Te amo! —grita exaltado y sonríe como loco al igual que yo—. ¡Aún no me lo creo! —suelta una tierna y ronca carcajada.

—Créeme yo tampoco puedo—Rio también.

Nos miramos fijamente sin dejar de sonreír. Él toma delicadamente una porción de mi cabello que interfiere con mi rostro y lo lleva por detrás de mí oreja, yo me acurruco a su lado de modo que su brazo me sirve de almohada. Mi pierna descansa encima de la suya y mi mano en su abdomen mientras él acaricia mi pelo.

—¿Ya te dije que soy el hombre más feliz de este jodido universo? —pregunta en un tono burlón.

—Sí, me lo dices todos los días —Intento sonar fastidiada, pero no lo consigo en lo absoluto.

Dos semanas después...

—¡¿Dónde demonios está Andrew Miller?! —pregunto con el tono de voz más alto que puedo usar.

Estoy extremadamente estresada, molesta y con los nervios de punta. En menos de media hora tenemos que presentar el estreno de nuestra película, ya hace dos horas que Andrew salió a recoger a mis padres y aún no llega.

Camino por toda la edificación supervisando y cerciorándome de que todo esté a la perfección para la fiesta y dar apertura a la sala de cine.

Ver la excepcional decoración simple, pero elegante de colores blanco y dorado y que todo está impecable me da un poco de tranquilidad. Todo está listo, solo falta que Andrew llegue.

—Señorita, Parks —Advierto a mi nueva secretaria Jenny viniendo hacia mí—. Necesito que firme la entrega del pastel —dice extendiéndome una hoja de papel sobre una carpeta con un bolígrafo.

—¿Ya ha llegado? —Tomo el lapicero y firmo sobre la línea indicada—. Quiero verlo.

Jenny me sirve de guía hasta la gran mesa rectangular con mantel blanco llena de postres exquisitos, donde yace en el centro el pastel de tres pisos decorado con fondant blanco y detalles dorados con el nombre de la película en letras grandes sobre la cima.

—Perfecto —digo con una sonrisa de satisfacción—. Muchas gracias —Me dirijo hacia mi asistente y me regala una dócil sonrisa con un pequeño asentimiento.

—Si me disculpa, voy a seguir mi trabajo.

Asiento y ella se retira.

Miro a mi alrededor con un suspiro entrecortado a causa de los nervios; todos caminan de un lado a otro con gran entusiasmo, la banda que va a tocar está preparándose y dándole lugar a sus instrumentos.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora