El corazón no olvidó.

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«Pon Wait de M83».

Su tacto en mi brazo derecho me quema, arde. Con un leve movimiento me obliga a mirarlo, a girar y su expresión al advertir las lágrimas en mi rostro abre una brecha enorme en mi corazón, pero, estoy segura que no es más extensa que la que él debe tener ahora.

Me odio, me odio desesperadamente a mí misma por haberle causado tanto daño al hombre que más me ama en este jodido universo.

No tengo excusa, la verdad es que soy una basura. Lo lastimé y eso jamás me lo perdonaré; cosa que tampoco quiero que él haga.

No tengo el valor de encararlo, por eso bajo la cabeza y clavo los ojos en mis pies.

La pena y el terror de saber todo lo que tuvo que pasar por mí me llenan de rabia e impotencia. No quiero seguir aquí con él, quiero escapar de la realidad en este instante.

—Sarah, ¿estás bien? —pregunta con un tono preocupado que me hace sentir más culpable aún. Él toma mi rostro, pero sigo con la mirada baja—. ¿Qué pasa?

Sollozo y así me duela y sepa que no lo merezco, no puedo detener el impulso de abrazarlo, de sentirlo, de llorar ahí, en sus brazos, donde alguna vez fui feliz.

Él tarda unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hace, agarra mi cintura fuertemente.

—Lo... lo siento—digo con la voz entrecortada y temblorosa en medio de lágrimas y sollozos—. Lo siento mucho—Sé que no merezco su perdón, pero el remordimiento de consciencia me gana—. No... no deberías actuar así... Yo... yo he sido una perr...

—¿Recordaste? —deduce y se separa bruscamente de mi cuerpo acunando mi rostro, con un destello de esperanza en los ojos,

El brillo ha vuelto, el brillo de mi Andrew ha vuelto.

Asiento frenéticamente y sonríe como si fuera lo mejor que le haya pasado en la vida. Me envuelve en sus brazos una vez más y vocifera «te amo» incontables veces.

Me deshago de su agarre y niego con la cabeza con desesperación.

—¡NO, NO, Y NO, ANDREW! —Me mira confundido y triste a la vez—. Tú, no puedes hacerlo...—suelto con firmeza.

—¿No puedo hacer qué? —replica.

—¡No puedes perdonarme y olvidar todo así tan fácil! —grito, angustiada y aterrorizada al mismo tiempo. Él intenta hablar, pero no lo dejo—. No puedes olvidar todo el daño que te cause y lo que dije—Miro al piso, negando con la cabeza, en busca de una manera de explicarle las cosas para que me entienda—. ¡La que tenía amnesia era yo, no tú!

Mi pecho arde y las lágrimas no cesan. Él se queda observándome con cara de horror por unos segundos.

—¡No! —contradice finalmente—. Lo acabas de decir, tenías amnesia. Tú no tienes culpa de nada.

—¡¿No tengo culpa de haber sido una idiota?! ¡¿No tengo culpa de haberme comportado como una imbécil?! ¡¿No tengo la culpa de haber hecho lo que hice?! ¡¿No tengo la culpa de haberte querido alejar una vez más?!

No me cabe en la cabeza cómo puede actuar como si nada hubiera pasado.

—¿Es esta es tu forma de castigarte? —alega con un deje de molestia.

—¿Qué?

—¿Crees que esta es la forma de remendar el daño que hiciste? ¿Castigándote a ti misma haciéndome que te odie? —presagia, pero yo no digo nada—. Lo siento, pero no es así, Sarah... Yo no te odio, jamás lo haría—Se le entrecorta la voz.

Cierro los ojos. Ya no quiero escuchar más, el cargo de consciencia inunda mi mente y quiero salir corriendo de ahí.

—Yo te amo—manifiesta.

Abro los ojos.

—No—atajo en un hilo de voz con los ojos totalmente empapados.

No puedo parar de llorar y menos con lo que ha dicho, además, verlo en el mismo estado de miseria y vulnerabilidad que yo, me rompe el alma. No sé qué hacer.

—Sí—sostiene y niego con la cabeza.

Es entonces cuando vuelvo a sentir sus labios cálidos contra los míos, pero, esta vez tienen un sabor muy diferente, un toque salado, sabor a lágrimas. Ahora, no me quiero ir de aquí, aunque me autocastigue como él ha dicho, aunque me sienta culpable y un dolor irremediable en mi alma no puedo separarme de su ser, porque a pesar de todo, aquí es donde soy realmente feliz.

De un momento a otro, se aparta uniendo nuestras respiraciones en una sola y me mira a los ojos con una visible sonrisa.

—No sabes cuánto te extrañé, hoyuelos y si quieres que te perdone, la única forma es que me dejes estar a tu lado, que seas mía otra vez—declara en un hilo de voz. Él toma aire cerrando los ojos, como preparándose para lo que está a punto de decir—: Ahora... te pregunto, de nuevo—Hace una pausa y mis nervios se agudizan— ¿Quieres ser mía otra vez?

—Yo jamás dejé de ser tuya, Andrew—confieso, casi sin aliento,

Finalmente, acepto internamente que, aunque tuve amnesia, Andrew me ha vuelto a enamorar, así yo me resistiera tal y como lo hice todo este tiempo. Mi mente pudo haberlo olvidado, pero mi piel y mi corazón jamás.

Andrew me besa de nuevo y da vueltas conmigo a cuestas.

Sin duda alguna, uno de los momentos más agridulces de toda mi vida. 

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¡Aw! Después de 6 años, aún esta escena me pone los pelos de punta.

¡Recuerden dejar su estrellita, no saben lo feliz que me hacen cada que veo una notificación!

¡Gracias por leerme, nenes!


Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora