¿Verdad o reto?

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Antes de salir, me miro en el espejo una vez más, peino mi cabello con los dedos por enésima vez y detallo mi reflejo, es increíble el cambio que tan solo una persona puede provocar en ti. Recuerdo la mañana en la que Andrew apareció en mi vida, ese mismo día me miré al espejo antes de salir a la universidad y me veía tan diferente, tan normal, y no me mal entiendan, no es que quiera decir que ahora soy anormal, es solo que ahora hay una chispa, un sentimiento que se refleja en mi rostro, es como si hace tres semanas fuera una pared impenetrable y hoy soy tan transparente como el agua, tan transparente que cualquiera notaría que soy un manojo de nervios.

Afuera está él. Mis piernas parecen gelatina mientras me dirijo hacia la puerta, la abro no sin antes respirar profundamente por lo menos unas tres veces. Al verlo me quedo paralizada, tengo miedo de lo que pueda pasar hoy, no sé cómo reaccionará cuando le diga que sí quiero salir con él. Andrew me escanea con la mirada y puedo ver todo lo que mi vestido ha provocado en él. Deseo y mucho. El chico traga grueso y fija sus ojos en los míos.

—¿Vamos? —pregunta con una sonrisa pícara.

Aclaro mi garganta y empiezo a caminar. Lindsay y Zack siguen adelante mientras Andrew y yo nos quedamos atrás sin decirnos nada, solo caminamos mirándonos los pies.

—Fuiste a la montaña —afirma.

No quiero decirle nada por ahora, no tengo el valor así que voy a hacer como si nada hasta que me sienta cómoda y que es el momento indicado.

—Sí, ese lugar de verdad me encanta —comento sin elaborar una respuesta que le pueda dar una pista de mi decisión.

Él solo asiente y seguimos caminando en silencio, supongo que entendió que aun no estoy lista.

La música está a todo lo que da, hay personas bailando, otros jugando billar, otros bebiendo en la barra y otros en un círculo de muebles jugando verdad o reto y cosas así.

Andrew y yo nos dirigimos hacia la barra y tomamos un trago de tequila. El amargo en conjunto con el ácido del limón llega a mis papilas gustativas actuando como un inhibidor para la ansiedad.

...

Son las 11:07pm, los nervios se han esfumado. Después de 7 tragos ya no hay nada que me impida decirle que sí, sin embargo, no lo hago porque simplemente estamos hablando muy tranquilos, él no ha insinuado nada y yo tampoco, además aún no siento que sea el momento.

Andrew toma mi mano y nos encaminamos hacia el montón de gente bailando. Después de no sé cuántas canciones, mi espalda está a escasos centímetros de su pecho, nuestras respiraciones son agitadas, el sudor sale por cada poro de nuestros cuerpos, yo hago movimientos con mi cadera mientras él tiene sus manos en la misma. Ese contacto, ese constante roce de piel con piel hace que mi cuerpo vibre, es verdaderamente excitante. Giro sobre mi propio eje, pongo mis manos alrededor de su nuca y sigo bailando, lo provoco acercando considerablemente sus labios a los míos, pero nunca los acoplo, repito el movimiento unas cuantas veces y luego me aparto completamente porque la música se torna más suave. Le hago un gesto para que nos vayamos a sentar y hacemos un recorrido hasta la barra.

Tomamos un trago sin dejar de mirarnos, sin decir una palabra. Las palabras son muy innecesarias en este momento, pueden romper con la conexión emocional que hemos desarrollado, estoy completamente segura de que los dos estamos sintiendo lo mismo, en sus ojos puedo ver que está pensando lo mismo que yo: salir de aquí y perdernos, me quiero perder en esa boca de labios perfectamente rosados. Lastimosamente, ese momento es interrumpido por una niña chillona llamada Lindsay.

—¡Aquí están! Los había estado buscando ¿Quieren jugar? —pregunta como si estuviera segura de que sabemos de lo que está hablando.

—¿Qué vamos a jugar? —indaga Andrew.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora