Nuestra noche.

23 6 8
                                    

Al despertar esta mañana, una fina capa de sudor cubre casi la totalidad de mi cuerpo y un brazo rodea mi cintura, es el de Andrew que ha dormido conmigo toda la noche. Giro mi cuerpo para visualizarlo y observar detalladamente cada facción de su rostro: sus cejas pobladas de color marrón oscuro, prácticamente negras, su nariz perfilada y esos gruesos labios rosados que tanto me encantan. Después de unos segundos más, me levanto con mucho cuidado de no despertarlo y me voy a la cocina para hacer el desayuno.

—Buenos días —Andrew saluda con voz de recién despertado mientras yo vierto la mezcla de panquecas en la sartén.

Me abraza por detrás y me da un largo beso a un lado de la cabeza.

—Creo que podría levantarme todos los días con esta vista y jamás aburrirme—comenta al tiempo que muerde mi oreja.

Andrew recorre con sus labios mi cuello y yo lo atraigo más hacia mí agarrándolo por la nuca. Vuelvo mi rostro hacia el suyo y lo miro fijamente.

—¿Acaso eso es una propuesta? —pregunto con deje divertido.

—Si te sigues pegando a mí como lo estas haciendo, créeme que hasta el fin del mundo estoy dispuesto a llevarte —dicta con mirada profunda.

De pronto se me ha olvidado como respirar.

Nos quedamos en esa misma posición sin mover un músculo, nadie pronuncia una palabra, estamos en una batalla de miradas, como si de esta forma quisiéramos decirnos todo lo que sentimos a través de nuestras pupilas. Andrew acaba con nuestro juego de paralizados, posando su mano a un lado de mi cadera, sube lentamente recorriendo la forma de mi cintura, yo lo dejo. No dejo de mirar sus ojos en ningún momento. La mano de Andrew se desliza por mi estómago y va descendiendo, descendiendo y descendiendo, abajo, abajo y un poco más y no se detiene hasta conseguir el punto de mi quiebre. De alguna forma lo atraigo más a mi demostrándole cuanto lo necesito. Él obediente comienza a mover sus dedos deliciosamente y me veo en la obligación de cerrar los ojos.

—Ábrelos —demanda mientras aumenta el ritmo.

Acato su orden y me encuentro con la mirada más profunda que he visto en mi vida. Estoy al borde del desvanecimiento, y no sé si es por sus dedos o por todo lo que me está transmitiendo a través de sus ojos cafés.

Es... Dema. Sia. Do... Él. Lo. Es.

Suelto el primer gemido y él sonríe malvadamente aumentando el ritmo, y eso combinado con su respiración agitada me lleva a un punto de placer en el que no puedo dejar de gemir. Mis piernas comienzan a fallar y ya sé que no me queda mucho tiempo.

He alcanzado el cielo. Otra vez. Otra vez desde que Andrew me enseñó cómo hacerlo unas pocas semanas atrás.

—¡Uy! Creo que se quemó —dice una vez voltea la panqueca y yo ni siquiera me di cuenta en qué momento sus dedos dejaron de tocarme.

Andrew al verme batallando para mantener la compostura y no desvanecerme en el piso sonríe ampliamente. Luego actúa como si nada pasó y comienza a terminar el desayuno.

...

Hoy es sábado, día de fiesta y sin padres ni hermanos en casa, así que a las 7:36 pm estoy en mi habitación eligiendo mi atuendo, cuando de pronto escucho "I took a pill in Ibiza de Mike Posner" que resuena por toda la casa.

—Hay que entrar en ambiente antes de ir a la fiesta, ¿no lo crees? —dice Andrew con el cuerpo apoyado en el umbral de mi puerta.

—Tienes razón—Le sonrío y me meto a la ducha.

Él estaba en lo cierto, escuchar esas canciones mientras te arreglas es lo más divertido que puedes hacer; entras en ambiente, te emocionas por disfrutar y aunque me manché de mascarilla de pestañas por andar bailando no me importó, lo único que hice fue proceder a limpiarlo y empecé de nuevo.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora