Emociones revueltas.

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Me lleva de la mano sin decirme nada hacia dónde nos dirigimos. Cuando paramos de caminar me doy cuenta de que estamos en frente de un centro comercial.

Andrew me mira y se ríe al ver mi expresión de «no entiendo nada».

— Quiero que me retes—explica como si hubiera leído mis pensamientos y me dedica una media sonrisa que ilumina su rostro.

— ¿Qué?

No tengo ni la menor idea de lo que quiere lograr con esto.

— Yo quiero que confíes en mí, en que me gustas en serio, y en que haría cualquier cosa para demostrártelo.

— Andrew no tienes que hacer esto...

— Quiero hacerlo—me interrumpe.

Respiro profundo y miro a todas las personas alrededor, es sábado, hay muchas.

Mi cabeza está hecha un nudo, estoy muy confundida con lo que Andrew me ha dicho. Sé lo que intenta hacer y es muy bonito de su parte, pero no estoy de ganas, yo sólo quiero ir a casa y pensar.

— Por favor—suplica desesperado.

— Está bien—accedo a regañadientes—. ¿Quieres que te rete? Lo haré. Quiero que hagas el ridículo frente a todas estas personas y me hagas reír bastante.

— Bien, entonces ahora soy tu payaso—apunta con un tono pícaro. Sé que se está aguantando las ganas de reír—. ¿Qué quieres que haga?

— No lo sé, grita, haz algo. ¿No entiendes la definición de hacer el ridículo?

— Okay, sí eso quieres... ¡ME ENCANTAS SARAH PARKS! —grita.

Se ha vuelto completamente loco.

¡¿QUÉ?! ¡NO ANDREW! —le grito desesperada, pero hace como que no me escucha.

Corre hacia la feria de comida para obviamente seguir gritando y se monta en una de las mesas. Le grito que pare una vez más, pero no me hace caso.

¡ME GUSTAS SARAH Y HARÍA CUALQUIER COSA PARA DEMOSTRÁRTELO!

Todo el mundo voltea a mirarnos, lo que me hace sentir como una hormiga. Hay un calor acumulado en mis mejillas, debo de estar roja como tomate.

— No me importa hacer lo que sea con tal de que me creas—continua Andrew en un tono de voz más considerable—. Sé que tienes miedo, pero solo inténtalo. Sé que no soy quién para decirte que confíes, pero sólo hazlo porque... yo también estoy poniendo toda mi confianza en ti, en que no me romperás el corazón.

Miro a todos lados desesperada. Estoy estresada, quiero salir corriendo de ahí. No quiero escucharlo más.

Él baja de la mesa en un salto y me mira impasible esperando por mi respuesta.

— Bien, vamos a hacer lo mismo que hemos estado haciendo hasta el último día de la excursión. Lo pensaré y analizaré todos estos días, pero sin presiones, ¿entendido? —Él solo asiente y al tiempo se me ocurre algo para distraerme de todo este agobio que siento—. ¿Así qué estás dispuesto a todo, no?

— Esa mirada no me está gustando.

— ¿Tienes miedo? —digo con una sonrisa burlona.

—No lo sé. Tú dime, ¿debería?

Esta vez tomo el rumbo yo; agarro las llaves de su auto sin pedir permiso y hago que se monte.

...

— No, está sí que no, Sarah—El temor se cuela en su voz.

Lo he traído a un parque mecánico y le he dicho que nos subamos a la montaña rusa más alta. Por todo lo que hemos hablado sé le tiene miedo una sola cosa: las alturas.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora