Las espesas lágrimas caen sobre mis mejillas. Presa de la culpa, la rabia y el resentimiento hacia mí misma siento una presión en el pecho, al tiempo que nacen dentro de mí dos nudos muy fuertes y gruesos, uno en mi garganta y otro en mi estómago.
No puedo—quiero—mirarlo a los ojos, no me atrevo. El dolor y la culpa que me embargan en este instante me desgarran el alma. Su llamado lo escucho como si estuviera a kilómetros de distancia cuando solo hay una ancha calle que nos separa. Estoy tan ensimismada con todo lo que acaba de pasar por mi cabeza, tan rápido, tan apresurado, tan hermoso, tan doloroso... tan real; que ni siquiera noto cuando ha cruzado la carretera y su cuerpo está a escasos centímetros del mío.
Mi mente se llena de todo lo que ha pasado en estas últimas semanas, de todo lo que dije, de todo lo que estuve dispuesta a hacer para alejarlo de mí, una vez más.
Flashback:
Siento un insoportable dolor en mi cabeza, una luz demasiado blanca nubla mi visión, estoy desorientada y no entiendo nada de lo que pasa a mi alrededor.
Cuando logro volver a sí, advierto que estoy en un hospital. Miro a todos lados buscando una respuesta del porqué estoy en este lugar, luego de unos segundos veo que una enfermera rechoncha y rubia que abre la puerta y me regala una amigable sonrisa. Antes de entrar completamente a la habitación, la enfermera le avisa a un doctor que he despertado y un señor de ojos verdes y cabello negro aparece al instante en el umbral de la puerta.
—¿Cómo te sientes? —me pregunta.
—Me duele la cabeza —contesto—.¿Cómo llegué aquí? —inquiero, desesperada por una respuesta.
—¿No lo recuerdas? —replica con un tono preocupado.
—No.
Él mira a la enfermera detrás de él y ella le responde con un rostro igual de preocupado. El doctor pone su dedo índice frente a mi y lo empieza a mover de un lado a otro.
—Siga con la mirada mi dedo, señorita.
Obedezco. Al cabo de unos segundos aparta su dedo de mi rostro y advierto que sigue teniendo la misma cara de preocupación que antes.
—¿Qué es lo último que recuerda, señorita? —insiste.
—Pues... —Frunzo el ceño tratando de recordar, pero mi memoria es borrosa y siento que mi mente está hecha un desastre, como si fuera un cristal que hicieron añicos, solo tengo fragmentos muy vagos de cosas que no entiendo, no sé siquiera si realmente estoy pensando en algo—. No lo sé —digo, finalmente.
—¿Qué edad tiene, Srta. Parks? —continúa interrogándome y el miedo que se ha incrustado en mi pecho desde que desperté se hace más grande.
—22 —respondo, aterrada de que esa no sea la edad que él está esperando que yo diga.
El doctor cierra y abre los ojos abruptamente.
—En menos de un mes es su cumpleaños número 26, señorita —explica lentamente y mis ojos se abren de la impresión—Lo mejor será que sus familiares le cuenten lo que ha pasado en estos últimos cuatro años —agrega con lástima.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que veo entrar a mi madre a la habitación, en conjunto de mis hermanos, mi padre, mi amiga Lindsay y otro montón de gente que no conozco.
—Mi niña —saluda mi madre, sobándome la cabeza, mirándome con lástima.
—¿Qué me pasó, mamá? —le pregunto, angustiada y totalmente confundida.
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Amnesia "Solo se vive una vez" (Completa - EN EDICIÓN)
Romance¿Conocen ese pequeño instante en las películas y libros llamado "punto de giro"? Sí, ese en el que pasa algo inesperado que le cambia la vida al protagonista... Bueno, el mio tiene nombre y apellido: Andrew Miller. Y no, no quiero ilusionarte, esta...