La luna.

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—Detente, es aquí —me indica Andrew y yo obedezco.

Es un restaurante de estilo similar al de las cabañas. Todo mundo comienza a saludar a Andrew como a un amigo al que no habían visto hace mucho, lo que me confirma que no es la primera vez que viene aquí.

—Ya habías venido —afirmo.

—Mis abuelos nacieron y crecieron aquí —repara—. Cuando era un adolescente tuve mi primer mal de amores, por lo que abuela me trajo por todas unas vacaciones —explica mientras tomamos asiento en una mesa al lado de una ventana—. Ella dijo que lo había hecho para ayudarme a sanar, que no era la única chica que había en el mundo y que apenas estaba empezando a vivir, pero como habrás deducido, no lo comprendí desde el principio.

»Estar aquí realmente me ayudó en todos los aspectos de mi vida, como superar la muerte de mis padres, mi primer amor y esa parte de la adolescencia donde tienes que decidir qué hacer con tu vida. Este lugar me trae muy buenos recuerdos, prácticamente me hizo ser lo que soy ahora —Suena nostálgico y a la vez orgulloso en cada una de sus palabras.

—Así que este lugar fue como tu psicólogo al que los padres llevan a sus hijos en la adolescencia.

—Exactamente —asiente y vuelvo a sentir esa mirada penetrante en mí. Parece como si me quisiera decir algo, pero no sabe cómo hacerlo—. Quiero que conozcas a mi abuela —suelta finalmente.

Bien, eso no era lo que yo esperaba.

—Me encantaría —respondo, lo que le produce una dulce sonrisa a mi acompañante—. Me has contado tantas cosas de ella que estoy ansiosa por conocerla. Cada que hablas sobre tu abuela lo haces como si fuera la mejor persona del mundo y tu mirada se vuelve dulce —digo con voz risueña—, y no te culpo porque sé que ella es tu todo—añado, y después vacilo un momento para hacer una pregunta que se me ha formulado de repente en la cabeza—: ¿Ella sabe sobre mí?

Él se limita a sonreír delicadamente sin dejar de mirar mis ojos, lo cual produce cortocircuitos en todas mis terminaciones nerviosas.

—Todo el que pertenece a mi vida sabe de tu existencia —suelta con seguridad. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Le ha estado hablando a todos sobre mí? Lo miro nerviosa y sin poder pronunciar una palabra—. En mi vida solo hay tres personas: mi abue y Zack, las demás son sólo conocidos —agrega como si me hubiera leído el pensamiento.

—¿Y quién es la tercera? —inquiero con voz de una niña a la que acaban de regañar.

—Tú —responde con la voz ronca y tan rápido como si estuviera esperando que le preguntara.

Ahora tengo un colapso mental. ¿Por qué demonios tiene que decir cosas como esas?

—¡¿Andrew Miller?!— Una voz interrumpe nuestra conversación y solo puedo pensar: «—Gracias Dios—».

Últimamente le he estado agradeciendo a Dios más de lo común.

—¡Alan Garfield! —Andrew se levanta y le da un abrazo a un chico de tez oscura.

—Miren nada más a quien tenemos por aquí de nuevo —dice este con alegría—. Te extrañe, hermano.

—Y yo a ti. Mira te presento a una amiga, Sarah.

El chico se dirige a mí con una gran sonrisa, lo que me dice que está muy emocionado con el regreso de Andrew.

—Mucho gusto, Alan.

—Sarah —Doy un leve asentimiento estrechando su mano.

—Bueno, ¿cómo están tus padres? ¿Qué has hecho? Cuéntame—dice Andrew sentándose de nuevo.

Amnesia "Solo se vive una vez"  (Completa - EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora