CAPÍTULO XII: LA FERIA

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Después de algunos minutos en el coche, Ericka y Drácula llegaron a la feria estacionando el coche fúnebre en un pequeño estacionamiento que había a la entrada del lugar. Drácula fue el primero en descender del vehículo para después abrir la puerta de copiloto y ayudar a Ericka a salir del interior.

Entraron al lugar. Había juegos mecánicos por todas partes así como varios puestos de comida callejera de Rumania y, alguno que otro puesto de baratijas/chucherías.

Drácula miró a Ericka y se dio cuenta de que ella veía atentamente hacia una pareja que acababa de ganar un oso de peluche en el juego de Tiro al Blanco. Una tierna sonrisa se dibujó en los labios de Drac. –Hay que intentarlo.- Dijo él mientras tomaba a su Ericka de la mano para comenzar a caminar en la dirección que estaba el juego.

Cuando llegaron, Drácula se acercó al hombre encargado de atender el juego. Él le entregó al conde una escopeta y le explicó que tenía que derribar cinco obstáculos seguidos, si así lo hacía, obtendría el premio que él quisiera o de lo contrario, no ganaría nada.

Drácula acomodó la escopeta y gracias a su poder de súper visión, en cuestión de segundos derribó sin ninguna dificultad los cinco objetos.

-Bien, puede elegir su premio.- Dijo el hombre.

Drácula, por su parte, se giró hacia Ericka. –Elige tu premio.- Dijo él.

Ericka, emocionada, miró las decenas de peluches que había colgados en el lugar y, cuando estaba a punto de elegir un oso de peluche cualquiera, una sensación extraña la hizo voltear hacia un rincón haciendo que de inmediato cambiara de opinión.

Escondido entre todos los peluches, estaba un murciélago de peluche negro con ojos azules y algunos toques de purpura en las orejas y alas. A Ericka le había dado ternura porque ciertamente ese peluche tenía un parecido con Drácula.

-¡Quiero ese!-dijo ella señalando con el índice al murciélago.

El hombre tomó el peluche y se lo entregó a Ericka. Drácula se acercó a Ericka y ella le entregó el peluche. –Sostenlo, ahora yo ganaré uno para ti.- Dijo ella mientras sacaba de uno de sus bolsos un euro para pagar.

Drácula se quedó por algunos momentos tratando de procesar lo que Ericka le había dicho, puso la vista sobre ella. Ciertamente no esperaba que ella ganara el premio ya que para humanos era un poco difícil y más para alguien que él suponía no tenía experiencia en el manejo de armas.

Mientras tanto, la Van Helsing como buena y experta que era en el manejo de armas la cargó para después colocarla en posición de disparo apoyándola contra su hombro y manteniéndola con firmeza. Separó los pies y flexionó ligeramente las rodillas, apoyó su mejilla contra la culata alineando así los ojos con la mira de la escopeta.

Drácula la veía atentamente sin parpadear.

Ericka presionó el gatillo y al igual que Drácula, en cuestión de segundos había cumplido con el objetivo del juego.

Cuando Ericka bajó el arma y se giró para ver a Drácula, él estaba boquiabierto con lo que ella había hecho. Ella se acercó a él poniendo su dedo índice bajo la barbilla de él para cerrar su boca y después quitar de sus manos el peluche de murciélago. –Listo, escoja su premio, conde.- Dijo ella con voz magistral.

El hombre que atendía el juego estaba igual de boquiabierto que Drácula, solo que él no tenía a una bella mujer a su lado para cerrársela.

-¡Magnifico!- dijo él hombre acercándose a Ericka. –Sería estupendo que me enseñara a disparar así.-

Ericka solo sonrió levemente en respuesta tratando de ignorarlo.

-Tal vez podríamos tomar un café y después de ello podríamos venir aquí para que me enseñes a disparar así.- Insistió él. –Sería un placer que una mujer tan bella como tú me enseñara.-

El Deseo de Amar EternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora