Ericka se despertó poco antes de que el sol terminara de ocultarse. Antes de ducharse y vestirse para esa noche, comenzó a asear su habitación. Drácula ya le había dicho que eso no era trabajo de ella, que para eso había decenas de empleadas por el hotel, pero ella quería demostrarle a su novio que ella también era capaz de hacer trabajos de limpieza.
Cuando terminó de ducharse y vestirse se sentó en la cama; esta vez había optado por usar un pantalón de mezclilla azul claro, una camisa blanca de cuello halter y un abrigo de igual manera blanco con botones dorados y, como de costumbre, no podían faltar sus botas cortas blancas de tacón alto y delgado.
Recordó lo que Drácula ya le había dicho sobre querer conocer a su bisabuelo y saber más de ella, de su familia. Ella quería decirle de una vez por todas quién era en realidad, quería librarse de esa presión que corrompía su pecho, pero temía que Drácula reaccionara de manera negativa y ya no quisiera estar con ella.
Escuchó que alguien llamaba a la puerta haciendo que ella saliera de sus pensamientos. Se puso de pie y la abrió encontrándose con el pequeño Dennis.
-Hola, mi corazón, ¿qué te trae por aquí esta noche?- dijo Ericka inclinándose para estar a la altura de él, -¿vienes a que coloremos de nuevo en tus cuadernos Kakie?-
Dennis negó con la cabeza mientras tenia ambas manos detrás de él. –No, eso será otro día, dama bonita,- dijo él mientras sacaba las manos detrás y en una de ellas traía un sobre blanco, -me han pedido que te entregue esto.-
Ericka tomó el sobre. -¿Puedo saber quién lo envía?- preguntó ella.
Dennis negó nuevamente. –Tengo que irme...- dijo él mientras se convertía en murciélago y salía volando a toda velocidad.
Ericka lo miró irse. Entró a la habitación mientras abría el sobre reconociendo al instante la letra.
"Para la mujer más hermosa que mis ojos han visto durante todos estos siglos y que ahora es la causante de mi felicidad:
Te estoy esperando en nuestro lugar secreto y, si te soy sincero, muero de ganas por verte hoy."
-Drácula.
Ericka sonrió. Adoraba el romanticismo que Drácula empleaba en ella. –Mi Drácula...- dijo para sí misma, -no sé qué hice para merecerte, mi amor...-
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Ericka había salido de su habitación, caminaba por los pasillos con dirección al elevador. Al entrar al elevador, presionó el piso trece.
Al salir de elevador, todo parecía muy tranquilo, sin ningún ruido alrededor. Caminó hasta llegar a la ventana que había al final del pasillo y la abrió. Con mucha cautela para no resbalar, salió al tejado. Miró a su alrededor, ni un rastro del Drácula. –Drac...- dijo ella deteniendo su paso.
No hubo respuesta alguna.
-Drácula...- dijo de nueva cuenta ella.
Un rotundo silencio.
Creyendo que no había nadie, se giró para entrar de nuevo al hotel y, al momento de girarse se topó de frente con el conde.
-Buenas noches, fina dama.- Dijo él con una sonrisa.
Una risita se escapó de Ericka. –Eso de asustarme ya se te está haciendo costumbre,- se burló ella, -después me vengaré de ti...-
-Mientras no te quieras vengar clavándome una estaca en el corazón todo está bien.- Contestó él en tono burlón.
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El Deseo de Amar Eternamente
VampireEsta es una historia en la que el Conde Drácula y Ericka Van Helsing se conocen y enamoran de manera un poco distinta a HT3. La historia tiene sus inicios con la niñez de Ericka siendo cuidada por su bisabuelo, Abraham Van Helsing, quien, desde que...