CAPÍTULO XLII: PERDONADO

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Hotel Transilvania

Habían pasado varias horas desde que Ericka había llamado a Drácula y no había recibido respuesta de él. Ella, junto con Mavis, Vlad, Johnny y el resto de los amigos de Drácula estaban en la recepción del hotel.

Ericka caminaba de un lugar a otro, se sentía preocupada. El pensar en que a Drácula le hubiese pasado algo malo o que estuviera en problemas la aterraba. No quería perder al amor de su vida. -No puedo más con esta preocupación.- Dijo Ericka entregándole su hijo a Eunice. -Iré a buscar a Drac.- Se transformó en su forma de murciélago.

-Yo te acompaño.- Se ofreció Mavis haciendo lo mismo que Ericka.

Estaban a punto de atravesar la puerta giratoria cuando se toparon de frente con un murciélago. Era Drácula. Los tres se transformaron de nuevo a su forma de vampiros, ambas mujeres abrazaron a Drácula. -Mi amor, ¿en dónde estabas?- Dijo Ericka.

Drácula sonrió nerviosamente, tratando de evitar contestar la pregunta que Ericka le había hecho. -Papá, dinos en dónde estabas.- Dijo Mavis cruzando los brazos. -Nos tenías a todos preocupados. Tanto Ericka como yo te hicimos varias llamadas a tu celular y no contestaste...-

Drácula no quería decirles en dónde había estado. Sabía que Ericka tal vez se molestaría por haber ido a ese lugar pero, quisiera o no, tenía que ser sincero, porque tal vez Roxan le diría a Ericka que él había estado esa noche en la mansión. -Yo... yo fui a Ámsterdam...- Respiró hondo cuando sintió la mirada de Ericka. -...Fui a la mansión Van Helsing.-

-¿Qué?- Dijo Ericka. -Drácula, ¿A qué fuiste a ese lugar? ¿Te das cuenta al peligro que te expusiste?- Las miradas de la manada se pusieron sobre Ericka. -Drácula, esa mansión está vigilada las veinticuatro horas del día. Mi bisabuelo tiene pistolas con balas de plata en cada una de las habitaciones.-

-Uy, esto parece que va arder.- Dijo Griffin moviendo sus gafas.

-Papá, Ericka tiene razón, no debiste ir a ese lugar tu solo. Fue muy peligroso.- Argumentó Mavis poniéndose del lado de Ericka.

-Drácula, ¿tuviste alguna discusión con mi bisabuelo o por qué fuiste a la mansión?- Dijo Ericka con manos en su cintura.

-No, no tuve ninguna discusión con Abraham.- Contestó él. -Esta vez la pelea fue con Norton... fui a partirle la cara a ese tipo por lo que te hizo anoche...-

Los ojos de Ericka se agradaron. -¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Por qué se te ocurrió ir solo a ese lugar?-

-Porque no, Ericka, porque sabía que si te decía que iría tu ibas a querer ir conmigo y no quise arriesgarte a llevarte conmigo.- Contestó él.

-¿Pero si quisiste arriesgarte a ir tú solo?- Contestó Ericka. -¿Qué hubiese pasado si ahí te hubieran hecho algo malo, Drácula?-

-Uy, ya se puso seria y enojada nuestra casi Condesa.- Comentó Murray como si no hubiera nadie escuchándolo.

-Esperemos que esta discusión no vaya a atrasar la boda, o peor aún, cancelarla.- Murmuró Frank.

-Los puedo oír y, ¿se pueden callar? Mi mujer y yo estamos hablando algo muy serio.- Dijo Drac irritado por los comentarios desatinados de sus amigos. Se giró nuevamente hacia Ericka quien no podía evitar tener su cara de molestia mientras cruzaba los brazos y miraba a Drácula fijamente. –Murciélago de miel, yo quería decírtelo, pero... ¡ahh!-

-Uh-huh- Dijo ella con brazos cruzados. -No me gusta que me ocultes cosas con la justificación de que lo haces para protegerme. Voy a mi habitación, tengo que bañar a Damon.- Se acercó a Eunice y tomó al niño de los brazos de ella para subir las escaleras rumbo a su habitación.

El Deseo de Amar EternamenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora