Rey

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Regreso al palacio a través del hechizo de las almas perdidas, y aparezco exactamente en lo que ahora son mis aposentos, observo con atención la libreta que Melody me entregó hace unos momentos y abro la portada, en la primera página encuentro sus...

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Regreso al palacio a través del hechizo de las almas perdidas, y aparezco exactamente en lo que ahora son mis aposentos, observo con atención la libreta que Melody me entregó hace unos momentos y abro la portada, en la primera página encuentro sus preguntas y sonrío inconscientemente al estudiar tan peculiar caligrafía.
Después de tomar mi apariencia como el Padre de Todo, salgo de la habitación y camino en dirección hacia la sala de reuniones para preguntar sobre el estado en que se encuentra el reino con la intención de asegurarme de que no ocurrió alguna trifulca o un hecho lleno de estragos mientras estuve fuera.

Pero cuando regreso a Asgard y camino hacia la sala de reuniones, mi efectividad me golpea con desazón, ya que durante el tiempo que compartí con Melody, olvidé lo que sucedió con mi madre, como si mi entendimiento tratara de ponerme a salvo con la intención de evadir el dolor.

"Deseo que ella esté aquí, justo ahora"

"Por favor, lo necesito"

Después de asegurarme de que el reino goza de paz y estabilidad, me retiro de nueva cuenta a mis aposentos y le pido a los sirvientes que no me molesten durante lo que resta del día y la noche, debido a que hoy me siento fatigado y sin energía de realizar alguna actividad. Cierro la puerta para que nadie pueda entrar y deshago la ilusión de Odin, camino con lentitud hacia la cama y me recuesto dispuesto a dormir, pero un recuerdo visita a mi memoria.

"Nunca dudes que eres capaz de realizar cosas fantásticas y maravillosas"

"Tú eres la mejor creación del universo y por ese motivo te amo, Loki"

Mis lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas de nueva cuenta.

—No puedo dejarte ir. —contesté entre sollozos a la pregunta que me realizó el silencio.

La extraño a cada minuto de mi vida; con cada paso que avanzo para cruzar algún pasillo, ella vuelve a mí.

Así termino mi día, llorando en una inmensa habitación, lamentando mis decisiones al mismo tiempo que me castigo por lo que no hice para impedir esta tragedia.

A la mañana siguiente, me levanto temprano para iniciar la reunión que programé hace una semana con el consejo de seguridad.

—Bienvenidos, miembros del consejo de seguridad.

Todos los presentes se levantan cuando me divisan entrar por una de las puertas, después camino hacia la mesa con forma rectangular para tomar asiento donde me corresponde. La reunión es presidida por al menos doce personas y unos cuantos soldados que vigilan el orden en la sala.

—Si no esperamos a nadie más, daré inicio a la junta de seguridad. Entiendo que tienen varias cuestiones que resolver...

—Por supuesto, mi rey, una de ellas es que necesitamos saber dónde está Heimdall. —preguntó la mujer encargada de la administración del personal de seguridad.

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