Las cosas pasan por algo, eso me consta, el conocer a una persona en un lugar y fecha cualquiera no es coincidencia, se le llama destino. El mundo dice que eres responsable de tu vida y tus decisiones, pero ¿esto es cierto? ¿Por qué cuando planeamos...
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Melody Jones era una joven ingenua, pues creyó que con una daga y la lámpara de su teléfono celular estaba preparada para hacerle frente a lo que sus ojos estaban a punto de atestiguar.
Ella subió cada escalón hasta llegar a la cubierta número cuatro, pero la entrada principal estaba bloqueada por una pila de escombros así que comenzó a gritar para llamar la atención de alguien al mismo tiempo que desvió su camino para buscar otra puerta.
—Hola, hola, ¿hay alguien aquí? —contestó mientras corría por un estrecho pasillo—. ¿Alguien me escucha? ¡Demonios! ¡Holaaaaa! ¿Alguien puede oírme?
Melody continuó corriendo, pero tropezó con el cuerpo de una mujer que yacía tendida sobre el suelo, la cantante se reincorporó y abrazó sus piernas al mismo tiempo que observaba el cadáver con horror en sus ojos, pero al poco rato reaccionó y aplicó RCP en el pecho de la mujer para tratar de reanimarla.
—¡Uno, dos, tres! —contestó presionado el pecho de la asgardiana—. ¡Vamos! —Melody colocó sus dos dedos en el cuello de la occisa para tomar el pulso.
Pero era inútil, estaba muerta y nada podía traerla de regreso, pero Melody no entendió el significado de dejar de respirar y siguió aplicando RCP, sin embargo el llanto de un bebé logró que ella se detuviera y prestara atención al sonido proveniente al otro extremo de la cubierta.
—Lo siento, lo siento, lo siento. —contestó Melody tomando la mano de la mujer al mismo tiempo que derramó un par de lágrimas.
Ella se levantó y continuó corriendo tratando de fijarse por donde pisaba, las luces parpadeaban debido a que la corriente eléctrica estaba sufriendo fallas, sin embargo el sonido de la alerta de emergencia seguía cumpliendo su función, el cual emitía dos pitidos por cada cinco segundos. Melody llegó al lugar donde provenía el llanto desesperado del bebé, en cuanto lo observó se acercó a él, quien estaba recostado sobre los brazos de su madre ya fallecida.
Melody tomó al bebé, pero fue difícil arrebatarlo de los brazos de la mujer, pues a pesar de que había muerto, seguía aferrada a su hijo.
—Shhh, shhh, tranquilo, yo te sacaré de aquí. —Melody se puso de pie con el niño en brazos, pero ella no tenía experiencia con los bebés pues lo estaba cargado de una manera para nada cómoda.
—¿Qué estás haciendo con él? —escuchó la voz de una mujer detrás de ella.
—Trato de salvarlo. —respondió Melody sin desviar la vista del bebé.
—Dejalo donde lo encontraste. —advirtió la mujer.
—No voy a hacer eso.
—Que lo dejes donde lo encontraste.
—Oblígame.
—Dejalo aquí, si lo llevas contigo su llanto llamará la atención de los enemigos, después volveremos por él.
