Las cosas pasan por algo, eso me consta, el conocer a una persona en un lugar y fecha cualquiera no es coincidencia, se le llama destino. El mundo dice que eres responsable de tu vida y tus decisiones, pero ¿esto es cierto? ¿Por qué cuando planeamos...
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La reina Frigga fue llamada por uno de los bibliotecarios para informarle que habían dado con los dos libros que ella estaba buscando. Cuando llegaron a la gran biblioteca, uno de los asgardianos le mostró el libro de las almas, en el momento que la soberana observó el ejemplar, sintió que un nudo se formó en su estómago, pidió una pluma y un poco de tinta de color negro para grabar una dedicatoria en la primera página de este, la cual decía lo siguiente:
Las palabras correctas que Frigga quería plasmar en esa página, pues se trataba de un mensaje de despedida hacia su hijo. Una dedicatoria que Loki apreciaría con todo su corazón en el futuro, pero que llegaría a entender muy tarde. Después de que ella terminó de escribir, prosiguió a explorar el libro de las seis gemas del infinito, pero ese título logró llamar la atención de la reina, así que tomó asiento en una de las sillas y se dispuso a leer cada párrafo escrito hace ciento de siglos atrás por un individuo que alguna vez tuvo la intención de buscar e investigar acerca de tan valoradas piedras. Mientras leía, en su mente no podía dejar de repetir la pregunta: dónde he visto estos patrones, —refiriéndose a las gemas y sus colores— entonces, recordó que en la cámara de armas, Odin tenía un guante de color dorado, y en los nudillos estaban las mismas piedras de colores, pero en el centro se mostraba la más grande de todas, la gema del alma.
Pero, el libro tenía un error en sus afirmaciones o por qué el teseracto estaba reposando en la cámara de armas cuando, al mismo tiempo, se encontraba adornado el guante. La reina pidió que llevaran los dos libros y otros más, a la celda de Loki, mientras que ella se dirigía a donde reposaba el guantelete. Una vez estando ahí, pudo apreciar el objeto con total atención; Odin estaba de pie en el último peldaño de la pequeña escalera, su visita al cuarto de reliquias se debió a que necesitaba asegurarse de que todo estuviera en orden.
—¿Frigga, qué estás haciendo aquí? –preguntó bajando las escaleras, acción que logró sorprender a la reina, pero lo puedo disimular.
—Solo estaba observando esto —señaló el guantelete al mismo tiempo que colocaba las manos detrás de su espalda—. ¿Qué es?
—Es el guante del infinito. ¿A qué debo tu pregunta?
—Ayer tuve un sueño con ese guante, nunca me explicaste de dónde proviene o en qué batalla lo ganaste. Simple curiosidad. —se encogió de hombros y caminó hacia dónde su esposo.
—Fue hace milenios que lo mandé fabricar, con los mismos elfos que crearon el martillo de Thor. Mucho antes de que te conociera. No lo gané. —dijo posando su único ojo en su esposa.
—Entiendo. ¿A qué hora partes a Vanaheim? —preguntó para cambiar de tema y evitar más indagatorias.
—Antes de que se oculte el sol. Solo vine a asegurarme de que todo se encuentre en orden. —dio media vuelta y comenzó a caminar a lado de su esposa con dirección a la salida—. ¿Estás segura de que no quieres asistir a la celebración? Es el día de la cosecha anual en Vanaheim.