Las cosas pasan por algo, eso me consta, el conocer a una persona en un lugar y fecha cualquiera no es coincidencia, se le llama destino. El mundo dice que eres responsable de tu vida y tus decisiones, pero ¿esto es cierto? ¿Por qué cuando planeamos...
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Los últimas semanas del mes estuve de un lado a otro, dando entrevistas para distintas emisoras de radio, los entrevistadores me preguntaban acerca del primer álbum debut y los proyectos que tenía preparados para el futuro. Hubo un lunes donde participé en una sesión de fotos que Dan programó desde hace dos meses para el periódico local de Chicago. En ocasiones mi mamá me acompañó a los lugares donde tuve que presentarme, pero ella no pudo estar presente todos los días debido a que debía ir a trabajar, sin embargo, nunca estaba sola pues Vanessa me siguió a cualquier lado como si fuera mi sombra, lo cual agradecí constantemente.
El sábado me levanté más temprano de lo normal, de inmediato bajé a la cocina y coloqué la tetera en la estufa para tomar café, aproveché el tiempo y lavé los trastes que estaban en el fregadero, después tomé una escoba y comencé a barrer.
Alguien tocó mi hombro provocando un que diera un salto debido al susto, ya que estaba escuchando música a través de mis audífonos. Di media vuelta y observé a mi papá.
—Hola, mi pequeñita. —él saludó con un beso en la mejilla.
Me quité los audífonos y sonreí aliviada de saber que solo era mi papá.
—Hola, papá.
—¿Qué estás escuchando? —él tomó los audífonos y se colocó uno.
Mi papá escuchó un trecho de For Once In My Life de Stevie Wonder.
—Buena elección, sabes cuál es mi canción favorita de Stevie para bailar 'I wish'. —sonrió y asintió una sola vez.
—Lo sé, esa canción es lo máximo. —moví mis hombros como si estuviera bailando.
En ese instante mi mamá entró a la cocina y me observó sorprendida.
—Buenos días, Melody. ¿Por qué estás despierta tan temprano? —preguntó, ella se dirigía hacia mí.
—Hola, mamá, pues, no lo sé. No quiero que se me haga tarde. —continúe barriendo.
—Ajá... ¿Vas a salir, verdad? —preguntó ella, pero su pregunta sonó más como una afirmación.
—¿Cómo lo sabes? —cuestioné con asombro y la observé con inquietud.
—Estás barriendo a las seis de la mañana, nunca haces eso, hija. ¿Con quién vas a salir? —ella caminó hacia la estufa y apagó la flama.
—Con Jaz. —contesté, me encogí de hombros.
—¿A dónde van a ir? —papá preguntó con una sonrisa en su rostro y caminó para tomar tres tazas.
—Iremos al cine. —asentí una sola vez y recargué mis manos en la punta de la escoba.
—¿Qué película van a ver? —preguntó mi papá al mismo tiempo que dejaba las tazas en la mesa.
