Mesa para dos

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El día lunes Melody se levantó demasiado temprano, realizó su rutina mañanera como de costumbre y cuando sus padres salieron rumbo a su trabajo, ella bajó a la cocina para preparar el desayuno que compartiría con Loki, puso la mesa para dos y espe...

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El día lunes Melody se levantó demasiado temprano, realizó su rutina mañanera como de costumbre y cuando sus padres salieron rumbo a su trabajo, ella bajó a la cocina para preparar el desayuno que compartiría con Loki, puso la mesa para dos y esperó pacientemente a que el príncipe llegara, pero transcurrió la primera hora y nadie tocó la puerta, arrastró la silla y se sentó, quince minutos después escuchó que alguien entró la habitación, se trataba de Trudy.

La adolescente le ofreció una sonrisa, desilusionada, caminó hacia la mujer y le dio un abrazo pues no la veía desde hace una semana, incentivada por la presencia de Trudy, se sentó a desayunar.

El reloj avanzó otro par de horas, sin embargo nadie más se presentó en el hogar de los Jones, ella comenzó a preocuparse, «tal vez le sucedió algo a Loki» pensó, al mismo tiempo que recogió el plato que estaba destinado para el pelinegro y salió al patio de su casa para estar presente cuando él llegara, pero no lo hizo.

Durante los días siguientes, Melody estuvo tan distraída que Dan, Vanessa y el señor Brown le llamaron la atención en repetidas ocasiones debido a que solo estaba pensando en Loki, ella no seguía las instrucciones y constantemente desafiaba al momento de cantar.

El domingo, ella se reunió con Jaz en su departamento porque necesitaba hablar con alguien.

—¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que lo viste? —preguntó Jaz con los brazos cruzados.

—Doce días. —contestó Melody pues contaba cada día que transcurría.

—Te lo dije, él no va a regresar, se fue.

—No lo entiendes, él estaba muy mal cuando se fue.

—¿Y por qué? —cuestionó Jaz con desesperación.

—No puedo decírtelo porque es un secreto. Creo que le sucedió algo o no sé, debe de haber una explicación. —Melody comenzó a frotar la mano en su frente, pues estaba preocupada.

—La única explicación que hay es que él es un cobarde, un traidor porque le abriste las puertas de tu casa y no se ha presentado.

—No, sé que algo le sucedió.

—Melody, deja de engañarte, él es un mentiroso y te lo dije, te lo repetí mil veces y nunca me hiciste caso, dime ¿en dónde lo buscas? ¿A dónde lo llamas? No hay una manera para comunicarte con ese traidor.

—En eso tienes razón, dónde los busco, es imposible —Melody cubrió su rostro con las manos—. Lo extraño, pero tengo la esperanza de que él regrese y me diga: lo siento, olvidé que tenía que verte.

—Sigue soñando, Melody, porque eso no sucederá.

—Él era como un caramelo agridulce, inteligente, divertido... —añadió Melody al mismo tiempo que jugaba con su brazalete de jade verde.

—Melody, estoy cansada de escucharte hablar de Loki, y de Loki, y de Loki. —Jaz se levantó del sillón y caminó hacia el refrigerador.

—Es que tú no viste lo que yo vi en él. —Melody negó con la cabeza y limpió una lágrima que se escapó de su ojo.

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