#4 Ménage à trois

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Nota: Este capitulo presenta ediciones en su contenido para poder alinearse con los parámetros de la plataforma. Para acceder a la versión completa debería continuar con los pasos establecidos en el aviso publicado al inicio de esta historia o revisar el perfil del autor.

De repente, se pudo escuchar como alguien había abierto la puerta principal del Gym. Y ya que solo podían acceder por esta entrada cualquier cliente con una tarjeta de membresía era muy probable que se tratase de Camila.

Steven quiso volver a colocarse su ropa e irse lo más rápido posible a su oficina, pero no tenía el control total de sus actos. El poder psíquico de Lia todavía lo estaba controlando.

- ¡Buenas tardes, Steven! – Saludo la clienta, segundos antes de entrar al ambiente en donde él se encontraba semidesnudo.

Al verlo de esa forma, ella quedó paralizada.

Súbitamente, Gardevoir apareció detrás de ella y con un movimiento en sus manos la hizo entrar en una especie de trance.

– ¡Vaya! ¡¿Pero que tenemos por aquí?! Una linda chica con lentes y un sujetador deportivo de Pikachu. – Comentaba Gardevoir mientras la examinaba de pies a cabeza. – Debes de sentirte muuuuy única.

El pokemon tocaba sus pechos y admiraba su abdomen plano, haciéndole una señal con las manos a Steven de que había hecho un buen trabajo con ella.

– Dime ¿Camila? ¿Cierto? Ahora que te he librado de tus inhibidores de moralidad y tus deseos más profundos se apropian de ti ¿hay algo que quieras decirle... o hacerle a tu entrenador? – Dijo Gardevoir, mientras la rodeaba.

La joven mujer comenzó a tartamudear, formando lentamente sus primeras palabras.

– Yo... yo-o...

– Tranquila, esta es una zona segura. – Le decía Gardevoir mientras acariciaba su ruborizado rostro. – Nadie puede juzgarte aquí, te lo prometo.

– Ahora... yo.... solo quiero... – Continuaba la joven.

Camila había ingresado al Gym por primera vez hace casi un año. En ese entonces, lo hizo porque un par de sus amigas le insistieron a que las acompañara solo para ver al instructor que trabajaba allí. Y en efecto, para esas chicas Steven no solo les parecía atractivo, sino también alguien muy amable y atento con las demás personas.

Todas se terminaron inscribiendo, pero las amigas de Camila no pudieron seguir el ritmo de los ejercicios y decidieron dejar de asistir a las pocas semanas. Pero ella había decidido continuar con su rutina, y aunque sus amigas le molestaban diciéndole que lo seduzca directamente y la ayudaban a planear escenarios en donde ellos se quedasen a solas, ninguno tomo la iniciativa para algo más... quedando únicamente como muy buenos amigos que platicaban amenamente cuando se encontraban en el Gym.

Con el pasar de los meses, no era raro ver que otras mujeres también se intentaban acercar a Steven con otras intenciones, y esto le hacía sentir celos. Sin embargo, ver que él no se aprovechaba de esto y jamás mantuvo una relación de esa clase con ninguna de sus clientas le daba algo de esperanza.

Suficiente esperanza de que en algún momento reúna el valor suficiente para poder confesarle, en el momento oportuno, sus verdaderos sentimientos.

Regresando a la actualidad, Camila comenzó a desnudarse y se abalanzo sobre su objetivo, satisfaciendo los sentimientos de amor y deseo que sentía hacia él.

[Contenido recortado]

– ¿Lo ves? No fue tan malo. – Dijo Gardevoir a su cuidador, mientras este recuperaba el aliento. – Todos pasamos un buen momento juntos... y nadie sabrá nunca que esto alguna vez sucedió.

Complicada compañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora